Capítulo 10; Nuestra cita I.

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—¡Ah! Deberíamos emborracharnos —Hidan se tocó los labios con el dedo índice y le guiñó el ojo.

—No tienes que emborracharme para decirme lo que piensas —suspiró, mirándolo de reojo. 

Hidan alzó los hombros, alzando su vista hacia el cielo. Naruto siempre fue suertudo de tener el corazón de Shikamaru, realmente esperaba que supiera cuidarlo esta vez, lo miró de reojo. ¿Y qué si no lo hacía? A él no tenía por qué importarle, suspiró. 

—A las personas no les duele tanto la verdad si viene de alguien que no puede defenderse —apreció el pelilargo, suspirando—. La frase es de Asuma, ¿por eso quieres emborracharnos?

—Viejo, no nos pongamos sentimentales —masculló, pasándose una mano por el cabello plateado y volviendo a exhalar humo—. De todos modos, ¿qué harás con tu ascenso?

—Ah, planeo pedirle a Naruto que se mude conmigo a Canadá —replicó, chasqueando la lengua.

Hidan apretó la mandíbula y asintió.

—Ah... Si las cosas no funcionan esta vez, lo siento mucho —lo miró a los ojos—, pero si por el contrario, resulta que ustedes están destinados a estar esta vida juntos, lo único que puedo decirte es que deseo que Jashin se encargue de que halles la felicidad y muy amado. 

Shikamaru lo observó con tristeza.

—Sabes que lo siento. 

—No tienes por qué —le aseguró—, yo estaré bien, no te preocupes. Y... 

—Jashin te encontrará alguien mejor —le puso la mano sobre la rodilla y la apretó. Hidan rió.

—Sí, supongo que es verdad aunque no tiene muy fácil eso —su mano fue sobre la del pelilargo y sonrió—, ¿quién puede ser mejor que tú? 

—Un Uchiha —bromeó, recordando el crush de su ex compañero. Este rodó los ojos. 

—Está claro que nunca vas a dejarme en paz —apretó su mano—, gracias, Shikamaru. Realmente eres un gran chico y Naruto es muy afortunado de tenerte, espero que no sea imbécil y te deje ir.

—¿No sería eso algo bueno para ti?

—¿Acaso me darás una oportunidad si el rubito está fuera de línea? —Arqueó una ceja, bromeando. Shikamaru y él se rieron mientras negaban con la cabeza—. Jashin no se equivoca en estas cosas —chasqueó los dedos—, quizá en otra vida...

—No voy a morir y volver a nacer, Hidan —le respondió con ojos de borrego a medio morir—. Lamento desilusionarte. 

—Bien, bien, tú y tu sueño de reencarnar como una nube —se quejó—. En ese caso, mientras tanto... ¿Qué te parece si estudiamos anatomía juntos? —le guiñó el ojo. Shikamaru, ya acostumbrado al humor pesado de su amigo, simplemente rodó los ojos.

—Eres un idiota —masculló entonces.

—Sí. Insensible —agregó rápidamente, bajando la mirada al suelo.

—Oh.

—Maldito —gruñó.

Jashin podía ser cruel de vez en cuando, Hidan podía imaginarlo, tan poderoso su dios que no era ni hombre ni mujer, simplemente un ser divino, andrógino, con anillos en cada uno de los dedos de sus manos y una laptop vieja en la que escribía desgracias con una mano y alegrías con la otra. Era un dios cruel pero justo, fácilmente confundido con una escritora mujer que solía leer cuando estaba aburrido. No sabía por qué seguir leyendo si le rompía el corazón siempre...

INSOMNIA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora