Capítulo 7; Muñeca.

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El resto de la tarde tanto Kushina como Utakata se la pasaron jugando a las muñecas con Naruto, haciéndole probarse uno que otro conjunto, intercambiando prendas y outfits completos, hasta que dieron con el atuendo perfecto. Naruto estaba aún indeciso.

—Esto es lo que usarás —afirmó emocionada con una sonrisa. Naruto negó—, por supuesto que sí. Es perfecto, ahora ve a bañarte que hoy vamos a convertirte en un modelo internacional, cariño, te ves precioso —Kushina soltó una risita.

—Siento que estás jugando a las muñecas conmigo —se quejó él—, eres malvada, mamá.

—Eres como una muñequita, no puedes culparla —murmuró Utakata con tono burlón. 

—Cállate-ttebayo.

—Muñeca, muñeca, muñeca —siguió riéndose a las carcajadas. 

—Ah, ah. Anda ya, no seas miedoso, Naruto, ¡eres un Uzumaki! —Rodó los ojos, mientras entrecerraba los ojos. Naruto abrió la boca y no se le ocurrió nada pero frunció el ceño.

—¡Ey-ttebayo! ¿Quién dice que soy miedoso? No viene para nada al caso —se cruzó de brazos.

—Pues yo, ¿a quién más ves en el cuarto aparte de Utakata y yo? Tranquilo que si sigues así, el fantasma me dará la razón.

—¿F-fantasma?

—Naruto... ¿Le tienes miedo a los fantasmas? —el menor tiritó inconscientemente y este sonrió con maldad—. Porque si es así debo advertirte, hay fantasmas que no les gustan las personas indecisas como tú en este momento.

—¡Y-ya voy! —tragó fuerte y salió corriendo rumbo al baño. 

Deidara se rió y negó con la cabeza, sentándose en la cama del Uchiha menor y tomando su teléfono mientras esperaba que Sasuke terminara de guardar sus juguetes en el armario, justo en el momento le entró una llamada que le hizo sonreír. Era Sasori, contestó enseguida.

—Dime.

—Tenías razón —suspiró el pelirrojo—, como siempre.

—Lo sé, soy genial —sonrió con prepotencia y luego chasqueó la lengua—. Ey, ¿podrías venir a casa de Itachi cuando termines de trabajar? Está enfermo y tengo que cuidar Sasuke pero no quiero quedarme solito. Sabes que es un niño demonio —bromeó, viendo como el cabeza de pato lo miraba mal, le lanzó un beso fingiendo demencia.

—Creí que para eso había contratado a una niñera que si mal no recuerdo... eres tú —masculló.

—Es niñero —Deidara bufó—, pero no quiero quedarme solito.

—Puedes ir con Itachi y cuidarlo, ¿para qué quieres que vaya? —Sasori chasqueó la lengua.

Deidara trató de no reírse cuando lo escuchó así que solo sonrió. Sasori era así, siempre había sido así, especialmente desde que le confesó que era bisexual. Claro que no es como si no aceptara que era gay en sí, lo que sucedía era que no podía negar que las mujeres eran unas diosas que merecían la adoración de todo el universo. Por supuesto que a Sasori nunca le había molestado cuando salía con una chica, pero cada hombre que lo rodeaba le molestaba a morir. Era extraño, aunque se presentaba especialmente si ese hombre era Itachi.

—¿Estás celoso? —se burló.

Sasori bufó.

—Claro que no —sí lo estaba.

—Saso-chan, ya hemos hablado sobre eso —murmuró—, no voy a... Bueno, en realidad yo sí que le daba y no consejos pero Itachi no quiere. De todos modos, no sería muy respetuoso atacar a un enfermo —se rió.

INSOMNIA.Where stories live. Discover now