10|Su Risa

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Paso una vez más mis manos por mi cara tallando mis ojos, los números blancos del reloj electrónico en mi mesa me indican que son más de las dos de mañana

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Paso una vez más mis manos por mi cara tallando mis ojos, los números blancos del reloj electrónico en mi mesa me indican que son más de las dos de mañana. Últimamente no duermo, tan solo unas horas, la época de exámenes y registro de calificaciones siempre son estresantes y difíciles.

Llevaba desde las diez de la noche estudiando y mi cerebro ya no estaba funcionando, al menos espero mañana recordar lo que leí. Mi energía de noche solo funciona cuando voy al museo y pintó ahí, pero si no es así, no hay nada que me ayude, en las mañanas soy más productivo.

El tono oscuro debajo de mis ojos y el cansancio notable en mi rostro me grita ya basta, además, el dolor de cabeza me está matando y quizá, esa es la razón por la que no estoy funcionando esta noche, quiero dejar todas las tareas de lado y aventarme a la cama para poder dormir de una vez.

La universidad me tiene estresado, trabajos y exposiciones, una y otra vez como si fuera un bucle que se repite todos los días de mi vida solo para torturarme.

Estiro mi cuerpo para aliviar la tensión, entre tanto, la puerta de la habitación se abre lentamente haciendo que la luz del exterior se cuele por dentro—¿Sigues despierto? —Jerome, con cautela, asoma un poco la cabeza por la puerta.

—Algo así, ya casi acabo, pero ya me harté. ¿Y tú? —pregunto extrañado. Jerome no suele dormir tarde, al menos que sea algo muy importante.

—Estaba hablando con Asteria, está en Italia, pero por la diferencia de horario hablamos a esta hora —suspira con una sonrisa —Además, se me ocurrió una melodía y bueno, al parecer ninguno de los dos dormirá hoy —él le da un trago a la bebida que contiene su taza humeante.

—¿Hiciste café?

—Sí, pero es expreso, todavía hay un poco, ¿quieres?

Asiento, el café expreso es el único tipo de café que me gusta, un poco raro, lo sé. Unos minutos después Jerome regresa con otra taza.

—Gracias.

—¿Está bien si pongo música? Prometo que será más calmada, lo dos lo necesitamos.

—Solo si me dejas escoger la primera canción —propongo tomando mi celular para conectarlo a la bocina de la sala.

—Trato y suerte con el examen.

Mi mejor amigo sale de mi habitación dejando la puerta entreabierta, la melodía de No time to die de Billie Eilish, una de mis canciones favoritas, llena todo el departamento. Ni a Jerome ni a mí nos desconcentra la música a la hora de estudiar o hacer alguna tarea, como al contrario de otras personas que se distraen fácilmente, de hecho la música nos mantiene más despiertos y movidos.

Prácticamente vivo con música todos los días y a cualquier hora, Jerome se la pasa cantando, bailando o componiendo así que ya estaba acostumbrado.

Miro el café en mi escritorio y Elaine vuelve a adueñarse de mis pensamientos como lo ha estado haciendo los últimos días. Eso es otra cosa que me mantiene despierto, no puedo olvidar sus labios rozándose junto a los míos, sus brazos rodeando mi cuerpo y su aroma a rosas junto a los pequeños toques de cigarro.

Lonely EyesWhere stories live. Discover now