Prólogo

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1 de septiembre de 1976, horas 6:00 am.

-¡Levántate sofía!- gritó el muchacho apunto de perder la paciencia- mamá se enojara el doble de lo que ya esta- siguió insistiendo.

- Mamá se enoja por todo- renegó mientras se incorporaba.

- Creo que esta vez mamá tiene una muy buena razón- respondió el pelinegro mientras se sentaba al lado de su hermana.

- Retira eso James Potter- amenazó su hermana- no le puedes dar la razón a mamá yo soy tu gemela- se defendió mientras hacía muecas de traición, haciendo que su hermano riera.

- Lo se, pero creo que esta vez te pasaste un poquito- dijo justificando su acción, lo cual hizo que su hermana lo mirara con el ceño fruncido.

- Ni que fuera tan grave- ahora el que frunció el ceño fue el pelinegro mientras le lanzaba una mirada de desaprobación.

- Le prendiste fuego al armario de quidditch del equipo contrario, te parece poco Sofía- su voz era severa y muy pero muy de hermano mayor por 10 segundos.

- Eran unos tramposos y nadie salió herido- hablo bajito y con cierto toque de dulzura - aparte que te extrañaba, nunca me quise ir a ilvermorny- aunque eso era verdad tambien cumplia su papel como manipulación.

- No le digas a mamá pero fue genial lo que hiciste, ahora gryffindor tiene una pequeña delincuente, para que sabotee los juegos- bromeó James.

- Que tonto- rió ante la broma de su hermano mientras se hacía la ofendida- ahora fuera, me voy a vestir- dicho esto el chico salió de la habitación.

Desde que la mamá de los gemelos potter había recibido la noticia de que sofía había sido expulsada de ilvermorny estaba muy molesta y con muy poca paciencia, por otro lado su padre la entendía y trataba de que su esposa haga lo mismo.

Los gemelos eran todo un caso, ambos unos bromistas inigualables, cartas y cartas llegaban a las casa potter en época de colegio, muchos creerían que eran felicitaciones pero eran todo lo contrario, todas y cada una de ellas eran quejas. Los dos primeros años de escuela, Sofia y James fueran a hogwarts juntos. ¿Gran idea?, no lo creo, las primeras semanas los papás de los chicos recibieron 5 cartas, ninguna de sus hijos, eran todas y cada una de los directivos.

Ambos hermanos eran totalmente idénticos y con un humor excelente, pero tenían algo que los hacía diferentes, un simple rasgo. Sofía era muy inteligente y aunque le bajaban puntos por mal comportamiento ella los recompensaba con sus notas y sus participaciones. Al terminar de cursar el segundo año, recibió una carta de parte de un colegio llamado ilvermorny quien le ofrecía una oportunidad de estudios, la pequeña Potter se negó ya que no quería dejar a sus amigos de gryffindor y menos a su hermano, pero sus padres la decidieron mandar ya que estaban cansados de los llamados de atención.

Luego de tres años siendo una excelente estudiante y jugadora de quidditch destacada en su casa Wampus, decidió quemar el equipamiento de la casa contraria Pukwudge, luego de una derrota por trampa y con el fin de ser expulsada y volver a estudiar con su hermano.

- Y no quiero ninguna carta de quejas este año- sentenciaba la madre en la estación de tren.

- Si mamá- contestaron los hermanos.

- Cuidense, confío en que no haran bromas- se calmó un poco.

- Yo no confio en eso, diviértanse niños- habló el padre con dulzura y los abrazo.

- Sube rápido al tren James- indicó la pelinegra viendo que su madre iba a empezar un discurso.

- Les enviamos cartas, los queremos- habló James subiendo al tren.

- 3 semanales tal vez, depende del profesor- bromeo la pequeña potter, recibiendo una sonrisa de sus padres ya resignados.


Nuestro pequeño secretoWhere stories live. Discover now