La profecía.

¿Qué podría salir mal?

-Emily Hargreeves.-

—Jack..—Murmuré yo entrando a la habitación.—

—Dime.— Dice él, recostado en su cama leyendo un cómic que había traído en su mochila.—

—Oí a mamá y papá pelear..— Murmuré.—

Él saca sus ojos de el cómic para mirarme algo confundido.—¿Qué?—

—Fuí a ver si seguían en la habitación al final de el pasillo, y los escuché discutiendo detrás de la puerta.— Dije sentándome en frente de él.—

—¿Ellos, discutiendo?—

—Y de forma nada amigable.. Estaban gritando, Jack.—

—¿Qué decían?—

—No lo sé, no me quedé mucho tiempo por qué no quería escucharlos, apenas oí algo sobre que papá había cometido un grave error..—

Él deja su cómic en la mesa de noche y extiende uno de sus brazos hacia el costado, yo me acuesto a su lado y nos abrazamos, era normal para nosotros, especial mente en momentos dónde no nos sentíamos bien.

—¿A qué crees que se referían?— Pregunta él.—

—No lo sé, pero comienzo a creer que de nosotros.— Digo yo, haciendo una mueca.—

Él me voltea a ver con el celo fruncido, demostrándome su confusión.— ¿Por qué? Es decir, sabes perfectamente que ellos nos aman, además si querían tener hijos y..—

—No hablo de eso, Jack.—Digo yo interrumpiéndolo.— No hablo de que nuestro nacimiento fué un error, digo que me siento culpable por qué estemos aquí.—

—Si.. No voy a negarte que yo también siento eso..— Dice torciendo sus labios.— Jamás los oí pelear.—

—Yo tampoco, es la primera vez.—

—Eso me hace sentir peor, de verdad siento qué pelean por nuestra culpa.—

—Sólo espero que puedan resolverlo, que no sea nada demasiado grave...—

—¿Crees que podamos ir a la escuela mañana?—

—No lo sé, pero la verdad me da igual.—

—A mi no.— Yo volteo a verlo.—

—¿Por Julie?—

Él suspira y tuerce sus labios, para luego sonreír patéticamente.—Si, yo.. Quiero verla, ¿Sabes? De verdad quiero eso, verla y hablar con ella.. Aunque de sólo pensar en eso me pongo nervioso, lo cuál es estúpido.—

—No es estúpido, Jack.—Él me voltea a ver, sorprendido de que aquellas palabras salieran de mi boca, lo cuál me da ganas de retractarme, pero la verdad es que tenía razón.—Es decir, estás enamorado, disfrútalo.—

—Eres tierna cuando quieres.— Dice él sonriéndome.—

—Ay, mejor cállate.—

Ambos oímos cómo tocan la puerta dos veces, acto seguido esta se abre, dejando ver a papá entrando a la habitación, con una media sonrisa que no era para nada reconfortante. Jack y yo nos sentamos en la cama, y papá en frente de nosotros.

—¿Cómo están?— Pregunta papá.—

Jack y yo intercambiamos miradas, para luego volver a verlo a él.— Estamos bien.— Responde Jack.—

Papá suspira profundamente y tuerce los labios.—Está bien.—Dice él, para dejar un silencio incómodo tras sus palabras.—

—Papá, ¿Cuánto tiempo estaremos aquí?—Pregunto yo.—