Capítulo 9

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Sofía había despertado, estaba un tanto desorientada, no sabía dónde estaba exactamente, no comprendía que pasaba, ¿por qué estaba en cama?, ¿Había pasado algo? Se preguntó. Pero pronto aquellas dudas se disiparon cuando vio a Damien sosteniendo su mano con una sonrisa llena de alegría, emoción y tranquilidad.

Lo veía en sus ojos, en su mirada, lo tenía escrito en el rostro, sus ojos brillaban del alivio y la emoción de verla despierta y alerta.

—¿Qué sucedió?—Preguntó con voz ronca y somnolienta.

—La estrella en tu brazo estuvo a punto de matarte. Mary y Helena tuvieron que eliminarla para salvar tu vida.—Le explicó Damien. Sofía estaba sorprendida por ello, no supo qué decir, aquella marca era una prueba de lealtad y respeto hacia su tribu, no entendía por qué dicha marca la estuvo a punto de matar.

—¿Qué dices?—Habló sorprendida, miró a Mary en busca de una respuesta y ella asintió confirmando lo que le habían dicho.

Quiso levantarse pero una voz se lo impidió. Abrió los ojos en grande al verla, pensó que se había ido de Inglaterra a otro país a encontrar la paz espiritual.

—Helena Castle... tanto tiempo.—Helena sonrió en respuesta asintiendo al comentario de Sofía.

—Pues... si, pero aquí estoy Duquesa... regresé de mi viaje para ayudarla.

—Gracias. Y deja de hablarme de usted, sabes que lo odio y no me llames Duquesa, estamos en confianza. Tutéame.—Dijo la Duquesa con una sonrisa.

—Está bien... D- Sofía.

—Bien, mejor.—Sofía miró de reojo y vio a un hombre de ojos negros coqueteando con Mary, sonrió burlonamente y suspiró viendo dicha escena con burla. Su doncella se veía molesta y a la vez con ganas de golpear al hombre de ojos negros misterioso.

—Mary... ¿no me lo vas a presentar?—Sofía movió las cejas pícaramente y Mary se sonrojó igual que un tomate.

—Se llama Maximo.—Murmuró con cierto malhumor que hizo reír a Sofía.—Y soy su 'Compañero'.—Habló Max.

—¡Vaya! ¡Esto no me esperaba! ¡Felicitaciones!—Dijo Damien felicitando a Max con una palmada en la espalda.—Gracias amigo, la verdad esperaba conocerla de otra forma. Pero bueno... ya la tengo conmigo.—Volteó hacia dónde estaba Mary, pero ya no estaba.

Max gruñó del disgusto y salió en su búsqueda. Mientras que los demás se rieron al ver tal escena tan infantil entre ambos personajes, era evidente que tarde o temprano uno de ellos sucumbiría ante los sentimientos y emociones que sentían el uno por el otro.

—Que la diosa Luna los bendiga...—Dijo Sofía apoyando su mano bajo su mentón apoyando su codo sobre su pierna con una sonrisa burlona en su rostro.

—Bueno... me retiro. Mi trabajo aquí ha terminado.—Dijo Helena quien se dio la vuelta para irse.

Pero Sofía la detuvo.

—Espera Helena, no te vayas.—Helena frunció el ceño un poco.

—Hay algo que quiero saber y espero que puedas decírmelo.—La bruja asintió en respuesta al entender a lo que la Duquesa se refería.

—Dime ¿Por qué la estrella de nuestra tribu fue un error crearla?

Helena tragó saliva nerviosa, respiró profundo tratando de encontrar las palabras correctas para decir lo que tenía y quería decir, porque lo que estaba a punto de decir era sumamente delicado y quería estar preparada para cuando lo dijese las palabras pudieran salir de su boca sin paralizarse del nerviosismo que sentía en ese momento.

La Duquesa De Edimburgo Where stories live. Discover now