🐰(𝟎𝟓)

199 23 8
                                    

Las voces, los murmullos, los gritos de mandatos y respuestas de «¡Sí, chef!» no paraban de retumbar en sus oídos, a pesar de que también algunos gritos eran dirigidos hacia él. Pero estaba muy concentrado en lo que hacía para que el platillo que preparaba quedara perfecto y visualmente apetitoso, delicioso, y listo para que fuera llevado al correspondiente cliente.

──¡Park! ¡Necesito que sazones bien ese cangrejo! ¡Que no se pase de cocción!──Otro grito fue direccionado a él, además de la mención de su apellido en la frase.

──¡Sí, chef!──Respondió firmemente a su superior. Hábilmente se dio la vuelta con su platillo en el antebrazo y caminó con agilidad hasta la gran mesa donde depositaban los numerosos platillos ya preparados, ya sean fríos, calientes, salados o dulces como postres, los cuales de estos muchos y todos eran revisados escrupulosamente por los comensales antes de ser llevados a las mesas del impresionantemente enorme restaurante.

Se devolvió hasta su lugar para comenzar a elaborar los huevos benedictinos y obtener cada objeto para poder hacerlo. Puso agua en una olla para hervirla, mientras tanto usó un bowl para la salsa holandesa, le agregó jugo de limón o lima, una pizca de sal y la revolvió después de otro fundamentales ingredientes que era indispensable que faltaran. Tras revolver la salsa, la dejó a un lado y abrió seis huevos, cada uno para ponerlos a sancochar en la olla con el agua ya hervida y le puso una tapa para contener el vapor. Retiró el cangrejo en la hornilla donde la hacía y lo remplazó por una plancha para tostar la misma cantidad de panes redondos cortados a la mitad como cama para el cangrejo, el cual bañaba en esa exquisita salsa holandesa y, por último, los dichosos huevos sin pasarse de cocción al igual que el cangrejo, finalmente espolvoreados con una capa fina de páprika.

Culminó gloriosamente en un intervalo de increíble corto tiempo.

Sin duda alguna, era un platillo dificultoso pero para su mayor ego como apasionado cocinero y amante de la cocina, lograba hacerlo con un magnífico y satisfactorio resultado, obteniendo para sí de los críticos buenos comentarios, de los clientes y el propio Chef Ejecutivo.

──Park, ¿cómo van esos huevos benedictinos?──Justo este último hizo acto de presencia al lado de Seonghwa, observando lo que hacía y cómo lo hacía y si lo estaba haciendo bien.

El azabache sorprendentemente no se inmutaba con la presencia de su superior, pues, en realidad, no se comparaba para nada a lo que tuvo que pasar a como cuando estaba en la escuela culinaria y opinaba que el Chef no era un cascarrabias o le sacaba de sus casillas, era todo lo contrario.

Ni siquiera podía compararlo al hombre de aquel programa de cocina llamado Masterchef: Gordon Ramsay.

Ese señor sí que podía llegar a dar miedo y no del bonito.

Si lo tuviera en frente, seguramente se desmayaría.

Primero se emocionaría y luego se desmayaría.

──¡Están listos para ser servidos, Chef!

──¡Muy bien, Park!──Fue elogiado. El Chef al mando, como era su deber, se osó a probar un platillo de prueba; la salsa holandesa, el cangrejo y verificar que, cuando cortara los huevos a la mitad, se escurriera la yema maravillosamente. Una expresión seria surcó el rostro del hombre, pero ni siquiera duró nada, pues sonrió de orgullo por el gran trabajo de Seonghwa.──¡Excelente! ¡Perfecto, absolutamente perfecto, Park! ¡Que sirvan estos platillos, los clientes tienen hambre!

𝐂𝐇𝐄𝐎𝐍𝐒𝐀, 𝐂𝐇𝐄𝐎𝐍𝐒𝐀 [RESUBIENDO]Where stories live. Discover now