9|Sentimientos Inexplicables

995 175 57
                                    

Estoy apunto de volver a explotar y soltarme a llorar, pero no quiero que Deneb me vea de esa forma, que sus ojos reflejen lástima, a pesar de que sé él no me miraría así porque Deneb no es como las personas que lo hicieron hace unos años atrás

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Estoy apunto de volver a explotar y soltarme a llorar, pero no quiero que Deneb me vea de esa forma, que sus ojos reflejen lástima, a pesar de que sé él no me miraría así porque Deneb no es como las personas que lo hicieron hace unos años atrás.

¿Cómo le explicaba que cada día que pasaba me sentía más rota?

De una forma inexplicable, la comodidad que tengo con él es algo innato, siento que puedo contarle todos mis problemas y Deneb solo me abrazaría sin decir nada hasta que las lágrimas y el miedo se esfumen de mi cuerpo.

No tengo ni idea que estaba pensando cuando de un momento a otro lo abrace, pero mientras pongo mis brazos alrededor de su cuello, el aire retenido se escapa y la calidez me envuelve. Deneb pone las manos en mi cintura apretándome más hacia él.

Reprimo un quejido de dolor y  aunque no haya mucha fuerza, duele. Su fragancia varonil inunda toda mi esencia junto a su cálido cuerpo.

—Gracias por todo, Deneb. En serio, gracias por las palabras que me dijiste ese día y por lo que estás haciendo ahora —susurro cerca de su oído.

Rompo el abrazo y me alejo un poco, él acaricia mi mejilla con su pulgar convirtiéndolo en un roce fugaz, y he notado que es un gesto que suele hacer mucho conmigo, que logra calmarme. Me hundo en el brillo azul de sus ojos y lo miro con intensidad.

—Bueno, ojos tristes, debo admitir que aún viendote así, eres hermosa.

—¡Ya basta! —me quejo dándole un pequeño golpe en el hombro. Mi risa nerviosa resuena entre los dos —. ¿Qué estás tratando de hacer? —Mis mejillas se están poniendo rojas y los nervios se apoderan de mi cuerpo.

—Es que no puedo evitar decirlo —dice con una sonrisa —Tendrás que acostumbrarte.

—¿Será así siempre?

—Solo si tú quieres.

—Quizá —susurro, desviando mi atención al cigarro.

Mi mente se desvía al momento en el que estuvimos tan cerca, tal vez esa poca distancia ya había formado parte de nosotros, pero ese instante fue distinto. Admito que al principio era una pequeña distracción para quitarle mi cigarro, pero no lo sé, todo cambió cuando sus ojos me vieron de esa forma, el autocontrol se fue y por un segundo mi cabeza nos imaginó besándonos encima de ese sillón.

Deneb suelta un ligero bostezo que lo hace mirar el reloj en su muñeca —Ya tengo que irme, Elaine —menciona dándome un golpecito en la nariz con su dedo.

Observo como recoge la pequeña mochila que estaba en el suelo —¿Tan rápido?

—¿Ahora no quieres que me vaya? —cuestiona con burla.

Me quedo en silencio, porque no podría admitir que sí quiero que se quede conmigo.

—Me quedaría más tiempo, pero tengo escuela en unas horas y aprovecharé a dormir lo que me queda de la mañana —explica —¿Quieres que te acompañe a la estación?

Lonely EyesWhere stories live. Discover now