El problema es cuando dos hijos de puta colisionan, y sus mundos los privan de la paz ante el hecho de que hay alguien con el suficiente poder para destruirte. Alguien con tu mismo poder. Ya lo dije una vez, y lo repito otra, eso se convierte en juego de matar o morir y nunca nadie está dispuesto a ceder.

Pocas son las veces que me he cruzado con personas que porten la misma magnitud de poder que yo, por lo que nunca me he sentido amenazado por alguien.

Sin embargo, si puedo decir que solo una vez bajé la guardia ante una persona que decidió brillar por su cuenta y eliminar la llama que yacía en su interior, creyendo que mi oscuridad podía ser un perfecto complemento con su ridícula luz. Para mi desgracia, no era más que una tigresa disfrazada de cordero, dispuesta a acabar conmigo y todo lo que pudiera hacerme feliz. ¿Saben que fue lo peor? Que era ella lo único que podía hacerme sentir bien, por lo cual no solo terminó de destrozar el último pedazo de corazón que quedaba intacto en mi interior, sino que me arrebató todo tipo de esperanza sobre el amor. Se llevó consigo todo lo bueno que había creado en mi.

Salió de mi vida dejando un desastre aun peor del que había cuando entró, dejándome como única opción levantar un muro impenetrable entre mis sentimientos y todo aquel que se creyera capaz de conocerlos, prometiéndome a mí mismo nunca ser menos que alguien.

No voy a negar el hecho de que una gran parte de las mujeres que han entrado a mi vida han tratado de derribar ese muro, pero nunca han salido victoriosas. Nadie podría salir ileso de conocer todo lo que se alberga en mi interior, y tampoco me veo gustoso ante la idea de que alguien vuelva a conocerme y usar todo lo que sabe de mí en mi contra.

La diferencia entre el cordero y esta hija de puta latina, es que Edén no necesita un disfraz para entrar en tu vida. Con sus garras de loba y mirada felina, junto a su actitud de loca y comportamiento autoritario sabe que puede joderte la vida en un par de jugadas y sin que te des cuenta. Al principio mis ojos captaron una mujer inocente y virginal, hasta puedo jurar que todo en ella se siente tan puro como candoroso, pero en este tiempo solo me ha demostrado que no todo en ella parece ser lo que muestra. No se me hace difícil reconocer quien tiene poder y ella carga uno importante, pero algo no me permite distinguir de qué se trata. Intento descubrir en qué infierno arde y por qué ha decidido optar por ese camino, aunque sé que pongo todo en juego.

El jodido conflicto comienza cuando conozco a la cabeza dura latina que marcha entre mis topas y su sola presencia es como un golpe directo al centro del muro, haciendo que este tiemble y me desestabilice. Ni siquiera tiene que intentarlo, porque parece que no le importo una mierda y de igual forma atienta contra mi cordura y estabilidad.

Probablemente todo esto sea culpa del vodka y la frustración de no poder tomarla y hacerla mía con la misma facilidad que puedo hacerlo con cualquier otra, y solamente son solo ideas mías. O tal vez ella de verdad es capaz de agrietar la dura muralla que separa mi parte humana del asqueroso mundo.

El teléfono sobre mi escritorio suena y aleja temporalmente los pensamientos que anoche me quitaron el sueño. Suelto un suspiro y me inclino sobre la silla para alcanzar el objeto que resuena con insistencia colmando mi paciencia. El sonido retumba dentro de mi cabeza como un tiroteo.

- Diga. – Es lo primero que sale de mi boca. Con mi mano disponible masaje mi sien y giro con la silla, quedando frente a la enorme vista que me permite el ventanal que ocupa la pared completa.

- Señor Hale, he ido al baño y cuando he regresado encontré sobre mi escritorio un expediente dirigido a usted. – La chillona voz de Abigail es la que suena detrás de la línea.

- ¿Tiene el nombre del emisor o algo así? No me haga perder el tiempo.

- Mmmh, - Puedo distinguir el sonido de papeles moverse. – El número del caso es CM-00573 y tiene como tropa designada a FoxTres.

Arder | Versión en españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora