Capítulo 10; Nuestra cita I.

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—Tú sonrisa es gigante —dijo, sentándose a un lado del pelinegro mientras mantenía una sonrisa traviesa en su rostro, como de costumbre—. Debes estar realmente emocionado.

Shikamaru entreabrió los ojos y se sorprendió de ver al peliplata frente a él, su ex compañero de clases simplemente se rió al ver como lo observaba en silencio hasta que el pelilargo bostezó.

—Ah, Hidan —fue lo que dijo.

—Pareces un zombie —apuntó, con pesadez—, ¿cuántas noches llevas sin dormir? —se quejó.

Shikamaru solo encogió sus hombros.

—No estoy seguro, viejo, de todos modos, ¿a qué te referías con estar emocionado? —arrugó la nariz. No creía que fuera tan obvio con el tema de Naruto, titubeó. Hidan arqueó una ceja.

—Bueno viejo, oí por mi padre de tu ascenso y debo decirte que te felicito, realmente te lo mereces —le dio un par de palmadas en el hombro. Shikamaru entrecerró los ojos pero le agradeció.

—Ah, sí, es cierto —no lo había olvidado, solo... sí, de hecho sí era eso. En su mente solo cabía Naruto y el caso que estaban por cerrar.

—Te lo digo, estás bastante elevado —Hidan se rió—, deberías conseguirte un novio.

—Tengo una cita mañana, es por eso que estoy como estoy —comentó, encogiéndose de hombros. No es como si fuera la gran cosa, él siempre vivía con la cabeza en las nubes, se dijo, encendiendo un cigarrillo y mirándolo de reojo—. ¿Por qué la cara de retrasado?

Ah, como adoro que me hables así, tan seco, me pone —Hidan chasqueó la lengua luego de guiñarle el ojo, escogiendo un cigarrillo al azar y entornando la mirada cuando Shikamaru encendió la candela para él—. Como sea, estoy feliz de que tengas una cita. No lo vi venir —rió.

—Eres un idiota —rodó los ojos, mientras suspiraba y encendía un cigarrillo para él.

—¿Y bien? ¿Quién es tan afortunad...? —lo miró.

—Afortunado —replicó, chasqueando la lengua e inhalando un poco—. Naruto —exhaló.

Hidan se ahogó con el humo de su cigarrillo y comenzó a toser.

—¡¿Naruto?!

Shikamaru arqueó la ceja.

—Mira si es pequeño el universo —Hidan se recompuso, pero se mantenía impresionado—. De todas las personas que me imaginé... El pequeño Naruto terminó siendo el ganador, ah.

El pelilargo carraspeó pero no comentó nada al respecto y simplemente asintió. Sabiendo que no diría nada, Hidan esbozó una sonrisa triste y suspiró, pasando una mano por su cuello.

—Bueno —susurró—, realmente me alegra que...

—Hidan —Shikamaru entornó la mirada.

—¡Oh! Lo lamento, no es mi intención pero... ¡Ah! —meneó la cabeza—. ¡Demonios, tengo que restregarle esto a Sasori! Seguro se muere de envid-

—Ya lo sabe —Shikamaru rodó los ojos de nuevo, recordando al pelirrojo que tantos dolores de cabeza le había causado antes—. Además... ¿Qué te dije de meterte en problemas ajenos?

—Ey, ey, no es mi culpa que tu rubito le gusten pelirrojos —gruñó al sentirse expuesto por el policía—. Bueno, de todos modos, tú no eres precisamente pelirrojo así que quizá solo estoy encasillando —puntualizó. El pelilargo suspiró.

Hidan lo sabía.

Shikamaru era atractivo como nadie, era inteligente y gracioso, de ahí en adelante cualquier cosa que pudieras esperar de un hombre ya era avaricia de todos modos. Sumándole que era un chico sensible con el porte de un badboy, joder. ¡Ah! Y cocinaba delicioso, ¿había algo en él que no fuera perfecto? Le molestaba y mucho.

INSOMNIA.Where stories live. Discover now