Ella guarda el bello recuerdo de su "bestia" y el, la promesa silenciosa de que algún día su "pequeño gorrión" regresará a él. Solo que esta vez no lo dejará escapar y hará hasta lo imposible por atraparla y mantenerla dentro de su jaula de oro.
Dos...
Dos días han pasado desde que presencie aquella escena en la oficina de Dummont, por suerte no he visto a Johao o mejor dicho lo he estado evitando. Es que en verdad no se como mirarlo a la cara sin recordar como se la chupaba al rubio, que cada vez que me habla siento que todos los colores se me suben a la cabeza.
Me armo de valor en cuanto llego al área de vestidores. Hoy nos estaremos presentando en el Vigésimo aniversario de Barlovento, uno de los mejores restaurantes italianos, cinco estrellas de la ciudad. El evento se lleva a cabo en Cesar's uno de los hoteles que pertenecen al mismo dueño, también muy reconocido y de gran envergadura dentro del mundo hotelero.
En cuanto entro miro a todas partes, miro a Johao arreglando unos vestidos, entre ellos el que llevaré esta noche. Vine totalmente peinada y maquillada, de esa manera no tener que pasar por las manos de mi amigo. Lo cierto es que no sé cómo disimular ante él y no quiero que se entere que lo espié en su momento de intimidad.
Doy media vuelta desviándome en dirección a los baños, cuando su llamado me detiene.
Cierro los ojos, soltando un gran suspiro, girándome lentamente para enfrentar lo inevitable.
—Sou—llega hasta mí el moreno trotando—son cosas mías o ¿Me has estado evitando?
—Ideas tuyas Jo, —sonrío lo mejor que puedo, sintiendo mis mejillas calentarse.
—Mmm... te conozco muy bien chiquis. Algo me estas ocultando y no me quieres decir—me observa analítico.
Y justo en estos momentos, odio ser una pésima mentirosa.
—Solo estoy un poco cansada—hablo tratando de sonar lo más convincente posible.
Un silencio invade nuestro espacio, mientras me mira buscando alguna señal que le reste veracidad a mis palabras.
—Así estamos todos, no hemos tenido descanso entre una presentación y otra—dice al fin tragándose mi mentira.
—Por cierto ¿Y Reeley? —pregunto buscándola entre los demás integrantes de la sinfonía.
—Uh esa zorrona me llamo para decir que venía retrasada, que le habían jodido el culo y casi anda paralitica, palabras textuales de la muy perra—ríe Jo.
Niego con la cabeza repetidas veces, Ree es un caso perdido, más aún cuando se encapricha con algún hombre que se la folle como le gusta.
—Iré a vestirme—anuncio, empezando a caminar a los percheros donde cuelga mi vestido.
—Anda hermosa, aquí te espero, para darte los últimos retoques.
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