Capítulo 75: Atardecer final

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Dalya pasó las manos por encima de la mesa y tomó mi helado, intercambiándolo por el lo suyo.

—Dalya, no lo decía en serio...

Ella negó, sonriendo, con las comisuras de los labios embarradas en chocolate.

—Ya le había echado el ojo al tuyo. Estaba esperando que quisieras cambiarlo—dijo, comiendo con gusto.

—Vale, muchas gracias.

Diana me dio golpecitos en la muñeca, llamando mi atención.

—Ahora tienes toda una fortuna, Senix. El dinero no será un problema para ti—limpió su boca como una servilleta—. Puedes comprarte todos los helados que quieras. Incluso las fábricas que los hacen.

—Creo que tienes razón, pero no planeo estar gastando tanto—a no ser que me picara un mosquito derrochador—. ¿No has escuchado que el dinero no hace la felicidad?

Ella sonrió con picardía.

—Dame el dinero entonces—se rió—. En serio, dámelo. Te aseguro que sí hace mi felicidad.

Le pegué mi helado en su cachete.

Perdón, helado. Seguro estabas bastante rico.

—¡Solo bromeaba!—intentó llenarme con el suyo, pero Lumina nos miró enarcando una ceja y, a pesar que parecía divertida, nos calmamos.

—Cambiando de tema—enfátice antes de que sorpresivamente una bola de vainilla se estrellara en mi ojo—, ¿por qué estás tan sonriente, Lumina?

Todas se volvieron hacia ella, atentas.

—Yo... —miró por encima de nosotras, hacia la puerta, distraída.

—¿Tiene que ver con Diego?—preguntó Diana—, desde anoche que hablaste con él estás así.

—¿Ya son algo oficial?—indagó también Miranda, curiosa.

Lumina sonrió con los labios cerrados, viéndose más feliz y animada de lo normal.

—Él y yo estamos bien—confesó.

—¿Y...?—la instó Diana.

—No somos... Novios—dijo esa palabra con una mueca—. Nada de eso. Jamás lo seremos. Se lo dije.

Diana se hizo para atrás en su asiento, sorprendida.

—¿Pero entonces por qué...?

—Estoy muy feliz porque quedamos bien, Diana—suspiró—. Diego y yo no estamos hechos para encajar. Él es un buen chico, lo sé, pero no es para mí. Ni yo lo soy para él. Ahora tengo más responsabilidades y una relación no entra en lo que quiero en este momento, él lo sabe y lo entiende. Quizás en un futuro considere esto, pero mientras tanto no voy a sugerirle que me espere. No sería justo para él ¿entienden? Me dijo que tampoco quiere una relación, él tiene sus propias metas y sueños aquí. Quiere estudiar y hacer sentir orgullosos a sus padres y a nosotros. Eso fue lo mejor que le he escuchado decir desde que lo conocí.

Inmediatamente todas nos miramos y en un silencio sincronizado comprendimos el valor de sus palabras.

Por largos segundos nadie habló, hasta que...

—En conclusión lo dejaste en la friendzone—habló Diana por fin, sin ninguna expresión—. Luego él también a ti. Básicamente los dos.

Lumina sonrió.

—Si lo dices así haces que mi explicación haya sido en vano.

—No lo fue, es más, los entendemos—dije—. Pero nos tomó por sorpresa...

La Princesa Fénix |Aeternis #1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora