Capítulo 15

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Sofía había desaparecido, nadie podía encontrarla. Damien estaba al borde de la desesperación y la locura, buscó por cielo, mar y tierra a la Duquesa, él sabía que ella jamás desaparecería sin motivo alguno, había algo que no estaba bien, el ambiente era demasiado tranquilo y eso lo asustaba.

Incluso su Beta Max y Mary estaban desconcertados, definitivamente algo estaba mal pero no sabían qué era. Pero ninguno sabía qué hacer, Sofía había desaparecido, se había esfumado, parecía que la tierra se hubiese tragado.

Nadie sabía ni recordaba nada acerca de cómo desapareció Sofía. Además Helena también estaba desconcertada pero por alguna razón aquello le parecía conocido pero no podía recordar de dónde.

Mientras tanto Damien estaba en el despacho de Sofía, tratando de pensar en dónde más buscar a la Duquesa. Él sabía que algo le había pasado a su 'Compañera' y no iba a descansar hasta encontrarla, salvarla y cuidarla de todo peligro cuando regresara con ella.

De tanto pensar no se dio cuenta de cuánto tiempo había pasado, en eso entró Max como siempre vistiendo su traje negro de siempre pero sin corbata, sosteniendo una carpeta beige. Damien levantó la mirada al ver su cara supo que algo no estaba bien.

—Max, no te quedes callado. Dime qué pasa.—Max suspiró pesadamente y le entregó la carpeta.

Al leer el contenido Damien entendió enseguida por qué Sofía había sido secuestrada, dejó el archivo aún lado y dijo:

—Prepara todo, nos vamos esta noche.—Max asintió en respuesta y salió a preparar todo.

Salieron del despacho y vieron a Mary parada justo enfrente de ellos con una mirada muy seria, de alguna manera ella sabía que tenían algo entre manos y no podían engañarla.

—¿Qué está pasando?—Preguntó. Max y Damien compartieron una mirada y asintieron en respuesta.

—Sabemos dónde puede estar Sofía.—Soltó Damien finalmente.

—¿Dónde?—Preguntó.

—En Hamelin, Alemania.—Mary abrió los ojos en grande de la sorpresa y se tambaleó un poco, su rostro se puso pálido como un papel. Max fue hacia ella y le ayudó a no caerse.

—Mary, hay algo que no me estás diciendo. Por favor dime qué diablos está pasando.—La Bruja suspiró rendida y se dignó a hablar.

—Majestad... Cuando la Duquesa era adolescente a la edad de 15 años fue secuestrada y la llevaron a ese lugar, fue torturada, le lavaron el cerebro haciéndole creer que los licántropos debían morir por el simple hecho de que su Padre fue un licántropo que se "había" aprovechado de la Madre  de la Duquesa. Pero después de seis meses pudieron rescatarla y hacerle ver que los licántropos no son ningún peligro y una plaga que debe ser eliminada. Tomó tiempo y finalmente pudieron sacarle el veneno de su sistema, pero quedaron algunas secuelas. Ella jamás mencionó qué fue lo que vivió estando ahí. Jamás.—Terminó de decir Mary con lágrimas en los ojos al recordar dicho día.

Damien apretó la mandíbula furioso, cerró las manos en un puño, estaba temblando de la impotencia y el enojo que estaba sintiendo, no podía creerlo... simplemente no podía. Su 'Compañera' había sido secuestrada por esa gente que la alejó una vez de su familia, y pensó que ojalá la hubiese encontrado antes para protegerla y evitarle dicho sufrimiento.

Respiró profundamente y dijo:

—La voy a rescatar de esos mal nacidos aunque sea lo último que haga. Eso lo doy por hecho.—El Alpha miró a su Beta y este asintió en respuesta abrazando a Mary mientras ella lloraba preocupada por la Duquesa.

—Max... tenemos que llegar lo antes posible. Mary necesito que te quedes por favor.—La bruja se separó de Max limpiándose las lágrimas y negó con la cabeza.—Discúlpeme... Alpha pero yo voy con ustedes, en ese lugar no podrán salir vivos sin una bruja blanca.

—¿Por qué lo dices?—Preguntó Max.

—Porque aquellos que entran a ese sitio de mala muerte no salen vivos y mucho menos si trata de un licántropo, no importa si es Alpha o Beta... no salen con vida de cualquier forma.

—Bien... vamos, pero no te separes de ninguno de los dos. ¿Entendiste?—Sentenció y Mary asintió.

(***)

Mientras tanto, Sofía despertó y estaba en la misma habitación de la que había salido, se levantó de la cama que era un simple colchón sin sábanas en él y una vieja base de madera que lo sostenía. Miró a su alrededor y trató de entender cómo fue que había terminado otra vez inconsciente.

Después recordó que había sido exactamente lo mismo cuando ella era una adolescente de 15 años y había sido secuestrada por los Cazadores Nazi, con el propósito de que ella se convirtiera en un arma poderosa para destruir a los licántropos, pero al ser mitad licántropo se resistió los primeros tres meses y luego fue sometida a un veneno verde fosforescente que provocó que tanto su personalidad y carácter cambiasen drásticamente.

Se sentó en la cama y negó con la cabeza sosteniendo la misma con sus manos frustrada tomándose del cabello con fuerza tirando de él, otra vez le pasó lo mismo con la única de que no tuvo tiempo para darles una paliza a esos malditos como la primera vez.

Esa primera vez les dio batalla y dejó a varios Cazadores mal heridos, algunos incluso hasta muertos, pero había evitado que la secuestraran por un momento, aunque muy pronto fue rodeada por más Cazadores que la superaban en número, aniquiló a muchos pero solo uno pudo con ella... el Líder de los Cazadores Nazi.

Quien le disparó un fuerte dardo tranquilizante en el pecho dejándola inconsciente casi de inmediato.

—Maldito infeliz... otra vez tú...—Murmuró para sí misma.

En eso la puerta se abrió, la luz la cegó un momento y después su visión volvió a la normalidad para ver a la persona que había entrado, al verlo sintió una furia increíble y su parte licántropo estuvo a un paso de tomar el control pero se controló porque sabía que eso era lo que él tipo quería, que ella se descontrolara para tomar ventaja y someterla al veneno otra vez.

Aquel hombre tenía un aura cruel, despiadada, oscura, su mirada proyectaba miedo y respeto, sus ojos grises la miraron con cierta diversión, sus cejas cafés y pequeñas se elevaron con cierta sorpresa, su nariz romana se arrugó un poco al sentir su aroma en ella, su fuerte mandíbula lo hacía ver imponente, al igual que su altura de un metro 83 y su complexión musculosa, tez clara, su cabello era corto y negro, y tenía una barba pronunciada. Vestía un uniforme parecido al de los nazis con la única diferencia de que era completamente negro. Llevaba consigo su escopeta en la cintura, su espada colgaba en su ancha espalda.

—Vaya... Te volviste más hermosa que la última que te vi. Bienvenida al infierno. —Sofía lo miró con desdén y asco. Mientras que él miraba con lujuria y deseo desenfrenado pero tuvo que abstenerse porque ella lo haría pedazos si lo intentaba.

—Vaya... los años te han hecho más feo, que la última vez que te vi, Walter. Y vete al diablo con tu bienvenida. ¡Maldito iraní!—Respondió Sofía con sarcasmo.

Walter se rió del comentario de Sofía y después se puso serio, su mirada se oscureció y miró a la Duquesa con dureza. Se acercó con determinación a ella.

—Mira mocosa... a mí nadie me habla así, yo soy tu líder y sucumbirás a mi poder. ¿Entendiste?—Sofía lo miró un momento después le dio cabezazo en la nariz provocando que saliera sangre de ella.

Walter se tomó de la nariz tratando de contener la hemorragia, cayó al suelo de trasero y miró con odio a Sofía.

—¡Lo vas a pagar! ¡Bruja maldita!—Sofía sonrió burlonamente, se acercó con cautela a Walter, lo suficiente para decir:

—Mira imbécil... secuestrarme fue un gran error, además sabes muy bien lo que ocurrió la última vez que estuve aquí en este mismo sitio... y créeme que no vas a querer eso... ¿O si?—Habló con tanta tranquilidad que provocó un escalofrío estremecedor en la espina dorsal de Walter que hizo que se pusiera pálido como un papel.

Este se levantó del suelo y se retiró derrotado por la Duquesa quien tenía las agallas y los ovarios para enfrentar aquel tipo como él.

La Duquesa De Edimburgo Where stories live. Discover now