Capítulo 19

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Luego de un largo y exhaustivo entrenamiento, Sofía había encontrado la forma de huir de aquel con otras brujas y hechiceros, pero para ello debían planearlo con cuidado. Sofía se preguntaba por qué Walter no se había presentado los últimos días para fastidiarla como cada día recordándole que le pertenecía y que la sometería ante su poder sino obedecía, cosa que ya no era nuevo para ella... era algo más bien... molesto en todo sentido de la palabra.

Saliendo de su habitación escuchó a lejos a uno de sus estudiantes conversando con otro estudiante y lo que oyó la dejó perpleja pero a la vez con ganas de reírse a carcajadas de lo satisfecha y feliz que se sentía en ese momento, tuvo que contener una larga y sonora carcajada.

—¡No puedo creerlo! ¡Tiene que ser una broma!—Dijo el alumno.

—No es broma, el Líder recibió una terrible paliza por parte de un licántropo y peor aún por un Beta.—Sofía dejó de sofocarse de la risa, cuando escuchó eso y entonces supo quién había sido y por qué. Sintió un gran alivio en su corazón porque pronto sería rescatada y su plan sería más fácil de ejecutar para poder escapar con éxito.

—¿Sabes cuánto tiempo estará en coma?—Preguntó el otro estudiante.

—Según lo que oí decir a los doctores es que lo más seguro es que jamás despierte, debido a las heridas y la enorme cantidad de sangre perdida que tuvo, sino muestra signos de recuperación lo desconectarán en unos treinta días aproximadamente.—Eso hizo sonreír todavía más a Sofía.

"Perfecto... ejecutar el plan será más sencillo de lo que pensé." "Pero... tengo que asegurarme de que realmente ese imbécil esté en coma."—

Pensó Sofía quien iba caminando por los pasillos del Sanatorio al cual le tenía un odio profundo, además de asco en todo sentido de la palabra, de solo pensarlo sintió náuseas y fue directamente al baño a vomitar. Cuando pasó el episodio, todo a su alrededor comenzó a dar vueltas y terminó por desplomarse en el suelo inconsciente.

Minutos después despertó en el mismo lugar y afortunadamente nadie se había dado cuenta de ello, respiró aliviada, se levantó del suelo y salió del baño con discreción. Al dar vuelta por un pasillo, se detuvo un instante al sentir una sensación demasiado conocida para ella, era una sensación gratificante, muy cálida y dulce, que la hizo sonreír.

—Damien...—Murmuró en voz baja. Miró a todas direcciones y no vio a nadie a su alrededor, pero sabía que había alguien en los alrededores e incluso podía olerlo a la distancia, ese olor tan refrescante a pinos y lavanda, era un olor que todavía recordaba y podía describir a detalle.

Continuó caminando tratando de buscar alguna ventana que diera afuera pero nada, ni una ventana había, prácticamente aquel Sanatorio era una prisión sin ventanas y puertas que dieran al exterior, llevaba más de una semana encerrada en el lugar y lo único que deseaba era volver a ver a su 'Compañero' por una última vez antes de que la desesperación y la locura la invadieran por completo.

Dejó de caminar y se designó finalmente a darse la vuelta y volver a su habitación a llorar en la almohada como cada noche hacia antes de dormir, llorar hasta quedarse dormida y despertar con los ojos hinchados de tanto llorar y con lagañas en ellos.

Pero algo la detuvo y ese algo fue otra vez el olor a pinos y lavanda, que se estaba intensificando con cada paso que daba, entonces supo que su Lobo la había encontrado tantos días añorando el día que lo volvería a ver, que realmente lo vería y deseaba que no fuera un sueño o una ilusión.

Salió del edificio por la única puerta trasera que no tenía código de acceso o vigilancia alguna, corrió por todo el edificio tratando de mantener la calma buscando a Damien con el olfato. Para cuando dio vuelta se detuvo abruptamente tratando de no caerse al suelo por la impresión, lo que vieron sus ojos la hizo sonreír de una manera sin igual.

Sonreír era algo que no había podido hacer desde que llegó al lugar, no sabía cuánto tiempo había pasado exactamente pero sabía que había sido bastante una semana o dos como mucho, en el peor de los casos... hasta un mes.

(***)

Mientras tanto Damien había ido a lo más profundo del bosque a buscar el Sanatorio que había mencionado Mary, pasaron varias horas cuando finalmente lo encontró y muy pronto sintió una sensación muy agradable, muy cálida y tierna, que le hizo sonreír esperanzado. Podía olerla, podía sentir su aroma, era débil pero podía sentirlo. Vainilla y coco...

Dio innumerables vueltas por aquel edificio de ladrillos rojos que parecía ser tan viejo como todo lo que había a su alrededor, Sofía estaba dentro del lugar de eso estaba seguro.

Recorrió el edificio buscando alguna ventana que diera hacia adentro pero todas las ventanas daban hacia afuera y se preguntó por qué no podía ver hacia adentro. Entonces pensó que aquellas ventanas eran falsas y era una teoría bastante lógica y acertada.

Intentó abrir la ventana, pero esta no se movió ni tan siquiera un poco, entonces supo que aquellas ventanas eran falsas y aquel edificio estaba completamente sellado de todas las ventanas. Entonces pensó entrar por alguna puerta trasera, pero al dar vuelta lo que vio lo dejó sin palabras no supo qué decir y mucho menos qué pensar.

—Damien...—La escuchó nombrarlo con añoranza, ella corrió hacia él por inercia e impulso. Cuando llegó lo abrazó cayendo al suelo besándose como sino hubiese un mañana para ellos.

Continuaron besando el tiempo suficiente como para darse cuenta de que alguien los estaba vigilando, entonces Sofía y Damien se levantaron y comenzaron buscar con sus sentidos de licántropo aquella persona que los estaba vigilando.

No pasó mucho tiempo cuando Sofía fue atada a cadenas y soltó un grito desgarrador de una película de terror, trataba de liberarse pero aquellas cadenas estaban hechas de plata lo que provocaba que sufriera graves quemaduras por culpa de la plata.

—¡Damien! ¡Vete!—Gritó Sofía angustiada por la seguridad de su 'Compañero', pero este se rehusó a dejarla a su suerte e ignoró todo grito y propuesta por parte de la Duquesa quien claramente estaba enojada y asustada por lo que iba a suceder a continuación.

Pero lo que salió de entre los arbustos no fue ninguna sorpresa para Sofía, pero para Damien esa era otra historia, vio a la Duquesa con una mirada fría y desafiante mirando hacia el frente esperando que aquella persona misteriosa apareciera ante ellos.

—Vaya... ni siquiera te hicieron un solo rasguño... ¡que sorpresa! ¡Bastardo!—Habló Sofía con cinismo y sarcasmo al mismo tiempo.

La Duquesa De Edimburgo Where stories live. Discover now