—Mi nombre es Ben, seré el encargado de transportarlos esta noche.

—Un placer Ben—responde Johao.

El tipo nos invita a entrar al coche con un ademán de mano y se gira para dirigirse a la puerta del conductor. Nos acomodamos los cuatro dentro quedando cada uno frente al otro. En una pequeña cubeta hay una botella de champagne y unas copas a su lado, la abrimos para degustarla, mientras empezamos a movernos.

—Por una noche maravillosa—habla Reeley, levantando su copa.

Todos imitamos su acción, haciendo que el vidrio tintinee sellando el brindis.

—Salud—decimos al mismo tiempo.

Santorini de noche es precioso, sus calles llenas de luces y el paisaje rodeado de costas hace del viaje sumamente relajante. Me sumerjo en mis pensamientos sin despegar la vista de la ventana. Los murmullos de mis acompañantes se escuchan lejanos, mientras yo sigo inmersa en toda la belleza que representa la ciudad.

—Souja—la voz de Johao me devuelve a la realidad.

—¿Sí? — contesto girando mi cabeza en su dirección.

—Estás muy distraída linda, ya llegamos—su afirmación, me hace espabilar.

Regreso la mirada hacia la ventana que me muestra una casa gigantesca, adornada con luces, un amplio jardín y repleta de autos por todas partes.

La puerta de mi lado se abre, Ben extiende su mano para ayudarme a bajar y al resto de las chicas. El último en bajar de la limosina es mi amigo que le da las gracias al chofer, que nos sindica hacia dónde dirigirnos para ingresar a la enorme mansión.

Asegurándonos que nuestros instrumentos estarán a salvo y serán llevados por empleados del lugar.

Avanzamos a paso seguro hacia la entrada del lugar, mientras yo voy sintiendo como poco a poco se me acelera el corazón, mis manos sudan y un mar de avispas suben y bajan por mi estómago.

¿Qué me pasa?

Respiro Hondo, apurando el paso para ir a la par de los demás que ya van subiendo las escaleras del lugar.

—Buenas Noches—nos saluda un sujeto vestido de traje negro de manera muy educada. Invitándonos a adentrarnos en la mansión.

Saludamos e ingresamos a la casa que se encuentra atestada de cualquier cantidad de personas enfundadas en vestidos caros, las mujeres con grandes cantidades de joyas y los caballeros con copas en sus manos o habanos.

El ambiente es algo pesado, la vibra que flota en el ambiente pone mis sentidos en alerta, es como si estuviéramos fuera de lugar. He estado y participado de muchas fiestas de gente pija, pero esto es y por mucho la meca de los millonarios.

Además de la gran cantidad de personal de seguridad que se desplazan por todo el lugar de manera poco disimulada. Los Diamantidis definitivamente deben ser una familia de muy buena posición social.

Al igual que en el club observo algunas mujeres e incluso hombres con aquellos collares extraños, lo que me hace pensar que deben tener algún significado en especial.

La chica que nos guía entre el mar de personas, nos lleva hasta donde esta nuestra mesa. Indicándonos tomemos asiento mientras localiza a los anfitriones para que nos den la bienvenida.

Nos ubicamos en nuestros lugares y de inmediato un mesero se acerca a nosotros para entregarnos unas copas y dejar algunos bocadillos sobre la mesa.

—Esto sí que es lujo—habla Hannia llevando un pastelillo a la boca.

—Ni que lo digas—habla Ree—¿han visto a estas personas? Con un solo arete de esas mujeres, tendría para mantenerme por meses.

Ébano +21 (Libro I Bilogía Claroscuro)Where stories live. Discover now