CAPÍTULO 1.

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Capítulo 1.


Cuatro años antes...


Caminar en la soledad de la noche siempre me había fascinado, la ciudad de Adak era preciosa. Al estar apartada y poco habitada, se podía observar el cielo siendo decorado por preciosas iluminaciones, las cuales para nosotros son pequeñas pero en realidad son más grandes que nosotros. Y se podían apreciar en grandes cantidades, a diferencia de muchas otras ciudades con más tecnología y edificios que aquí. No era un campo, pero tampoco era una ciudad del todo moderna. Era una combinación de ambas, con sus partes rurales y aquellas donde sólo había bosques. 

El viento golpea con suavidad mi rostro y genera ligeros movimientos a mi cabello. Levanto mi cabeza a la vez que inhalo, como si pudiera sentir a la perfección el aroma de la noche y su frialdad.

Tenía mis ideas que para los demás mayormente resultaban raras, como lo era mi sentido del olfato. Yo creía en que realmente podía sentir y darles olores a cada cosa en especial, como en este caso lo era la noche y su brisa.
A veces lo más típico de recordar a alguien por sus aromas, hasta lo más extraño como creer que el estornudo tenía su propio olor.

Sonrío escuchando los tacones de mis botas resonar en el asfalto. No se encontraba a nadie a estas horas de la noche, y menos en una noche de invierno. No por miedo a ser robado, creo que eso es lo que desearías más que lo que realmente te podría suceder.

Los cuentos y la imaginación son bienvenidas hasta que chocan con la realidad y se convierten en una. 

Detengo mis pasos cuando me encuentro a centímetros de la puerta y estiro mi mano para dar suaves golpes pero aún así audibles. Unos segundos después la puerta es abierta y veo el rostro de Catherine recibirme. Se mueve a un costado dejándome pasar.

—Llegas temprano, sueles tardar más.

—Al parecer hoy no salieron a divertirse —respondo amargamente —. ¿No duermes?

Niega con su cabeza y yo asiento comprendiendo. Le daba miedo dormir y tener pesadillas, todas las noches las tenía y les daba terror. Ya he perdido la cuenta de las veces que me he despertado con sus gritos en medio de la noche.

—Ven, te leeré un cuento —extiendo mi mano y ella la toma. Avanzamos escaleras arriba hasta su habitación.

Espero pacientemente que se acueste y sus sábanas la cubran, me siento a su lado en la cama y le acaricio el cabello mientras hablo:

—Había una vez una princesa encerrada en la torre más alta de todo el mundo… 

—Aburrido —interrumpe y yo me río.

—Déjame llegar a la mitad al menos —replico y continúo —: Su nombre era Josephine, quien había pasado toda su vida encerrada en esa torre que conocía como su único hogar. 

》Un día un joven aventurero, estaba buscando un tesoro que lo llevó a escalar la gran torre. Cuando llegó, se llevó la sorpresa de encontrar a la joven, pero sin prestar mucha atención siguió con su misión.
Sin tener éxito, decidió regresar a su casa, no sin antes preguntarle a la princesa si quería acompañarlo. Si no se sentía sola y por qué estaba allí.

—Oww, una historia de amor —chilla emocionada y yo la ignoro.

—Josephine se negó a la propuesta del joven, y le confesó que estaba ahí por decisión propia. Ella sabía que no podía estar con alguien más sin causar dolor. El joven se preocupó e insistió sin tener éxito. 

VIGILANTESWhere stories live. Discover now