Flores serán.

305 36 24
                                    

-Emily Hargreeves.-

—Levántense.— Dice papá entrando a la sala.— Ambos.— Nos vé a Dominic y a mi.—

—¿Qué quieres ahora?— Bufó Dominic.— Estoy muy cerca de arreglar el maldito prendedor.—

—Llevas viéndolo una hora sin moverte, estás mal.— Le digo yo, sin apartar la vista del libro que estaba leyendo.—

Estar aquí es muy aburrido, y no hay mucho que hacer, así que creí que la mejor opción sería leer, desafortunadamente para mí no hay muchos libros que sean de mi interés, y la última vez que Dorothea me vió leer dijo que lo dejara, por qué eso "Llenaría mi mente de ideas absurdas." No soporto la mentalidad de esta época.

—Cállate.— Gruñó entre dientes.—

—¿Qué esperan para moverse?— Preguntó papá.—

—Bien.— Rodé los ojos y ambos nos levantamos.— ¿A dónde vamos?—

—Tienen un paseo programado.— Sonrió de forma nada amigable.— Los dos.—

—¿Paseo?— Pregunté.— ¿Y eso para qué?—

—Bueno, ya todos sabemos que en esta línea temporal, él quiere casarse contigo, es normal en la época.— Aclaró su garganta y Dominic y yo nos miramos con disgusto.— Y aunque a ninguno de los tres nos guste esa idea, deben hacerlo.—

—No gracias, tengo mejores cosas que hacer.— Dice Dominic, para intentar salir de la habitación.—

Papá lo tomo del brazo. —No debemos cambiar los eventos que acontezcan en esta línea temporal.— Le recordó.

—Es tarde para eso, ya matamos a alguien, ¿Recuerdas?—

—Aún así.— Insistió papá.—

—Parecen dos niños.— Hablé yo.—

—Tú cállate, dramática.— Bufó Dominic.—

—Idiota.—

—Niñita infantil.—

—Engendro del diablo.— Dije con énfasis pasando a su lado.—

(...)

—No puedo creer que estemos haciendo esto.— Habló Dominic.— Es de las cosas más absurdas que eh echo.—

—No creas que a mí me gusta estar aquí, contigo.— Defendí.— Pero se supone que debemos hacerlo.—

—Podría estar arreglando el prendedor para volver a casa, ¡Pero no! Estoy aquí, caminando contigo y con la mirada de Cinco clavada en la nuca.—

Volteé a ver a papá. —Si.. sigo sin saber por qué se pone así...— Regresé la vista al frente.—

—Por que para tu padre, sigues siendo una niña de seis años vestida de ángel, con sus alas emplumadas y todo, invitando a las personas al funeral de una oruga.— Soltó una risita irónica.—

Volteé a verlo confundida.— ¿Cómo sabes todo eso?—

Él también volteó a verme. —Sé muchas cosas, y quizás no debería saberlas todas.— Se encogió de hombros devolviendo la vista al frente mientras seguíamos caminando.—

—Por supuesto que lo sabes.— Bufé.— Me acosabaa a mi hermano y a mi, al menos hasta hace unos días... ¿Y ahora? ¿Qué? Se supone que tratas de acortejarme.—

—Debemos hacer que eso parezca creíble.— Me volteó a ver.— Evitará que más personas se nos acerquen.—

—Fingiré que me gusta acercarme a ti, para nuestra suerte, sé fingir muy bien, no importa que tan repulsivo seas.— Sonreí sarcásticamente.—

—Si de verdad queremos que parezca un cortejo, debemos actuar como tal, a fin de cuentas debemos hacer cosas adecuadas a la época, para que sea de verdad.—

—No lo sé, regálame flores o algo.—

—Eso es absurdo.— Bufó él.—

—Si me acortejaras de verdad, comprarías todas las flores de la ciudad.—

Él para de caminar y clava la vista en mi intensamente, para acercarse un poco a mi rostro. —Si te acortejara de verdad, no necesitaría flores, si no menos de quince minutos contigo a solas en una habitación.—

Mantenemos contacto visual por unos momentos, sin decir nada y la intensidad de sus ojos grises hacen que me ponga nerviosa. Siento como mis mejillas se sonrojan levemente por lo que dijo, hasta que él vuelve a voltear la vista hacia al frente y suelta un suspiro.

—Flores serán.— Dice volviendo a caminar.—

Yo le sigo el paso mientras veo hacia el suelo, al menos hasta que mi sonrojo se pase.

-Jackson Hargreeves.-

—Creí que dijiste que sabías cómo usarlo.— Dije con mi cara pegada en la mesa.—

—¡Si sé cómo usarlo!— Se defiende ella, levantando la vista de el rastreador.—

—Llevamos media hora con esa cosa y aún no logramos nada.— Bufa mamá sentándose a mi lado.— No sabemos cuando esos tipos puedan volver para matarnos.—

Me re incorporé en la silla y dejé caer mi cabeza suavemente en el hombro de mamá, quién voltea a verme y acaricia mi mejilla.

—Es sólo que es un modelo más viejo del que suelo utilizar, bastante más viejo a decir verdad..— Golpeó el aparato un par de veces.— ¡Lo tengo!—

—¿Lo tienes?— Pregunté caminando hasta su lado.—

Mamá también va hasta el otro lado de Lila, los tres vemos la pequeña pantalla de el aparato, que tiene forma de celular viejo, pero más grande.

—Si, sólo tengo que poner el nombre de Dominic...—Comienza a presionar los botones de el aparato formando letras en la pantalla.—

—¿M.V.P 21?— Pregunté al ver la pantalla.—

—Es el nombre del modelo de Dominic.— Exclicó Lila.—

—Se me olvida que es una máquina..— Murmuré.—

—Bueno, te acostumbras.— Dice mamá, encogiéndose de hombros.—

—Aquí está...— Murmura Lila.— Si, justo ahí.— Señala el punto rojo en la pantalla.—

—¿En dónde están?— Pregunta mamá.—

—Nueve de Julio de mil ochocientos ochenta y cinco...— Se quedó pensando.—¡Mierda! Mil ochocientos ochenta y cinco. —Repitió golpeando la mesa.—

—¿Tan malo es ese año?— Pregunté.—

—No es que el año sea malo, es que están muy atrás y no tenemos forma de llegar a ellos.— Explicó mamá.—

—Bueno, al menos no los está persiguiendo un dinosaurio.— Dijo Lila encogiéndose de hombros para buscar una lata de soda en el refrigerador.— O en la segunda guerra mundial con los nazis.—

—O con los alienígenas..— Murmuré, y ambas voltearon a verme.—¿Qué?—

—¿Alienígenas, en serio?— Preguntó viéndome incrédula.—

—Te juntas demasiado con tu tío Dan.— Habló mamá haciendo una mueca.—

—Como sea.. ¿Que tenemos que hacer para buscarlos?— Le pregunté a Lila.—

—¿Nosotros?— Soltó una risa burlona.— Esperar un milagro para salir de aquí con vida.—

La profecía.Where stories live. Discover now