Capítulo 2

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Sofía estaba en la tranquilidad de su habitación durmiendo tranquilamente, cuando despertó asustada, agitada, su respiración estaba acelerada, jadeaba había tenido otra vez la misma pesadilla según ella acerca de un hombre de ojos azules que lloraban y la miraban con dolor y tristeza. La Duquesa no entendía por qué había soñado eso y pensó que había sido algo insignificante, que no tenía nada de que preocuparse.

Pero en el fondo sabía que aquella pesadilla o más bien premonición no era insignificante, tenía un significado que no podía descifrar porque cada vez que lo pensaba con detenimiento en consecuencia recibía un fuerte dolor de cabeza que se sintió como si le hubiesen taladrado el cráneo, que solo duró un breve momento.

Se acurrucó en la cama abrazándose a ella misma dándose ánimos para dejar esa pesadilla de lado y continuar con su día porque tenía asuntos y pendientes sin resolver que requerían de su atención y no podía dejar sin resolver.

Se levantó de su amplia y cómoda cama de sábanas grises de algodón egipcio que ha sido una especie de "regalo" por parte del embajador de ese país quien le había propuesto que se casara con su hijo pero ... Sofía rechazó aquella oferta por razones que sólo ella y el hijo del embajador sabían, y que nunca mencionaron por obvias razones.

Y le dejaron quedarse con el "regalo" como una disculpa por los inconvenientes que le causaron. Sofía y aquel joven se volvieron buenos amigos y en la actualidad seguían siéndolo.

Fue hacia su armario y tomó una blusa negra de manga larga y un pantalón de mezclilla con tenis en, se vistió después de darse un baño y fue directamente a su despacho a trabajar esperando así que su mente podría distraerse un poco.

(***)

Su despacho tenía un buen tamaño, un escritorio de madera de pino con detalles delicados color chocolate, el piso de madera era también del mismo color, los estantes en los cuales eran libros eran de un color chocolate más claro, detrás del asiento de piel color negro; del escritorio había un gran ventanal cubierto con cortinas blancas que daban dirección al bosque.

Sofía se sentó en su escritorio y comenzó a trabajar en cada uno de los pendientes que había dejado sin resolver por razones que ni ella misma sabe por qué, pero todos modos tenía y debía resolverlos para evitar conflictos con la Manada Luna de Cristal.

Eran tantos los problemas había que cuando menos se dio cuenta ya había anochecido pero no se percató hasta que encendió la luz del despacho y continuó trabajando hasta quedarse dormida en el escritorio.

Pero pronto despertó al sentir la mirada de alguien observándola muy de cerca y a la vez muy lejos, pero la mirada era evidente a la percepción de Sofía. Se levantó del escritorio y fue hacia la ventana para observar la luna llena que estaba iluminando con su luz blanca todo el lugar.

Al mirar la Luna muy de cerca sintió una extraña sensación de nostalgia que hacía años que no sintió, la vez que sintió esa sensación era una adolescente de 15 años que se había convertido en Duquesa de Edimburgo un mes después de la muerte de sus Padres los anteriores Duques de Edimburgo Damon Whittaker y Annabel Black.

Pero aquella nostalgia no era por extrañar a sus Padres sino algo más que ni ella misma podía descifrar, aunque algo muy dentro de ella lo recordaba y aún así no podía recordar de dónde exactamente.

Suspiró pesadamente, puso una mano en la ventana y una lágrima recorrió su mejilla, se dio cuenta de que estaba llorando y no podía detenerse aunque quisiera. Fue peor cuando escuchó el aullido de un lobo a lo lejos que la hizo estremecer y provocando un escalofrío que le recorrió la columna por completo.

Sofía se alejó de la ventana y su cabeza comenzó a doler con mucha intensidad era como si la estuviesen golpeando con un martillo una y otra vez, era muy doloroso. Y luego del episodio vio un par de ojos grandes y azules llorando, después escuchó que le decían: "No me dejes ..."

No sabía dónde lo había escuchado antes pero era bastante obvio que su mente estaba tratando de recordar algo pero ella misma bloqueaba el recuerdo de manera inconsciente para no sufrir más, era un mecanismo de defensa que su mente usaba para evitar el sufrimiento.

Cuando lo único que ocasionaba era más confusión ya la frustración por no saber qué era lo que le sucedía exactamente. No pensó en una explicación lógica para ello, sólo creyó que ... era algo con lo que tenía que lidiar por un tiempo y después pasaría.

—No me dejes...—Murmuró ella en voz baja.—¿Quién será?—Dijo en voz baja y confundida.—¿Por qué sigo soñando esto?—Volvió a murmurar.

Sofía pensó detenidamente en su extraño sueño y pensó que había algo más que su subconsciente que se estaba revelando de a poco, pero había algo que no le cuadraba y no sabía qué era.

—Acaso... ¿Habrá alguna conexión?—Se preguntó asimismo.

Sofía salió del castillo y se dirigió sendero abajo hacia el bosque, creyendo que caminar por el bosque le ayudaría a aclarar su mente y se distraería un poco de aquel extraño sueño que había tenido.

Conforme fue avanzando por el camino, otra vez volvió a sentir que alguien la miraba por detrás, al voltear no vio nada y siguió caminando con la guardia alta. Aquella sensación no era incómoda sino todo lo contrario.

Era difícil de explicar esa sensación que la hacía sentir tan segura y tranquila, siguió caminando y se dirigió hacia un gran lago que estaba a unos metros del castillo. Aquel sitio le tomó por sorpresa más que nada porque le era conocido pero no sabía de dónde y eso era seguro, debido a la expresión de sorpresa y confusión en su rostro.

Pero de alguna manera el lugar la hizo sentir en paz con ella misma, se sentó a la orilla del río sobre una superficie plana de roca y se quedó contemplando el lugar tratando de encontrar un significado a sus recientes premoniciones.

La última vez que tuvo premoniciones hace casi dos años después de graduarse de la preparatoria, fue ahí donde Sofía comenzó a tener premoniciones que literalmente le quitaban el sueño. Pero después un tiempo las premoniciones dejaron de ser un problema para ella. Ya no eran frecuentes y luego desaparecieron como arte de magia.

Hasta ese momento luego de ser llevada a casa por aquel misterioso hombre guardaespaldas, las premoniciones volvieron con más fuerza que la última vez que las había experimentado.

Luego de unos de minutos se levantó y sacudió un poco su ropa, se fue del lugar de vuelta al castillo, con más dudas que respuestas a sus preguntas.

La Duquesa De Edimburgo Where stories live. Discover now