Capítulo 3; Del colgante y helados.

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—Todo a su tiempo...

—¿Y a ti qué bicho te picó? —alzó la ceja viéndole con los brazos cruzados mientras soltaba un suspiro y la observaba en silencio—. Nee, Karin, ¿no crees que deberías salir a pasear o algo? No creo que sea bueno que te pongas a leer tanto tiempo, que no es malo tampoco pero... Deberías hacer amigos-ttebayo.

La pelirroja se acomodó sus gafas y le miró como si él fuera un bicho raro, haciendo que Naruto se removiera incómodo. Él solo estaba sugiriendo que disfrutara un poco su edad, jugar con un par de niños y hacer lo que sea que hicieran los niños de ahora a los nueve años. La duda asaltó entonces su mente, ¿qué hacían los niños de ahora a los nueve años? 

—¿Amigos?

Sabía que cuando él tenía nueve lo único que hacía era ser regañado por sus padres y causarle problemas a Iruka-sensei, además de meterse en problemas junto a Shikamaru, Chouji y Kiba. Sonrió, recordando como Iruka les recriminaba cada vez que se escapaban de clases o cosas así.

—Si nadie de mi escuela le gusta juntarse conmigo —aquello lo conmocionó.

—¿Eh? Quizá si dejaras de jugar a la sabelotodo alguien se te acercaría —Naruto bufó, ella también—. ¿Qué me dices del chico del otro tercero? Creo que le gustas —alzó las cejas sugerente.

—¿Quién? —Karin se mosqueó—. ¿Hablas de Suigetsu?

—¡Ese! El chico que hace gimnasia y siempre está tomando agua, ¿no son amigos? 

—Ya quisiera él —la pelirroja se hizo la indignada, haciendo que Naruto se riera, ahora ella frunció el ceño y se cruzó de brazos, apartando el libro de sus manos—. ¿De qué te ríes? 

—¿Por qué tratas de negarlo? Sé que Juugo y él te consideran su amiga, aunque son una extraña combinación-ttebayo. Un callado antisocial, una cerebrito timída y un tonto extrovertido —puntualizó, mientras sonreía—. Suena a Shino, Hinata y Kiba-ttebayo —entrecerró los ojos, pensando en eso bien.

Karin arrugó la nariz.

—Ya te dij-

—¡Yosh! Está decidido —Naruto la interrumpió, aplaudiendo con fuerza—. ¡Les diré que vengan a la próxima juntada! Seguro que papá estará contento de que veas a tus amigos y... Necesitas una amiga-ttebayo, ¡ya sé! Le diré a Hina que traiga a Hanabi, ¡soy un genio!

Karin iba a refutar hasta que el tono móvil de Naruto la distrajo, él se sacudió completo hasta dar con el bendito celular en el asiento y contestó enseguida. Karin hizo un puchero al ver que ya no le prestaba atención, claro que el rubio ni siquiera la miró.

—¿Diga? —A Naruto le extrañó que lo llamaran.

—Naru.

—¿Shika? —Le extrañó todavía más que fuera Shikamaru.

—¿Sales hoy? —Lo oyó bostezar, haciendo que riera bajito.

—¡No! —se quejó el blondo—. Ni lo sueñes-ttebayo. Tengo muchas cosas que hacer.

—Vaya, tranquilo, viejo —el Nara suspiró. Naruto se sintió apenado por responderle de esa manera, es solo que estaba muerto de nervios por el castigo que todavía no le habían designado y emocionado por la idea de hacer una nueva juntada con su familia y amigos como era costumbre cada mes—. Estoy cerca a tu vecindario, dejaste algo en mi casa, así que pensé en pasar a dejártelo.

—¿Ah? ¿Qué dejé? Si todo lo tenía cuando llegué —Llaves, teléfono, dinero... Su ropa también. No, no le faltaba nada.

—¿Te suena el collar que te dio la abuela Tsunade? —Shikamaru lo había encontrado cuando estaba organizando su cuarto en la casa de sus padres. Luego saldría con los chicos y en la noche iría a trabajar así que para la siguiente mañana volvería a su departamento.

INSOMNIA.Where stories live. Discover now