Elaine es una escritora que se esconde en el mundo del anonimato, las letras fueron lo único que le quedaron después de esa trágica noche que ella lucha por olvidar.
Deneb es un estudiante de arte que sueña en algún día convertirse en uno de los má...
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Elaine nunca dejará de sorprenderme, ninguno de los dos planeamos terminar de esta forma, aunque claro que lo deseaba, lo anhelaba.
Estaba consciente de lo mucho que los dos esperábamos este momento, la química que nos rodea es inmensa y de alguna forma sabía que queríamos continuar haciendo esto con tal de que fuéramos felices. Es una locura todo lo que ella puede provocar con una simple sonrisa y aunque la mayoría del tiempo Elaine suele ser indescifrable, no dude acerca de sus sentimientos por mí, ella podía aparentar que no le afectaba, pero sabía que lo hacía.
Aún así, mientras la besaba, sabía con certeza que ella gustaba de mí. Me condeno adicto a sus labios sabor cereza y sus ojos color miel, estoy seguro de que los dos podemos ser la medicina del otro sin cansarnos.
Nunca pensé que ella fuera la que me besaría primero, aunque debí verlo venir porque Elaine siempre toma decisiones precipitadas y a veces sin pensarlo. Y mientras la envolvía con mis brazos escuchando su respiración tranquila sobre mi hombro, aprecié la forma en la que se veía con mi gabardina puesta y atesoré ese momento en lo más profundo de mi corazón. Me encargaré de nunca olvidarlo.
Jamás había deseado el contacto de alguien más tanto como lo hice con Elaine, pero la espera había valido la pena, incluso lo volvió más especial porque ese momento era mágico, al igual que sus besos y su sonrojo después de besarme. Y ninguna mujer podría comprarse con ella, ni con sus besos, porque ella es la primera que no quiero lejos de mi vida por un largo tiempo.
Elaine no necesita ser hermosa, porque brilla con el simple hecho de existir.
A pesar de que siempre sería la chica de los ojos tristes, en ese momento mientras los dos estamos acostados sobre el piso de la terraza, escuchando música y observando las estrellas, puedo ver en sus ojos el brillo de la soledad.
Frunzo el ceño y la primera vez que nos vimos regresa a mi mente como un destello. Vuelvo a ver sus ojos llenos de lágrimas y a mí quitandolas. Cuando logras romper esa burbuja fría y cortante que Elaine muestra al principio, con solo mirarla a los ojos puedes saber todo lo que quiere decir y transmitir, sin usar palabras. Así de transparente y vulnerable se vuelve.
Y en ese momento, a través de ese recuerdo, puedo darme cuenta de lo que verdaderamente ella esconde.
Porque detrás de toda esa tristeza, sus ojos estaban pintados con soledad y dolor, una que no había visto antes en ella, una que probablemente trataba de esconder cuando estaba conmigo. Y me duele, porque puedo ver el sentimiento de cansancio sobre su cuerpo, pero no solo un cansancio físico, también uno mental en el que ya no sabe a donde escapar y solo trata de sobrevivir día a día.
Y pensé que si los abrazos quitaran su dolor la abrazaría todos los días.
Entrelazo su mano con la mía con suavidad mientras ella recarga su cabeza sobre mi pecho. La sensación de calma es totalmente plena, incluso si no nos encontrábamos diciendo nada, con nuestros latidos frenéticos y la melodía del piano es más que suficiente.
