Capítulo 9; El policía y el girasol.

201 34 45
                                    

—Mamá, ¿por qué duele tanto si ya no lo quiero?

—Estarás bien, cariño, no llores —lo volvió a besar en la frente—, piensa en que si lloras hoy mucho, mañana te verás feo para tu cita y no quieres que Shikamaru piense mal de ti, ¿verdad? Además... tu padre y yo hemos decidido tu castigo —agregó, riendo—, y que sepas que no puedes ir por la vida llorando por un idiota que no te supo valorar. ¿Okay?

—¡Má!

Kushina rió.

—Ya verás que mañana será un nuevo y grandioso día, hijo —lo besó en la mejilla porque ella sabía bien que el pasado no volvería a atormentarlo a partir de ese día. El teléfono de Naruto comenzó a sonar en ese instante—. Adelante, contesta, cariño.

—Ah, sí —afirmó, agarrando el teléfono en su mano y sonriendo con alegría al notar que era cierto chico de cabellos largos, negros y motocicleta—. ¿Hola? —contestó, casual. Kushina rió al verlo pretender que no había casi enloquecido cuando notó quien llamaba.

—Zorrito.

—¡Que no me digas así! —se quejó abochornado, con las orejas rojas como el cabello de su madre quien se cubrió la sonrisa con la mano—. ¿Pasa algo-ttebayo? —preguntó rápidamente—. Te oyes cansado.

—Ah, sigo trabajando —respondió Shikamaru del otro lado, Naruto frunció el ceño ante eso—, tuve que tomar un par de turnos extras para poder estar libre mañana —explicó enseguida, no queriendo entrar en muchos detalles—. Ya sabes, nuestra... cita —se mordió el labio..

—Nuestra... cita —sonaba bien, tan bien que Naruto quiso repetirlo pero luego parpadeó, pensando en lo que había dicho Shikamaru recién—. ¿Era realmente necesario que tomaras tantos turnos solo por... eso? No quiero que te enfermes-ttebayo. 

Shikamaru frunció el ceño al escucharlo y se incorporó en la silla donde estaba recostado. 

—¿Solo por eso? —Shikamaru sonó tan incrédulo como se sintió—. Naruto es nuestra cita, quiero que sea especial —bufó—. No quiero que haya interrupciones de ningún tipo, mañana quiero ser solo tuyo —murmuró, mientras se lamía los labios—. ¿Tú serás solo mío? —sonrió.

Kushina miró en silencio a su hijo y le hizo señas de que saldría para darle algo de privacidad.

—¿Ah? —las mejillas de Naruto se habían puesto rojas—. S-solo tuyo, eh —una sonrisa brillante.

Shikamaru echó su cabeza hacia atrás en su oficina cuando oyó el nerviosismo en la voz del rubio. Estaba sonriendo, podía sentirlo gracias a su ultra instinto mejorado capturador de sonrisas de rubios ojiazules con tendencias extrañas por el ramen. Quizá sonaba muy confiado pero lo conocía tan bien que lo sabía bien.

Además, Naruto podría confundir a quien no lo conocía bien, pero él sabía que probablemente estaba temblando al decirlo. ¿Admitir que era suyo tan deliberadamente? Naruto era tímido, cuando quería. 

—Suena bien, te tomaré la palabra entonces —se mordió el labio, irguiéndose con una sonrisa que confundió a las personas que pasaban cerca de su oficina—. Entonces serás mío mañana.

—S-sí —Naruto tartamudeó con nerviosismo al pensar en eso—. ¿Y... tú se-serás mío?

—Hasta el último centímetro, zorrito —Shikamaru sonrió con sorna al imaginar lo que seguramente Naruto estaba pensando, probablemente diría que quería matarlo de un infarto pero sabía que en el fondo moría por responderle algo no tan inocente como solía hacer.

—¿Ah? —¿Acaso quería matarlo de un infarto? Naruto agachó la cabeza, era una suerte que no pudiera verlo, pero su mente sin querer lo imaginaba tal y como había descrito—. B-bueno.

INSOMNIA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora