33: Azra🍷

401 46 8
                                    

Comenten mucho en este capítulo y luego sigan con el siguiente, besos

Soy una masoquista.

Aunque también, de cierto modo, era demasiado inteligente para sus estúpidas mentes.

No sé por qué ni como logre hacerlo, pero...

Le había clavado en el cuello un trozo del vidrio de la jeringa a uno de los hombres de Mendes, provocando que desease matarme y mutilarme más la piel.

Eso me genero estar de cabeza durante tres horas, atada con grilletes en los tobillos y sin ningún tipo de compasión, encima de un tipo de estanque lleno de agua congelada.

Sabía que había vuelto a Australia, tenía sus ventajas que no me conocieran a mí ni de lo que era capaz, si no, posiblemente, creerían que Azra esta tan drogada que no es capaz de recordar las cosas.

Estaba convencida que mientras más luchaba, ella... ella... se perdía por completo, y que cuando regresara podía usar mis propios planes en mi contra.

Rompí las cuerdas destrozando mi piel hasta que me desangré por una hora.

Mendes se enfureció tanto que me drogo por... no sé por cuantas horas, ni cuantas entraron en mi sistema ni de qué tipo. Solo sabía que el líquido rojo—esa droga mortal que no había causado más que sudoración y espasmos en mi cuerpo, aunque también, venia de un italiano, no podía recordar su nombre, pero parecía no afectarme—, cosa extraña, ya que conozco todas las drogas y esa en definitiva no se siente como las que consumí en mi adolescencia, es...

Como estar en un limbo sin retorno, sientes como poco a poco algo se muere, quiebra y desaparece sin posibilidad de regresar.

Y esa era la rutina día tras día hasta que me obligo a mandarle aquel video a los Schwartz.

Sabia como reaccionaria Jedrick Allen al verme el rostro lleno de cortadas, sangre y moretones que no parecían importarme a simple vista, se pensaban que con unos cuantos golpes o castigos dejaría que me quebraran cuando yo había lidiado con cosas peores con tal de mantener a Azra como lo merecía, aunque...

Quizás nunca me perdonen por lo que hice.

Tampoco es como si fuera importarme, en una batalla entre quien gana o pierde, la segunda opción no está en mi vocabulario.

Resulto divertido al final, me había chantajeado con la única persona que no dejaría que hirieran.

Porque estoy tan jodida que no me importan los golpes que he recibido o la droga que se me mete al sistema cada tres horas.

He soportado todo.

Como desde que tengo siete años y mi padre pagaba su furia conmigo.

No es nada comparado con lo que él me hacía.

No estoy muy cuerda de todos modos, y aunque mi cuerpo no se vea nada bien... he mantenido todos los flashes en mi cabeza evitando que lleguen a ella.

Pero llegaran, siempre lo hacen, y la perderé.

Será el monstruo que soy sin importarle nada.

No duele.

No siento nada más que la impotencia en mí.

Aunque sí, sé que he vomitado algunas veces, e incluso me he quedado en la inconsciencia, nada nuevo.

¿Debería gritar por ayuda?

No.

Jedrick sabe en qué lugar estoy.

Aunque se esté tardando en encontrarme.

Insana lujuria © #2 ✓Where stories live. Discover now