Capítulo 1

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Ella despertó en la época actual, miró a todos lados tratando de recordar cómo había llegado a su habitación la noche anterior después de haber cenado con el embajador para concretar una alianza importante por medio de la negociación. Cuando logró dicho objetivo la Duquesa había decidido retirarse porque el alcohol no le había sentado del todo bien después de la quinceava copa de vino.

Se fue por sus propios medios y luego a mitad de camino detuvo su auto un Lincoln color negro, ya no pudo seguir conduciendo y entonces optó por dormir dentro del auto hasta que se la bajara un poco el alcohol de su organismo. Al ser bruja blanca y sobretodo mitad licántropo no era un gran problema porque al ser mitad licántropo ella tenía mayor tolerancia al alcohol a comparación de un humano o una bruja blanca pura y este se iría en cuestión de un par de horas.

Entonces programó el despertador de su teléfono a las 5 de la mañana, eran las 3 de la mañana y dos horas eran más que suficientes como para recuperar la sobriedad. Se durmió con el aire acondicionado prendido pero antes aseguró las puertas de su vehículo para no ser sorprendida por alguien o por algo. Y finalmente el sueño la venció.

Pero no contaba con que un misterioso caballero iría a su rescate, era alguien que ella conoció en el pasado pero debido al alcohol y al sueño no lo recordaba con claridad. Aquel hombre la sacó del auto usando una copia de las llaves del auto, la sacó de ahí y se la llevó cargando en sus reconfortantes y fuertes brazos, ella no era del todo consciente de lo que estaba sucediendo en aquel momento, sólo sabía que el caballero no le haría ningún daño, ¿por qué? Ni ella misma lo sabía. Pero su sentido del olfato era lo suficientemente consciente de percibir un olor peculiar y muy conocido para ella, era una mezcla de olor a pinos y lavanda, el olor era apenas perceptible, pero para la Duquesa era un recuerdo que siempre atesoró en el pasado y hasta ese momento.

Se aferró con fuerza aquel hombre, no deseaba soltarlo por nada del mundo porque si lo hacía el dolor volvería con más fuerza y no sabía el por qué de ello. Su mente trataba de recordar pero al mismo tiempo su cerebro se encargaba de bloquear esos recuerdos como un mecanismo de defensa para evitar el dolor y el sufrimiento.

Vámonos. Hay que llevarla a salvo a casa.—Dijo la voz ronca y profunda de aquel hombre misterioso. Su voz le era tan conocida pero a la vez tan lejana, que no recordaba de dónde la conocía, pero por alguna extraña razón la misteriosa voz la hizo sentir segura.

(***)

Volvió en sí cuando escuchó que alguien tocaba la puerta de su habitación y dio el pase. Entró la sirvienta de confianza de la Duquesa y saludó con una reverencia corta.

—Duquesa, buenas días. ¿Durmió bien?—Preguntó su sirvienta de confianza Mary. Quien tenía ojos grises con destellos azules en ellos, tez clara, complexión delgada, estatura media, nariz pequeña, labios claros, cabello oscuro y rizado atado en una coleta de caballo, mentón triangular, y vestía su uniforme de la servidumbre un vestido color negro sencillo de manga larga y con dobladillo color blanco en las mangas, con un delantal blanco en la falda del vestido. Su mirada era tranquila y muy seria, no sonreía mucho. Además era una bruja blanca también.

—Bien, gracias.—Respondió la Duquesa.

—Mary...

—¿Si?

—¿Cómo llegué aquí?—Mary sonrió burlonamente.

—La trajo uno de los guardaespaldas del embajador, anoche Duquesa.

—De acuerdo, ¿Y le agradeciste en mi nombre y como se debe?—Mary asintió.—Si señorita, ya me encargué de ello. Incluso pedí que no se divulgara para evitar malos entendidos y accedió sin problema.

La Duquesa De Edimburgo Where stories live. Discover now