✧*:.。. EPÍLOGO

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Dos años después...






—No puedo creer que hayan olvidado pedir el pastel para hoy —Lydia negó, masajeándose las sienes con los dedos como si estuviera a punto de perder la calma— Eso me lo esperaría de Stiles, pero pensé que Liam y Mason eran más responsables.

—Yo me ofrecí a darles su merecido, pero no me dejaron —dijo Malia, encogiéndose de hombros en el asiento trasero.

Allison la miró mal a través del espejo retrovisor.

—Ya dejen de echarles la culpa. Todos hemos estado muy ocupados en los últimos días.

—Claro, como si preparar una fiesta de cumpleaños fuera demasiado problema —argulló la banshee, apartando su mirada de la ventanilla para ver a su amiga— Felices oficiales diecinueve por cierto.

Los labios de la cazadora le abrieron paso a una sonrisa, sin dejar de mirar hacia la calle y sujetar el volante con ambas manos.

Habían tomado la costumbre de agregarle la palabra “oficial” a cada uno de los años que pasaba en la tierra desde su regreso hacía casi dos y medio. Calculando su edad más por el físico que por su verdadera fecha de nacimiento.

Así que sí, el año pasado había cumplido oficialmente sus dieciocho, y en ese ya iban diecinueve. El tiempo realmente parecía pasar volando.

—Mamá... —se escuchó una mínima vocecita en los asientos traseros.

—¿Si, cariño? —respondió Allison en tono dulce.

—Malia ha vuelto a hacer ese sonido —protestó Aimee Lahey, señalando con su dedo acusador hacia la mujer coyote.

La aludida volvió a gruñir en protesta. Aquella canija siempre la delataba en todo lo que hacía.

—Pues supongo que la tía Malia respetará la regla de no más gruñidos a partir de ahora ¿No? —la pelinegra le dedicó una mirada severa, y la castaña protestó:

—No veo cómo puede afectarle eso a una cría de tres años.

—Mal, por favor, no quiero que vuelvan a llamarme de la guardería porque Aimee mordió o le gruñó a otro niño, así que por favor, coopera y enséñale cosas más agradables.

—¿Cómo qué?

—No lo sé. Pintura o danza quizás.

—¿Hablas en serio?

—¡Mirad, ya hemos llegado! —exclamó Lydia para cambiar el tema, siendo la primera en bajarse del auto al tiempo que trataba por todos los medios de que el pastel que llevaba entre sus manos no se cayera al suelo.

Malia desabrochó el cinturón de seguridad de la sillita de Aimee, y esta se lanzó a los brazos de la apellidada Argent para que la depositara de vuelta en la acera.

SHADES ━━━ teen wolf ✓Where stories live. Discover now