𝐋𝐎𝐘𝐀𝐋𝐓𝐘 || 𝙳𝚊𝚛𝚢𝚕 𝙳. /𝙽𝚎𝚐𝚊𝚗 𝚂.

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—...uertos y diez heridos en las protestas de hoy. — tomé un sorbo de mi taza mientras seguía pendiente de la televisión. — La fuerza policial ha intentado hacer retroceder al gentío pero tal parece que ellos no ceden. — la cámara aérea apuntó directo a una pelea que se había formado entre un policía y un civil.

— No puede ser. — abrí mis ojos más de lo normal al ver que el oficial había soltado un disparo al pecho del hombre y este cayó al suelo.

— Como acabamos de ver, y como se ha repetido con frecuencia en las últimas semanas, los oficiales han tomado la decisión de hacer frente a la violencia con, desafortunadamente, violencia. — la cámara seguía apuntando la escena. — ¡Dios! ¿Qué está sucediendo? — me levanté de mi asiento y me acerqué al aparato.

— ¿Qué? — entrecerré mis ojos para poder ver bien.

— ¿Se ha puesto en pie? — El hombre que antes había recibido el disparo, y estaba supuestamente muerto, se levantó y comenzó a caminar con dificultad. — ¡Se ha lanzado sobre el oficial! — la voz de la reportera sonaba histérica. — Por interno, me alertan de que estos ataques de personas, personas que han sido declaradas muertas y se han levantado, se repiten a lo largo de todo el país.

— Amelie, tenemos una urgencia.— Ethan entró a la sala de descanso.

— Espera, espera. —levanté una mano.— ¿Has sabido algo de esto? — le pregunté.

—...dría ser una epidemia que afecta a las personas recién fallecidas. El Centro de Control de Enfermedades se encuentra trabajando en una forma de erradicar este virus. Y como una medida de precaución, el gobierno nos pide decir lo sigui...— Ethan tomó el control remoto de la televisión y la apagó, por lo que lo miré.

— No vamos a retrasarnos por eso. — sentenció. — A la ambulancia. Ahora. — mordí mis mejillas internas y dejé mi café sobre la mesa de la sala.

— Está bien. — sacudí mi cabeza.— ¿Qué es lo que tenemos? — arreglé mi coleta para que ningún cabello cayera en mi cara y caminé hacia los pasillos del hospital.

— Protestas. — cerré mis ojos y suspiré.

Últimamente recibíamos mucho heridos de bala.

Cuando llegamos al estacionamiento del hospital, Ethan subió al asiento del conductor y yo al de copiloto.

Encendí la radio en una estación de música, pero mi compañero la cambió.

— Dios, eres un aburrido. — tuve que resignarme y pasé la estación, para escuchar algunas de las noticias locales mientras el auto comenzaba a moverse. — Creo que te afectó llegar a los cuarenta.