Capítulo 17

33 6 0
                                    


Al día siguiente Sehun relató a Yoongi la conversación que había mantenido con el señor Jummyeon. Yoongi le escuchó con asombro y preocupación; le costaba creer que el señor Park pudiera ser indigno de la estima del señor Kim; sin embargo, no tenía por costumbre poner en tela de juicio la veracidad de un joven de traza tan amable como Jummyeon.

La posibilidad de que Chanyeol le hubiera partido las piernas bastó para conmover sus sentimientos más tiernos, pero no podía hacer nada salvo tratar a ambos con respeto, defender su conducta, y atribuir a un accidente o error lo que no pudiera explicarse.


— Ambos han sido engañados de una forma otra — dijo Yoongi — Personas interesadas quizá hayan metido cizaña entre ellos. Nosotros no podemos descifrar las causas que pueden haberlos distanciado, sin culpar a uno u otro –

— Es muy cierto. Bien, querido Yoongi, ¿Qué tienes que decir en favor de las personas que quizá hayan estado involucradas en este asunto? ¿Las defiendes también, o debemos juzgar mal a alguien? –

— Ríete cuanto quieras, pero no lograrás hacerme cambiar de opinión. Querido Sehunnie, piensa en la perjudicial situación que coloca al señor Chanyeol el hecho de haber tratado tan despreciablemente al predilecto de su padre, a un joven a quien su padre había instruido en las artes mortales y había prometido ocuparse de él económicamente. Es imposible –

— Me resulta más fácil creer que el señor Taehyung se engaña a que el señor Jummyeon se haya inventado la historia sobre sí mismo que me contó anoche; me ofreció nombres, datos y demás pormenores sin anclarse con ceremonias. De no ser cierta, deberá ser el señor Park quien le contradiga. Por lo demás, su expresión denotaba sinceridad –

— Es realmente complicado... Es angustioso. Uno no sabe qué pensar –

— Disculpa, pero uno sabe muy bien qué pensar –


Pero Yoongi sólo sabía una cosa con certeza: que el señor Taehyung, suponiendo que Chanyeol le hubiera engañado, sufriría mucho si el asunto salía a luz, y quizá decidiera que debía batirse en duelo para defender su honor. Yoongi no soportaba pensar en esa posibilidad.


La aparición de la persona sobre la que habían estado hablando hizo que las jóvenes abandonaran el dojo, donde habían mantenido esa charla. El señor Kim y sus hermanas se presentaron para invitarlas personalmente al ansiado baile en Netherfield, que se celebraría el martes siguiente.

Yoongi y Sehun se sintieron turbados al recibir a los visitantes vestidas con su atuendo de adiestramiento, pero su insólito aspecto no les impidió mostrarse encantados de verlos, sobre todo su estimada amiga Yoongi. Las damas afirmaron que había transcurrido un siglo desde que se habían visto, y ellos preguntaron a Yoongi reiteradamente por su estado de salud desde que se habían separado por última vez.


Al resto de la familia prestaron escasa atención, evitando a la señora Oh cuanto pudieron, apenas dirigiéndose a Sehun, y sin decir una palabra a los demás. Al poco rato se marcharon, levantándose de sus asientos tan bruscamente que su hermano se sorprendió, y partiendo apresuradamente, como si quisieran zafarse de los cumplidos de la señora Oh.

La perspectiva del baile en Netherfield entusiasmó a todos los jovenes de la familia. La señora Oh decidió considerarlo un cumplido a su hijo mayor, y se sintió especialmente halagada al recibir la invitación del señor Kim en persona, en lugar de una ceremoniosa tarjeta.


Yoongi imaginó la grata velada que pasaría en compañía de sus dos amigas, y las atenciones del hermano de éstas; y Sehun pensó con satisfacción en la posibilidad de bailar numerosos bailes con el señor Jummyeon, y de observar una confirmación de todo cuanto éste le había contado en la expresión y conducta del señor Chanyeol.

Sehun se sentío tan animado en esta ocasión, que aunque no solía hablar innecesariamente con el señor Jong-in, no pudo por menos preguntarle si iba a aceptar la invitación del señor Taehyung, y en tal caso, si le parecía conveniente participar en la diversión de la velada; y se quedó un tanto sorprendido al averiguar que Jong-in no tenía el menor escrúpulo sobre el particular, y estaba muy lejos de temer una reprimenda por parte del arzobispo o de lady Catherine de Bourgh si se aventuraba a bailar.


— No creo que un baile de ese género — dijo el señor Jong-in — organizado por un hombre de principios, tenga ninguna tendencia perversa. Confío en que todos mis bellos primos me concedan el honor de bailar conmigo, y aprovecho la oportunidad para pedirle, señorita Sehun, que me conceda los dos primeros bailes, una preferencia que espero que mi primo Yoongi atribuya al verdadero motivo y no lo interprete como una ofensa personal –


Sehun se sintió atrapado. Se había propuesto bailar los dos primeros bailes con el señor Jummyeon,


¡Y ahora tendría que hacerlo con el señor Jong-in!


Su alegría nunca había sido tan inoportuna. No obstante, el asunto no tenía remedio. La dicha del señor Jummyeon y la suya propia tendrían que esperar un poco más, de modo que aceptó la propuesta del señor Jong-in con tanta amabilidad como le fue posible.

Al cabo de unos minutos sintió unos deseos casi palpables de vomitar, y se cubrió educadamente la boca con las manos para evitar el repugnante espectáculo a su primo. Por suerte, los deseos remitieron rápidamente, pero la sensación que los habían provocado persistió.


¿Acaso se proponía ese cura casarse con el?


A Sehun le horrorizaba la idea de casarse con un hombre cuya única habilidad con un cuchillo era cortar unas lonchas de queso gorgonzola. De no ser por los preparativos para el baile en Netherfield, los menores de los señoritos Oh habrían caído en un estado de ánimo deplorable, pues desde el día de la invitación hasta el día del baile no dejó de llover, impidiéndoles ir andando hasta Meryton.


La tierra estaba de nuevo blanda y abundaban los innombrables. No podían ir a ver a su tía ni a los oficiales, ni averiguar las últimas noticias. Incluso Sehun habría podido sentirse irritado debido al mal tiempo, que le impedía llevar más adelante su amistad con el señor Jummyeon; y sólo la perspectiva del baile el martes hizo soportables el viernes, sábado, domingo y lunes para Min-Seok y Baek.

OPZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora