Si, no parecemos turistas para nada.

—Oh, claro, yo los guío, yo sé donde está.

—Primero hay que encontrar a Leila y al niño— recuerdo.

—Dan— me corrige Erik.

—Eso— respondo como si no pudiera importarme menos y así es.

El resto del día fue bastante bueno. Jess, Leila y Peter han estado casi todo el tiempo juntos, mientras que Erik, Dan y yo avanzamos detrás. Me alegro bastante de que Jess y Leila sean buenas amigas, Jess no ha tenido buenas experiencias con amigas mujeres y pienso que necesita estar lo más acompañada posible, además Leila parece ser buena compañía.

Por otro lado, podría decir que ya no odio tanto al niñito, supongo que quitando el hecho de que besó a mi novia y me lo echó en cara... no es tan odioso.

Retiro lo dicho, solo lo he pensado y el odio ha vuelto a mi de inmediato.

Vamos caminando en dirección a donde tengo aparcado el auto luego de que hayamos ido a ver la estatua de la libertad cuando Erik se encuentra con alguien conocido.

—¡Rodrigues!— grita el desconocido.

—¡Armando!

Se acercan entre si y comienzan a hablar en español, así que ninguno de aquí entendemos una mierda.

—¿Y ese?— pregunta Leila, entrecierro mis ojos y finalmente lo reconozco.

—Oh... es un comprador de droga, tiene mucho dinero. Muchísimo. No vende, solo compra. Creo que tiene una empresa de no sé qué mierda.

Terminan de hablar y se despiden, Erik se acerca a nosotros.

—Nos ha invitado a su bar, parece ser grandioso. ¡Con pases VIP y todo! Tenemos que ir.

Decidimos que si iremos a ese bar, así que volvemos al hostal porque todos quería cambiarse de ropa, excepto Erik y yo.

Cuando Jess y yo entramos a la habitación me lanzo a la cama y ella comienza a revisar sus maletas, para ver qué ponerse.

—Te dije que sería buena idea traer vestidos lindos— dice sacando unos cuantos.

—Un vestido lindo, si. ¿Diez? Me parece innecesario.

Me lanza un cojín y lo sostengo antes de que impacte contra mi rostro. 

No pude evitar mirarla cada segundo mientras se cambia de ropa. Lleva puesta su ropa interior roja de encaje y me vuelve completamente loco. Desliza su vestido negro por su cuerpo (cuerpo que me gustaría recorrer yo) y me mira cuando necesita subirse la cremallera. 

Suelto un suspiro y me pongo en pie, me acerco a ella por la espalda y la miro a través del espejo. Le subo la cremallera lentamente al tiempo que acaricio su piel con mis dedos.

—Este vestido se te ve increíble— susurro contra su oreja, noto como su cuerpo entero reacciona tensándose ante mi voz y aliento en aquella parte de su cuerpo.

—Jaden...— susurra casi en un gemido.

Paso la punta de mi nariz por su cuello y dejo un beso y luego otro y otro. Mi mano acaricia la piel de su muslo y comienzo a subirla lentamente hasta que la adentro en su vestido.

—N-no podemos...

—Follar no, pero...— susurro y hago presión con mi dedo sobre sus bragas.

—Ah, Dios...

Echa su cabeza hacia atrás, afirmándose en mi hombro. Observo su cuerpo en el espejo... ¿Podría ser más hermosa?

Nuestra Debilidad || #3 Trilogía NOSOTROSWhere stories live. Discover now