El diputado

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Iniciada la ejecución de la primera etapa del nuevo plan, Nosly se consagró al estudio. Necesitaba obtener lo más pronto y limpio posible el título de magíster para su amada. Para ello contrató a una asistente, tan pronto se presentó el primer ascenso de Arinhayeth en la regional del Caucal. A esa empleada Nosly la esclavizó mentalmente para poderle asignar sus funciones principales, las cuales eran leer, transcribir en computador, recibir y enviar todas las actividades y evaluaciones resueltas por él y exigidas vía internet por los docentes de la UCI. Labor que distrajo y ocupó a Nosly, de manera parcial, durante los siguientes dos años; período de tiempo en el que, además, se dedicó a controlar a los involucrados en su plan dentro de la universidad, así como a asistir profesional y académicamente a Arinhayeth en el desarrollo de sus actividades docentes y administrativas. Estas ocupaciones hicieron que él también descuidara algunos flancos mentales de su amada, a quien, además, ya le había tomado gran confianza y seguridad.

Ella, al encontrar ese umbral expósito, no dudó en usarlo para perfeccionar su técnica de bloqueo particionado. Allá comenzó a guardar la basura de sus inicuas, perjuras y ambiciosas estrategias, florecidas en el fango del odio, el resentimiento y su sed de venganza contra el mundo, de manera indiscriminada.

Desde luego que Arinhayeth no menospreciaba la capacidad y el poder mental de su maestro. Por lo tanto, antes de lanzar su antagónica estrategia, duró casi un año haciendo pruebas de bloqueo particionado, en ella y en otros individuos que Nosly monitoreaba, dejando cebos evidentes para rastrear la eficacia y la calidad de su técnica, tanto en lo laboral como en lo más sensible y perceptivo que él poseía: ¡lo sentimental! Pero ¡no!, con toda seguridad, Nosly no los había olfateado. Hubiera reaccionado de inmediato; ella lo conocía muy bien; ni siquiera tenía sospechas al respecto. Arinhayeth se empeñó a fondo en su blindaje, poniéndolo a prueba con ese desliz, ejecutado por etapas, con un viejo conocido de Timbianí, de la época de su adolescencia temprana, ahora honorable diputado de la Asamblea del Caucal; recto hombre de hogar, reputado hacendado y ganadero; además, prestigioso carguero de La Piedad por más de veinte años.

Primero fue el encuentro casual en La Torre de la Catedral. En esa oportunidad ninguno controló, ni siquiera lo intentaron, la fascinación y atracción sexual que experimentaron. Luego vino la cita, ocho días después, para tomar un tinto y recordar viejos tiempos, en especial, de índole sexual. A la siguiente semana, acordaron para ir al cine; desde luego, cada uno con estratégico vestuario y apariencia camuflada. Esa vez se prodigaron los primeros candentes besos y atrevidas caricias. Quince días después se encontraron para hacer el amor en un alejado motel vía a Caliventura; evento que se repitió casi cada veinte días y durante ocho meses hasta cuando se le complicaron las cosas políticas al honorable diputado por un mal reparto de un contrato oficial, decían unos, por lo que tuvo que salir de Puebloyán con toda su familia, muy rápido, "si es que aprecia su vida y la de sus dependientes", decía el panfleto ensangrentado que le hicieron llegar a su casa. Tuvo que abandonar, en su repentina y veloz huida, sus bienes, negocios y espacios políticos y administrativos, no solo en la capital departamental, sino en toda la región.

Fue una salida y un final oportunos, se dijo Arinhayeth cuando se enteró de que su diputado amante anocheció, pero no amaneció en Puebloyán, según rumoraban otros, porque un frente rebelde le hizo juicio político, encontrándolo culpable por los hechos imputados de corrupción administrativa. Po tal razón, fue condenado por los insurgentes para que en las siguientes doce horas a la comunicación del veredicto revolucionario desapareciera, con familia y todo, del suroccidente del país.

Alguien le dijo a Arinhayeth que el diputado se asiló en el Perú. Que aprovechó la elección, en ese país, de uno de los escasos presidentes subcontinentales amigos del actual gobernante nacional, el doctor Uribia Morales. Personaje, este último, quien, característica política suya, pese a que el movimiento político del aludido diputado del Caucal había contribuido de forma decidida, económica y política para todas y cada una de sus campañas, al enterarse por boca del mismo afectado de la verdadera razón de su destierro del Caucal, no dudó en expulsarlo, de inmediato, de la Coalición Nacional de Gobierno, además de declararlo persona indeseable, sin considerar, siquiera, que hasta entonces fue uno de sus mejores aliados y benefactores económicos de su campaña y Gobierno.

Tres días después de la expedición y publicación del decreto con tal decisión gubernamental, el mismo mandatario nacional señaló al diputado Obando como enemigo público número uno del país. Esto último, por las afirmaciones que el diputado hizo a la prensa nacional, ávida de noticias calamitosas y escandalosas, que eran las que en ese entonces incrementaban la audiencia. Manifestó aquella vez el diputado su sorpresa al perder el respaldo presidencial, el cual él consideraba que tenía ganado, o como lo expuso iracundo: «Comprado y pagado por anticipado». Por tal razón, el todopoderoso jefe máximo de la administración pública nacional no solo lo calificó como persona indeseable, ni siquiera opositor político, sino:

—¡Enemigo declarado del Gobierno legal y constitucionalmente elegido, así como del pueblo honesto y trabajador de este ubérrimo país! —vociferó el menudo doctor Uribia Morales en energúmena e incontrolada alocución radiotelevisada. Y duró haciéndolo en sus permanentes intervenciones públicas de perenne campaña electoral durante siete meses más, al menos.

Lo que sacó de casillas al presidente Uribia, característica muy común en él, fue que el diputado, una vez salió del Palacio Presidencial sin respaldo, hubiera declarado a la prensa amarillista y antigubernamental que desde las primeras campañas él, desde luego en privado, le había informado al ahora presidente de la República sobre esa situación; ante lo cual, el entonces candidato, siempre había oído, entendido, aceptado, y hasta celebrado y bendecido, que en el Caucal su movimiento tuviera vínculos y apoyara la causa de organizaciones armadas de justicia particular, entre ellas las FCDSC, antes de ser proscritas oficialmente.

El diputado le comentó esa vez a la prensa que el entonces candidato había manifestado que con las acciones civiles certeras de las FCDSC se coadyuvaba a la política de la seguridad republicana y se mantenía a raya a esos rebeldes narcoterroristas, evitando secuestros, rescatando secuestrados; pero, sobre todo, le garantizaba a la sociedad de esa región del país: tranquilidad, seguridad ciudadana y, muy en especial, brindaban control al atropello de las "vacunas" que exigían esos forajidos, sobre todo en las ciudades y pueblos de mayor población de los departamentos del suroccidente del país.

Razón que al fin aceptó contar el diputado Obando antela prensa, frente a la veterana y hábil insistencia de los periodistas para queexplicara su salida súbita del Caucal y desmintiera, de una vez por todas, elreciente comunicado que publicaron, al parecer, en una página web, losrebeldes, firmado en las montañas del país, y en el que se le acusaba decorrupto.

Con derrotero inciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora