Capítulo 21

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La discusión sobre la oferta del señor Jong-in casi había llegado a su fin. El caballero en cuestión apenas dirigió la palabra a Sehun, y durante el resto del día dirigió sus asiduas atenciones al señorito Kyungsoo, cuya educación al escucharle constituyó un grato alivio para todos ellos, y especialmente para su amigo. Kyungsoo parecía halagar al señor Jong-in prestándole una atención casi inaudita.


El día siguiente no mejoró el mal humor ni la mala salud de la señora Oh. El señor Jong-in mostraba también el mismo aire de orgullo herido. Sehun confiaba en que su resentimiento le obligara a acortar su visita, pero sus planes no parecían verse afectados por lo ocurrido. El señor Jong-in tenía previsto irse el sábado, y se proponía quedarse hasta el sábado.

Después de desayunar, los jóvenes se retiraron al dojo para desmontar y limpiar sus mosquetes, una tarea que llevaban a cabo cada semana. Armados con ellos, partieron para Meryton para averiguar si el señor Jummyeon había regresado, y para lamentar su ausencia del baile en Netherfield.


Apenas se habían alejado un kilómetro de Longbourn cuando Min-Seok, que había decidido llevar la delantera, se detuvo bruscamente, indicando a los otros que hicieran lo propio.

Min-Seok y empuñó su mosquete, pero ni Sehun ni sus otros hermanos sabían contra qué apuntaba, pues la carretera estaba despejada y nada hacía sospechar que fueran a atacarlos. Al cabo de unos momentos, salió un chimpancé apresuradamente del bosque a la derecha de los jóvenes. El animal echó a correr a través del sendero con notable rapidez, antes de desaparecer entre los árboles a la izquierda. Al verlo, Baek no pudo por menos de romper a reír.


— Querido Min ¿Cómo podemos darte las gracias por evitar que nos hicieran cosquillas en los dedos de los pies? –


Pero Min-Seok no depuso su mosquete, y al cabo de unos instantes apareció un segundo chimpancé, que atravesó el camino con idéntica celeridad. A los pocos segundos aparecieron un par de comadrejas, seguidas por una mofeta y una zorra y sus cachorros. Siguieron apareciendo otros animales, en un número creciente; parecía como si Noé los hubiera llamado, ofreciéndoles refugio contra un diluvio invisible.

Cuando aparecieron unos ciervos brincando a través del sendero, los otros hermanos apuntaron con sus mosquetes hacia los árboles, dispuestas a enfrentarse a la legión de zombis que sospechaban que no tardarían en aparecer.


El primero era una mujer joven, que había muerto recientemente, ataviada con un vestido de novia de encaje, el cual, al igual que su piel, era de una blancura sorprendente, casi sobrenatural, a excepción de los brillantes rubíes rojos que caían de su boca sobre el encaje que cubría su pecho.

Min-Seok abatió a la criatura con un disparo contra su rostro, tras lo cual Baek apoyó el cañón de su arma contra la cabeza de la innombrable y la envió rápidamente al infierno. El disparo hizo que la pólvora prendiera fuego al pelo de la novia.


— Es una lástima — dijo Baek al tiempo que brotaba una nube de humo acre— desperdiciar un vestido tan bonito como ese... –


El alarido de otro zombi le interrumpió. Tenía una larga barba blanca y un rostro medio devorado adherido a un fornido cuerpo, e iba cubierto con un mandil de herrero manchado de sangre.

Sehun y Yoongi apuntaron y dispararon sus mosquetes; la bala de Yoongi se incrustó en uno de los ojos del monstruo, y la de Sehun le hirió en el cuello, atravesando la frágil carne y separando la cabeza del cuerpo.

OPZWhere stories live. Discover now