Seis

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Los cubiertos sonaban sutilmente contra los platos, un tintineo elegante que se juntaba con el ruido de copas y cristales. No era el único ruido, las voces de los reyes eran suaves, pero demandantes. También podía escucharse la voz de el resto de la familia real, aunque Baekhyun no decía mucho, además de las voces casi inaudibles de los padres de Chanyeol. Su cena de compromiso requería de la presencia de ambas familias.

Esa noche de sábado de verano se hablaría sobre el compromiso de los jóvenes y al día siguiente se realizaría el anuncio en los medios oficiales de la familia real. El departamento de comunicación estaba ya maquinando una romántica historia entre Park y Byun que explicase su compromiso temprano. Se hablaba de un romance fortuito entre los muchachos surgido a partir de los largos períodos en los que Chanyeol pasaba en el palacio. Citas a escondidas, suspiros largos y sueños de una vida juntos.

Ojalá fuera así, quería Baekhyun.

Su infame matrimonio estaba guiado por una simple noche en donde el celo del vampiro arrasó con la pureza del omega y su vida dio un giro tormentoso.

Chanyeol estaba, en un eufemismo, tan serio como las gárgolas de la catedral de Notre Dam. Sus ojos oscuros tenían un destello de molestia y sus labios, aunque rectos, estaban tan tensos que apenas se abrían al comer.

—Entonces, ¿cuándo se casarán? —preguntó el padre de Chanyeol, Park Sanghun.

La pregunta salió de forma ruda y Siwon torció el gesto por ello. Quizás se estaba comportando como un aristócrata demasiado disgustado de unir su línea de sangre con un pobre campesino. No era así, pero sí le disgustaba tener que unir a su hijo con el hombre que osó tomar lo que no era suyo.

—Esperamos que dentro de un mes todo esté listo ya para su matrimonio.

—¡Será estupendo! —celebró el hombre—. Chanyeol debiste decirme que salías con el príncipe omega.

—Era un secreto —masculló, tragando con dificultad los camarones no siendo estos de su agrado—. Además, no veo cuándo pude habértelo dicho.

—¿Problemas? —preguntó vagamente el Rey.

—Ninguno —negó el viejo vampiro, torciendo los ojos en dirección de su hijo.

Chanyeol recordó las pocas veces que estuvo con su padre. El hombre era un policía honorable, pero sus vicios y gustos los llevaron a la ruina. Su madre, sentada a lado en un completo mutismo, era la que sostenía a su casa con esporádicos empleos. Su padre solía llegar a la casa un par de veces al mes, cuando no estaba muy borracho como para recordar el camino de regreso a casa. El hombre nunca fue cariñoso, más bien apartado y misterioso, y por ello Chanyeol no generó nunca un sentimiento de afecto hacia él. Con su madre era diferente. La mujer era todo lo que tenía y lo que más quería. Ahora mismo, el General se sentía sumamente avergonzado de mentirle a su madre en la cara. Eso no podía tolerarlo.

—Y, díganme, ¿dónde esperan vivir?

Siwon gruñó bajo. Él sabía lo que el impertinente hombre estaba haciendo. No era por la pregunta sino por la forma burda de hacerlo. Park Senghun estaba tanteando la riqueza que tendría su hijo por derecho de matrimonio. Las propiedades, las jugosas cuentas bancarias y una asegurada pensión que despilfarraría en baratas botellas de licor y mujeres.

—Mi familia posee vastas propiedades en toda Corea, pero hemos pensado que ellos quisieran estar más cerca de Seúl, así que como mi regalo de bodas, la casa a las afueras de la ciudad, junto al río —indicó Heechul con simpatía.

El Defecto de un Omega (ChanBaek)Where stories live. Discover now