42: Jedrick🍷

726 52 2
                                    

No había razón alguna para volver a alejarme, no lo haría, por mucho que quisiera convencerme, ahora lo de menos era aquel feto que no nació, mi única preocupación es ella y nadie más.

—Vamos a llevarte a la cama, bonita—menciono cargándola a pesar que comienza a protestar—, mañana volvemos a casa, así que cállate la boca.

—Esto es ridículo, según el plan debías largarte—sisea con molestia, sonrío colgándomela sobre el hombro sabiendo que la muy idiota odia estar así—. Jedrick me estas mareando y justo ahora todavía no estoy en mis cinco cabales.

—Tu tranqui, estarás bien luego de que te dé un baño de agua fría.

—Lo haces y te castro—dice soltándose de mi agarre y mareándose por unos segundos—. Puedo caminar, gracias. Y si te vas, todavía es mejor.

—¿Te han dicho que eres graciosa? Porque pareces un payaso, Taylor.

—Cabrón—me maldice antes de alejarse por el pasillo oscuro, me muerdo el labio para no reírme, la sigo dejando las luces apagas y volviendo a echármela sobre el hombro haciendo que suelte un chillido—. No eres divertido...

—Cállate, ven vamos a darte una ducha para dormir.

—Jed tengo cosas que hacer...

—No me importa, estoy seguro de que no has dormido en meses al igual que yo, así que déjame cuidarte, por favor.

—Bueno, Ludwing.

—Bueno, Taylor.

∞♦∞

—Quise odiarte—susurra luego de unos minutos en silencio sin sacar su rostro de mi cuello—. Te lo juro, trate de convencerme de que odiarte era lo mejor.

Ambos estamos desnudos, sin embargo, nuestros cuerpos nos calientan a ambos de una neumonía debido al frio que hay en este lugar, separo los labios acariciando las cicatrices en su espalda.

—¿Y qué paso?

—Estas metido en mi alma, Jed. No puedes sacar a alguien de ahí cuando esta tan profundo.

—Lo que somos es masoquistas, Taylor.

—Me gusta ser masoquista aquí—dice con voz suave, yo ruedo los ojos rodeándola con mis brazos para acomodarme mejor, entrelaza nuestras piernas, pero no me deja ver su rostro.

—A mí me encantas tu.

—Lo sé...—se burla despacio con la voz adormecida—, soy irresistible.

—Vamos a dormir, bonita. Mañana nos espera un largo día.

—Vas a irte...

—No lo hare.

—Azra, estas en mis brazos, no te iras de ellos por mucho tiempo.

—¿Te acuerdas que eres... un mentiroso?

—Y tú también, eres una linda mentirosa, mi bonita...

—Ay, no empieces. Voy a cerrar los ojos un momento—rodea con sus delgados pero fuertes brazos mi cuello—, si te mueves... te corto el cuello, amor.

—Vale.

—No te vayas, amor...

—Estaré aquí cuando descanses los ojos.

Me relamo los labios pasando mis dedos sobre su cabello, tan lacio y corto, el corazón se me encoge recordando cuando estaba largo.

Joder.

—Te quiero, Jed.

Mis pensamientos se detienen por completo al escucharla, su agarre es firme y poco a poco se va aflojando mientras sigue pegada a mí.

Insana lujuria © #2 ✓Where stories live. Discover now