35: Jedrick🍷

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Debe despertar.

Debe hacerlo, o de lo contrario la revivo yo mismo y la mato con mis propias manos por ser tan terca.

Sé que no debo preocuparme, por mucho que este fragmentada, peor que como la he visto, confío, por mucho que trate de equivocarme, en Herman, puede ser un hijo de puta que ha estado tocándome los cojones desde hace siete meses, pero su trabajo es delicado y preciso.
Pero ella no abre los ojos ni me ha dado indicio de querer despertar.

Sé que me pidió esperar, que quemara con ella a todo aquel hijo de puta que se atrevió a herirla, pero no pude.

No pude cumplir mi promesa porque estoy tan loco por ella que no me importó dejarle con mi hermano y Morgan, dejándole sola y sin mí para cobrarme cada nueva cicatriz en su cuerpo.

Y no es que estando aliado con Damon Fleming me fuera a dejar en desventaja porque él también quiere información, y Mendes es el mejor para ello.

Mantengo mi rostro sin ningún tipo de emoción, cruzado de brazos en la oscuridad esperando por él.

El maldito de Russo quiso jugármela caro, pero que no se crea que este será el fin con el que me hará caer. Sabía que iría por lo mío cuando pudiera, y el muy idiota de Damon permitió que le vieran la cara a pesar de que presume de gloria y prestigio, tanto que le terminaron destronando a la mujer a la que tanto presume.

Meto las manos en los bolsillos de los pantalones cuando sale despeinado y con una mueca en los labios, sin nada que demuestre que el hijo de puta sienta remordimiento o algo que sea compasión.

De acuerdo.

Sé jugar en estos juegos demasiado bien.

—Fleming—pronuncio observándole, los ojos azules se mantienen en mí con indiferencia y yo enarco una ceja con mirada altiva.

—Schwartz.

—Vayamos al grano, tengo a Mendes, tu dame lo que sabemos y te dejo divertirte con él, pero si le matas, es porque quieres guerra conmigo.

—Circe se encargará de llevártelo, ¿dónde se encuentra ese hijo de puta?

Chasqueo la lengua negando brevemente.

—Ah, no. Así no se hacen las cosas en Alemania Damon, tu mejor que nadie deberías saberlo, dámelo ahora y te dejo la dirección. De lo contrario, puedes olvidarte de que te haga llegar a Russo.

Aprieta la mandíbula, demostrándome que lo tengo a mi poder, está furioso.

Resopla antes de asentir, se peina el cabello hacia atrás y la mujer que está a su mando mientras tanto se cruza de brazos en el balcón con una mirada furiosa hacía mí.

Me concentro en el coronel deseando ir a buscar a mi mujer.

—Muévete, no tengo tiempo que perder y sé que tú tampoco.

—Tienes muchos cojones hablándome así, Schwartz.

—Ya sabes lo que dicen, de demonio a demonio se entienden, ¿qué crees que ocurra cuando tu mujer y la mía estén frente a frente? —trata de hablar, pero me adelanto dejándolo callado—, sé de sobra las fantásticas historias de Circe Allen, así como tu aventura con ella desde hace años y como venían a Alemania mientras el muy ingenuo de su novio se preocupaba por qué haría para el aniversario, mientras tú, su querido mejor amigo, te la follabas en esta misma casa. No me niegues que ahora te ha entrado la moral Damon, porque ambos sabemos que ninguno de los dos es un santo. Así que dime, ¿Piensas negar que la mujer que va de tu lado no es capaz de matarme si tan solo saco mi pistola y te apunto?—Suelto una risa carente de emoción y doy un paso frente a él—. Coronel, sé diferenciar de obsesiones mutuas, y las de ustedes no sólo es toxicidad, pero descuide, no le juzgo, yo haría lo que fuera por la mía, así que, llámeme cuando acabe con lo que sea que quiera hacerle al hijo de puta ese, pero primero entrégamelo.

Insana lujuria © #2 ✓Where stories live. Discover now