- Si, es un encantamiento pero es fuerte- índico volviendo a sentarse a la cama- dura 3 días- dijo como si fuera lo más normal.

- ¿Y no puedo hacer nada?- preguntó aterrado Lucius y la pelinegra negó- Mañana hay quidditch- se quejo más que antes.

- Mira el lado positivo, te pueden confundir con uno de los gemelos Prewett y pasarte el balón- Sofía positiva casi siempre terminaba siendo algo nada positivo.

- O con Evans- Lucius puso una cara de horror ante nuestros comentarios y todos volvimos a reír.

Después de un rato todos se callaron de golpe y nos quedaron mirando fijo como si algo no les cuadrara y nosotros éramos los que sabíamos de eso.

- ¿Cómo que Evans?- preguntó Barty.

- ¿Ella va de cazadora?- ahora la que habló fue Narcissa.

- Pero aún les faltaría uno- indicó Lucius relajado.

- No, de hecho Mckinnon va de cazadora y Evans de buscadora- confesó Sofía, dejando a nuestros amigos preocupados.

- Vamos a perder- Barty muy consternado se paseaba por todo el cuarto de Lucius.

- Pero la sangre sucia de Evans no es tan buena- aclaro Bella.

- Lamento decirte esto Bella, pero después de Potter es la mejor de Gryffindor- hablo Lucius con preocupación.

- Y ni que se diga de Mckinnon, es muy hábil para anotar- índico Andy que era una fanática de quidditch.

- ¿Ya tienen buscador?- preguntó Sofía con curiosidad.

- Robín Higgy- se quejo Barty.

- Pero ese idiota, no sabe ni volar- Narcissa tenía razón, Higgy era muy malo volando.

- Pero es el único idiota que se ofreció- la molestia de Lucius se sentía en todo el ambiente.

- Yo podría jugar- habló Sofía haciendo que la miraran con algo de sorpresa.

- ¿Sabes Jugar?- preguntó Andy asombrada y ella solo se limitó a asentir.

- ¿Qué tanto?- cuestiono Lucius interesado.

- Pues ilvermorny jugué en cuarto año, mi casa ganó y en quinto quedamos como semifinalistas porque el otro equipo hizo trampa- informo- por eso queme el armario de quidditch y me expulsaron- eso lo dijo bajito y muy rápido pero comprensible.

- ¿Cómo?- preguntó Bella.

- Que por eso quemo el armario de Quidditch- les aclare y su expresión de asombro creció.

- Estás dentro, tienes actitud- comentó feliz Lucius- Voy a decirle a la capitana- tanta fue la emoción que se olvidó de que tenía el cabello rojo.

(....)

Al otro día era domingo y dormir hasta tarde no fue una opción, hoy era el partido de quidditch y había mucho ruido desde temprano, claro eso no fue lo que me despertó, en si lo que me despertó fue cierta pelinegra muy nerviosa que entro a mi habitación a las seis de la mañana para que me despertara.

- Ya levántate- me movía muy fuerte.

- Sofí aun faltan 2 horas para el desayuno- mi voz estaba demasiado ronca y algo cansada.

- Por eso, falta muy poco- me seguía moviendo cada vez más fuerte.

- Niña, niña, niña- fingí que me paraba pero en vez de bajar de la cama, la abracé y la hice caer sobre mí.

- Suéltame- se quejó e intento separarse, pero no era tan fuerte que digamos.

- No, te soltare- le asegure y la abrace más fuerte.

- Esto es secuestro- dejó de batallar y sentí que se relajo un poco.

- Si como digas señorita- hable con sueño- Ahora duerme- la escuche soltar un quejido y luego acomodarse un poco.

Un rato más tarde mientras dormía cómodamente con Sofía, unas voces nos despertaron casi gritando, resulta ser que nos habíamos quedados dormidos y Sofía solo tenía una media hora para comer, el equipo de quidditch estaba parado a la mitad de mi cuarto, insistiendo a que nos levantáramos.

- Denle un minuto, ahora fuera- los vote y mire a la pelinegra que estaba roja de vergüenza.

- Es tu culpa- me señaló mientras pasaba las manos por su cara y yo me reía.

- ¿Cuándo te pusiste el uniforme?- le pregunté señalando el uniforme de quidditch que no había visto hace dos horas.

- Lo tengo puesto desde que vine aquí- se puso de pie.

- Ve a desayunar, tomo una ducha y te alcanzo- ella asintió y se apresuró a salir.

- Gracias- comentó en la puerta y me sonrió.

No pude evitar sonreír también, esta chica me hacía ver las perspectivas desde otro punto. Mi vida había sido peleas y violencia desde pequeño y estos cinco años los merodeadores no habían ayudado mucho, cada que me molestaban podía recordar todo lo que pasaba en mi casa. Pero con ella era todo diferente, todo más fácil y se pude decir que lindo, sin mencionar que gracias a ella ya no tenía que tener miedo a que me avergonzaran cada cinco segundos.

Nuestro pequeño secretoWhere stories live. Discover now