En el Reino de Corea se celebraba la adultez del príncipe omega Baekhyun. Esa noche en medio del bosque su transformación ocurriría y lo calificaría como asequible para cualquier hombre que pretendiese cortejarlo. Empero, la noche trajo con ella una...
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Baekhyun tomó la cámara de su celular y empezó a sacar varias fotos.
Zhoumi, con su torso descubierto y un pantalón que cubriese su intimidad, mantenía su rostro serio, con una expresión de arrogante sensualidad, se apoyó en el marco superior del umbral al balcón, enseñando sus músculos definidos y lo largos que estos eran. Su mirada fija en el muchacho ansiaba que el trato se cumpliese. Casi sonrió por inercia. Baekhyun aceptó posar para él y esperaba que no se retractara.
—¿Puedes bajar los brazos y encorvarte un poco?
El hombre sonrió de medio lado y asintió. Su cuerpo desgarbado seguía viéndose precioso bajo la luz y por muy poco lucía melancólico. Baekhyun sacó varias tomas antes de sentarse frente a su cuaderno de hojas blancas. Empezó a dibujarlo con rasgos vagos, apenas los suficientes como para marcar un patrón sobre la hoja; repasó los lugares donde el relieve debía ser más profundo, entonces siguió con otro dibujo de su espalda, ancha y fuerte, recorriendo con suavidad esos músculos que estilizadamente abrazaban al hombre. Sacó otras fotos y siguió dibujando, mientras al costado hacia pequeñas anotaciones.
—Hace años que no te veía dibujar. Había olvidado lo lindo que luces concentrado.
—Ha pasado mucho tiempo desde que nos vimos —concordó, borrando un trazo fallido sobre la pierna del hombre—. Yo no regresé nunca a China.
—Y debiste hacerlo. Yo estaba esperándote.
Baekhyun siempre supo de las pretensiones de Zhoumi y, aunque cuando estuvo en el extranjero le causó gran halago, ahora lo sentía brevemente incómodo. Él era un hombre casado ahora y amaba mucho a Chanyeol. Eso lo sabía Zhoumi. Quizás debía decirle que no debían seguir tonteando como hace años. Nunca llegaron a nada, pero no quería generar un malentendido.
—Estoy casado.
—Aún puedes engañar al rígido soldado —se burló, pero al ver que Baekhyun no disfrutó de la broma, su rostro se mostró abochornado—. Cuando estábamos en China no pude decirte muchas cosas, tal vez porque siempre creí que estarías conmigo, y entonces te marchaste y nunca supe de ti, no hasta que volví a Corea.
—Cuando me fui de China fue porque tú te ibas a casar, lo sabes, y aunque no llegaron al altar, nunca estuve de acuerdo con ese matrimonio. Ella era muy desabrida. Peleamos, ¿se te olvida? Y no creí correcto atormentarte con mi vida cuando tú tenías una de la cual ocuparte.
—Entonces, ¿sólo me llamaste porque necesitabas un modelo?
—Te llamé porque eres mi amigo y porque no había otra persona a quien quisiera esculpir. Y creí que sería maravilloso volver a ser los amigos que éramos.
El hombre sonrió y asintió vagamente.
—Pero..., ¿tu malvado esposo no se molestará que estés aquí pintándome cuando tu celo está latente?
