1|Noches de Invierno

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El viento agitado revolotea mi cabello con furia haciendo que el frío se filtre dentro de mi cuerpo

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El viento agitado revolotea mi cabello con furia haciendo que el frío se filtre dentro de mi cuerpo. Las demás personas caminan pasando junto a mí, algunas con prisa o algunas solo disfrutan del paisaje que la hermosa ciudad del amor ofrece durante la noche.

El repiqueteo de mis tacones sobre el suelo es lo único que escucho mientras me dirijo a la estación de autobuses. Intento controlar mi corazón acelerado dentro de mi pecho, las manos me sudan y solo pienso en lo mucho que no quiero subir al autobús y llegar a casa.

Doy otro trago a mi café una vez estoy dentro del autobús, este va demasiado lento y atascado de gente, todos encima de otros y lo odio porque no me gustan las aglomeraciones de gente, me hacen sentir sofocada e incómoda.

La palma de mis manos frotan con ligera fuerza mis muslos en un intento de conseguir calor, a veces me maldecía a mi misma por usar faldas cuando estábamos próximos al invierno. Mi mente se pierde desplazándose al mundo en donde solo existo yo y mis libros, últimamente mis ideas no fluían como yo quería que lo hicieran, no logró concentrarme y eso me frustra porque es con lo único que puedo obtener algún ingreso mayor de lo que yo esperaría.

No había podido ingresar a una universidad y ahora tampoco puedo permitirmelo. Disperso la rabia que amenaza en salir al recordar el porqué nunca pude estudiar algo que me apasionara. 

Las personas comienzan a bajar del autobús, indicando que mi destino está cada vez más cerca. Dos paradas más tarde, por fin he llegado, aunque ahora tenía que caminar unas cuantas cuadras para llegar a mi casa. Jamás habíamos vivido en una casa que estuviera cerca de las demás, él siempre lo quiso de esa forma y no podía contradecirlo.

Sabía que él estaría en casa, probablemente pensando en lo que me haría una vez que llegara y eso me mantiene al borde de los nervios. Observo como a pesar de que sostengo con fuerza el envase de café, esté tiembla por el miedo que siento.

Todo era un conjunto de emociones que se resumen en ese sentimiento. Miedo a que por caminar sola a altas horas de la noche pudieran hacerme algo, miedo a que esta fuera mi última noche y miedo a él.

Las farolas parpadeantes son lo único que ilumina mi camino, el ruido va disminuyendo mientras me acerco hacia mi casa, incluso el cantar de los pájaros desaparece como si ellos también supieran que me dirigía directo a mi condena. Nunca podría considerar a mi casa como una, yo jamás había tenido un hogar, solo son paredes que esconden momentos de los que me avergüenzo.

Vislumbre las luces tenues de mi casa que lograban traspasar la ventana dando a entender que alguien se encontraba dentro. Cierro los ojos y respiro profundamente preparándome para entrar, con las manos temblorosas busco las llaves entre mi bolsa, entre tanto, los temblores no disminuyen, al contrario, solo aumentan por cada segundo que pasa.

Puse el envase del café en la pequeña barra que se encuentra cerca de la puerta, mi rostro se contrae con desagrado al mirar todas las latas de cerveza sobre la barra, el olor me hace arrugar la nariz. Todo es una mezcla de alcohol barato y cigarro, acompañado de algunas otras sustancias que no me gusta consumir.

Lonely EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora