Hay pasión.
Hay amor.
Jaden se sacrificó por Jessica.
Jessica se sacrificó por Jaden.
Hacen lo que sea uno por el otro.
Porque son su debilidad. Nuestra debilidad.
Así somos nosotros.
Todo se desmoronó. Esta vez ninguno de los dos tomó una decisión...
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Jessica Jones
—Jaden, esto no es una competencia.— digo cruzada de brazos.
—¡Si que lo es!
—¡No, no lo es!
—Vamos, Jess, si no nos damos prisa nos...— deja de hablar cuando, nuevamente, escuchamos los golpes de la cama contra la pared de al lado— Nos ganarán.
Suelto una risa— No puedo creerlo de ellos.
—No puedo creerlo de nosotros, ya nos han ganado dos noches, solo nos queda una.
—No es una competencia.
—Si lo es.
Sonrío y niego con la cabeza.
—No lo es.
Pero entonces... los golpeteos se detienen y Jaden y yo nos miramos extrañados.
—Fueron como... cinco segundos—dijo frunciendo el ceño, pero a nada de soltar una carcajada.
—Jaden, no comentes nada, por favor.
—Necesito hacerlo.
—¡No!
—Nosotros habríamos aprovechado mejor el primer puesto de sexo.
—Jaden, por favor— susurro llevando mis manos a mi rostro, se que mis mejillas ya están rojas.—Son nuestros mejores amigos.
—Si y yo debo tener una charla de mejores amigos con Fredd— dice como si se tratara de un tema de vida o muerte.
Escuchamos el sonido de un vidrio rompiéndose, frunzo el ceño y una alarma dentro de mi cerebro se activa. Mi corazón se acelera y me preocupa que algo pueda pasar. Miro a Jaden asustada y por su expresión se que está igual de confundido que yo.
Entonces... escuchamos el sonido de una bala. Dos balas... tres balazos.
—Jaden...— susurro asustada.
—Dame un segundo— dice y revisa su teléfono, luego lo lleva a su oreja— Gustav. ¿Qué está pasando?
Le llamó a su guardaespaldas.
—Está bien. Si, hiciste lo correcto. Buen trabajo.
Después de un par de palabras, Jaden cuelga.
—Habían unos tipos afuera y estaban tomando fotos de la casa y luego tiró una roca a la habitación de Fredd y Peter. Gustav, Trevor y Landon lo han enfrentado y tuvieron que dispararles porque se pusieron muy violentos.
—¿Quienes eran?
—Eso averiguarán.
—¿Hombres de Verónica? ¿Hemos puesto a Carla y a Abs en peligro al venir aquí?— pregunto asustada.
