🐇(𝟏𝟐)

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¡Contenido extremadamente sensible!
Mención de: desaparición, presuntamente asesinato/homicidio.

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No era una situación en la cualquier persona común y corriente fuera capaz de imaginarse, ni siquiera algo que presenciara todos los días con sus propios ojos. No siempre que atestiguabas una escena horripilante reaccionabas de la misma manera; todo individuo tenía su forma e incluso hasta para actuar ante las adversidades.

O bien podías cohibirte por el horror y la desesperación, o bien el miedo te haría reaccionar inmediatamente.

Porque "a grandes males, grandes remedios".

Eso fue lo que aplicó Seonghwa en cuanto cruzó el pórtico de su casa, venía siendo las doce del mediodía cuando salió por última vez de su trabajo, y la escena que se encontró en su sala fue...

¿Impactante?

¿Inquietante?

¿Atemorizante?

Una descripción lógica y concreta era imposible, considerando que el cuerpo de uno de sus compañeros de trabajo yacía tirado en el piso casi a mitad del pasillo que daba a los cuartos a los laterales y directamente al patio; inerte, sin color, con los ojos abiertos y estos opacados y sin brillo y encima de un pozo de sangre que le hacía pensar lo peor de si ese líquido rojo era de él o de alguien más.

Una persona común y corriente hubiera reaccionado con pánico y con llamar primeramente a la policía local y reportar el crimen, pero él nunca hizo eso.

En cambio, su único y primer pensamiento fue: Yeosang.

Cruzó la estancia soltando las cajas que contenían dulces y tortas, pues había pasado por la pastelería favorita de su conejito y quería consentirlo por el resto de la tarde con algunos de sus dulces preferidos, aunque estuvo claro que eso no sucedería.

Se movió por toda la casa ignorando aquel cuerpo sin vida, buscando y buscando y rebuscando en todos los rincones al niño rubio de orejas largas y felpudas que deseaba ver y abrazar con todas sus fuerzas y saber que se encontraba completamente bien, pero fue en vano.

Supo que todo estaba verdaderamente mal.

Y ahí fue que, pasando de la concentración por hallar al ser que más amaba en el mundo, entró en la desesperación y el miedo lo inundó, sofocándolo y dándole temblores en su cuerpo y manos cuando tomó el teléfono y le marcó a uno de sus amigos al azar.

No le importaba quien atendiera, más le importaba decirles lo que estaba pasando y que lo ayudaran enseguida.

Fue breve, fue tormentoso y fue horrible en todo el poco tiempo que estuvo explicándole a sus amigos por llamada lo que ocurrió, los que le hicieron sentir culpa y culpa sentía desde un principio.

Arrojó el teléfono al colgar después de una segunda llamada a la policía tal como se lo ordenó su amigo Wooyoung y se derrumbó en el suelo, al lado de la puerta abierta del jardín y de la que entraba brisa fría, y así se sentía el entorno, frío y crudo.

Se cubrió el rostro con sus temblorosas manos y lloró amargamente a cataratas y sollozó fuertemente, quebrado; su llanto estaba lleno de dolor por la falta de su Cheonsa.

𝐂𝐇𝐄𝐎𝐍𝐒𝐀, 𝐂𝐇𝐄𝐎𝐍𝐒𝐀 [RESUBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora