No-Cita

1.4K 182 37
                                    

Don't be so shy, play with me

✦•······················•✦•······················•✦

Oops! Ang larawang ito ay hindi sumusunod sa aming mga alituntunin sa nilalaman. Upang magpatuloy sa pag-publish, subukan itong alisin o mag-upload ng bago.

✦•······················•✦•······················•✦

Durante el primer período de clases, Gustabo comenzó a pensar que se le había olvidado algo, algo importante. Es como cuando la pregunta de "¿sí cerré la puerta al salir de casa?" inundaba su mente y tenía que complacer a su parte más obsesiva y compulsiva para cerciorarse de haberlo hecho. Si iba muy lejos, se persignaba metafóricamente y contaba sus pasos hasta que la sensación de intranquilidad desaparecía.

—Pssst, Gustabo —susurró una voz a su derecha, que correspondía al asiento de su compañero de mesa. Aquella vez que Toni alegó que el instituto Marbella tenía más pinta de preparatoria que de universidad, no se equivocaba; ya sólo por la disposición del aula—. ¡Gustabo!

—¿Qué pasa, Yuu?

—No sé si lo hayas notado —el Beta hizo una pausa— pero tienes las mejillas rojas. También parece que... Tienes calor, porque te estás dando aire con un libro y, bueno, comienzas a olor muy fuerte.

Ah, vale. Ahora recordaba qué cosilla importante había pasado por alto: tomarse sus supresores.

Su madre se lo recordó antes de irse al trabajo; Toni también, cuando en el desayuno, sacó los blísteres de ambos y le dio uno diciendo: "Para que no se te olviden las pastillas, te las doy en la mano, trágatelas ya." Evidentemente, no se las tomó.

—¿Huelo tanto? Digo, como para que un Beta me pueda oler —preguntó, rebuscando en sus bolsillos sus supresores, sin resultados.

—No es eso, pierde cuidado. Yo tengo un olfato muy sensible —respondió, con una sonrisa amable. Al notar que el Omega hurgaba entre su bolso, sacando libros y papeles, suspiró—. ¿No traes supresores?

—... ¿No? Creo que no.

Parecía ser que era el inicio de sus días sintiéndose en alerta constante...

Su instituto anterior era una jungla en ese sentido. No había salón de enfermería en el qué resguardarse mientras la jornada de estudio acababa, no había seguridad ni encargados de revisar a consciencia todas las áreas para evitar situaciones de abuso. Para combatir esa porquería, le pidió a Manolo (un amigo suyo desde hace ya varios años) que le enseñara a defenderse con puños, y, de ser necesario, con uñas y dientes. De la misma forma, obligó a su hermano mayor que aprendiera también.

Aquí, las cosas eran diferentes. Había una farmacia -¡una jodida farmacia!- abastecida con suplementos de primeros auxilios y primera necesidad. Contaban con su propio reanimador, sanitarios capacitados para llevar a cabo dicha reanimación y hasta una partera que estaba disponible para cuidar a unos cuantos Omegas y mujeres Betas embarazadas que pertenecían al campus.

Hermanos CaóticosTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon