Persecución

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La silueta de sus hermanos saliendo del refugio fue la última vez que Norman los vio, soltó un sonoro suspiró cuando oyó la puerta del refugió cerrarse, hubiera querido decirle más cosas a Emma y a Ray, pero su orgullo no lo dejo.

—Norman — Chris tomó su manga, jalándola un poco —Lo sentimos — sus ojos azules se posaron en el pequeño que lo miraba con tristeza.

Norman se agachó a su altura y lo acarició levemente.

—No hay nada de que disculparse — Susurró él con una de sus sonrisas, pero Chris solo bajo su mirada, bastante arrepentido.

—Somos pequeños y débiles, si Emma y Ray creyeran que pudiéramos cuidarnos solos... no te hubieran dejado aquí y te hubieran llevado — Norman abrió un poco más sus ojos, sintiendo una gran punzada en su pecho.

—No creo que sean débiles, todos ustedes son fuertes... yo... — Norman no sabía que decir para confortarlos, cuando sus hermanos empezaron a derramar lágrimas.

Norman notó que por su actitud, sus hermanos creían que él pensaba que eran un estorbo.

—Vamos... no lloren — él abrió sus brazos donde Chris, Alice, Marck, Dominic y más de los otros niños se refugiaron.

Todos ellos eran muy pequeños, pero ante ese mundo cruel, habían sido más valientes que cualquier otro niño, Norman recordó la primera vez que vio a un demonio.

Emma había dicho que la casa era una granja, y como Ray hubiera dicho, pensó que era alguna de sus locuras o juegos, a pesar de poner una cara de gran seriedad, creyó que se reiría y diría, "es una broma", pero no fue así, y él tampoco creyó que Ray la apoyaría, tenía que ser una broma muy buena la que estaban orquestando los dos. Recordó que fue con Gilda mientras le agarraba la mano, porque Gilda si había creído en las palabras de Emma, ella tembló todo el camino hasta encontrarse con la puerta, no se acercaron al carro ni nada, simplemente lo vieron a lo lejos, recordó la pequeña mano de Gilda temblar como gelatina al ver el carro, Norman se preguntaba si habría visto algo en ese carro, cuando quiso acercarse, la puerta se abrió, y ambos se retiraron un poco, al verlos, Norman quedó en estado de shock, mientras que Gilda ponía las manos en su boca para evitar gritar, al oír a los demonios hablar de su hermana recién asesinada como una golosina, la ira inundo su ser, pero siempre era dominada por el miedo.

Recordó que jaló a Gilda con todas sus fuerzas, mientras sus pulmones y piernas rogaban por un descanso, pero necesitaba volver a la casa cuanto antes, porque todo en lo que había creído era una mentira, y era tan posible que él fuera el próximo, que no podía dejar de pensar que quería irse y huir de todo, sin importar nada más.

Claro que su primer instinto fue correr, pero lo primero que pensó fue huir con Emma, luego pensó en Ray y en Gilda, quienes eran los que conocían el secreto, pero sorpresivamente fue Ray quien sugirió que escaparan todos juntos.

Algo muy curioso... es como si no fuera Ray, si esa idea hubiera venido de Emma, no lo habría impresionado tanto, pero Emma y Ray se portaban raro desde aquellos momentos.

—No se sientan así, ustedes son más fuertes de lo que creen, demostrémosle a Emma y a Ray que ustedes no son niños débiles que siempre tienen que proteger — Aquellos niños que estaban a su lado, asintieron de inmediato.

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La vida en el refugio se volvió una rutina, pero Norman empezó a enseñarle a los niños todo lo que había aprendido para sobrevivir, como por ejemplo, como caminar como Yuugo, quien se movía muy sigilosamente, sin hacer ruido, recordaba que ellos caminaban con mucha tranquilidad en la casa, justo como lo hacía Isabella, ya que Isabella era una depredadora, pero tenían que aprender de Yuugo, quien por trece años había sido una presa.

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