Epilogo: El chico que siempre recuerda y espera

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Ray siempre quiso ver a Emma sonreír, a pesar de que le decía que era tonta por sonreír sin preocupaciones, su sonrisa iluminaba sus días de dolor y arrepentimiento. Ray no sabía exactamente porque se había encariñado con esa chica tonta cuando era un niño, solo sabía que ella jamás se había rendido con él a pesar de todo lo que intentó alejarla construyendo un muro para mantenerla lejos, pero, Emma siempre se acercaba, sin importar cuantos limites le pusiera Ray, seguía allí rompiéndolos una y otra vez, además ella siempre podía sonreír a pesar de las circunstancias. Inconscientemente, empezó a desear que ella pudiera tener un futuro sonriente e hizo un plan para intentar salvarla a ella y a Norman, no importaba si su vida se perdía en el intentó, mientras esos dos vivieran y tuvieran un futuro feliz, él lo haría. Las cosas no funcionaron, espero pacientemente por 6 años para realizar ese plan, y la misma Emma (con ayuda de Norman), estropeó sus planes; ella le mostró el mundo que no quería ver con una sonrisa, y le enseñó tantas cosas maravillosas, que estaba tan agradecido con ella, así fue como su deseo de que Emma sonriera y fuera feliz incrementó, era lo único que podía pedir, un mundo donde Emma pudiera ser feliz sin preocupaciones.

Por eso, cuando el demonio le preguntó cual era su deseo, él contestó.

—Quiero que Emma sea feliz —

El demonio, que estaba enojado con él, ya que no esperó que pudiera alcanzarlo, y más que trajera a un intruso con él, decidió preguntarle su deseo y se irritó más al escucharlo.

—Eres un humano insolente — Aquel demonio le dijo con voz irritada — Destruyes mi pago de una dimensión y encima eres tan ambicioso que crees que puedes hacer una promesa sin un pago — La ira de aquel demonio crecía y crecía.

—Pero es mi único deseo, la única forma de que Emma sea feliz es que cumplas el deseo que ella tiene — Ray sonrió levemente, pensando en que si podía lograrlo, no tendría arrepentimientos, pero el demonio no era estúpido.

—¿Crees que no puedo pedirte un pago por la promesa? —

—Aceptaré lo que sea que pidas —

—¡Ray! — Ray, quien era un fantasma, estaba a su lado, mirándole preocupado — No seas imprudente — le pidió él, mientras le miraba con esa preocupación marcada en sus ojos.

—Lo siento — Ray trato de controlar un poco su ego, el demonio era algo parecido a un Dios, debía de ser respetuoso.

Ray lo observó, mientras el demonio estaba en silencio, pensando en algo en particular, quizás, analizándolo profundamente.

—Tú siempre eras el niño que se sentaba a esperar, aquel que sabía toda la verdad mientras se consumía por la desesperación por dentro, esperaste por seis años hasta realizar tu plan, ciertamente, sin ti, nada de esto hubiera sido posible en ninguna dimensión — El Dios demonio le habló, con voz suave, al parecer se había calmado — ¿odiaste eso?, ¿no? — Ray asintió ya que había aborrecido su vida durante esos seis años.

Aquellos años de soledad eran bastante frustrantes, pero no pudo maldecir su vida ya que Emma y Norman estaban ahí con él.

—Esa será el precio, volverás a pasar por eso — Ray abrió los ojos bastante, mientras se preocupaba por el pago — Pero esta vez, nadie de tu familia estará para ayudarte — Ray parpadeó mientras comprendía su destino.

Él miró al Ray fantasma, que le veía con pesar, sabía que él no estaba de acuerdo con el pago de la promesa.

—¿Irán todos al mundo humano?, ¿incluido las madres? — Ray vio al demonio asentir — ¿estarán toda mi familia juntos? —

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