Prólogo.

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—Ey, ¿no crees que es peligroso dormir aquí afuera? —Shikamaru sintió que lo movían, haciendo que abriera uno de sus ojos y se percatara de la presencia de su mejor amigo, Chouji Akimichi. El castaño sonrió—. ¿Otra vez no pudiste dormir bien?

Negó con la cabeza.

—Realmente fue un total fracaso —bostezó—, mi madre tuvo que darme un sedante en la comida para que pudiera sobrevivir a la noche. Hoy tengo turno nocturno en la estación. 

—Amigo, realmente necesitas ir al doctor —le palmeó los hombros—, como sea, ¿qué estás haciendo aquí afuera a estas horas? Son como las cinco de la mañana y este es un parque. 

—Sí, bueno, me desperté temprano y quise venir al parque —Chouji arqueó la ceja y él sonrió—. Naruto suele venir a correr a las cinco y media en semana a este parque —explicó entonces, y Chouji se preguntó si su amigo no encendió una alarma solo para despertarse temprano—. No he tenido mucho contacto con él últimamente. 

Chouji recordó que Kiba le había mencionado algo sobre una fiesta a la que se había negado a ir y el castaño había mencionado que le diría a Naruto para que lo acompañara, así que posiblemente Naruto no iría a correr esta mañana, pero no se atrevió a decir nada. Después de todo, no estaba seguro siquiera de si había aceptado acompañar al ruidoso de su amigo amante de los perros. 

—¿Y esperas sorprenderlo mientras corre y tú duermes en el parque? Además... ¿Desde cuando Naruto es capaz de madrugar? —Chouji destapó un paquete de papitas fritas y lo miró curioso. 

—Con su hermana enferma, acostumbra a hacerlo —murmuró, mirando al suelo—, espero que Karin esté mejor. De todos modos, Kushina-sama los cuida bien mientras Minato-san trabaja. 

—Oh, no sabía eso —Chouji masticó un poco y luego miró al parque, seguramente el rubio no le diría que no a Kiba—, pero parece que no vendrá hoy. ¿Por qué no mejor vas a casa y tratas de dormir un poco? 

—Lo siento, la verdad es que no quiero ir a casa de nuevo —no quería enfrentarse a su madre y el sermón que le daría por irse de la casa sin avisar. No es como si viviera con ellos pero cuando se quedaba a dormir allá, bueno, ella actuaba como que sí—. Y dejé mis llaves del apartamento en la casa de ellos—agregó, suspirando. 

—Shikamaru... realmente eres tonto para ser considerado un genio —soltó una carcajada. 

—¿Tú crees? —sus ojos se posaron entonces en una de las tantas razones por las que Shikamaru Nara era incapaz de conciliar el sueño en las noches. Su sonrisa delató enseguida sus pensamientos.

Naruto Uzumaki. 

El mismo que en ese momento estaba comenzando a estirarse al otro lado del parque para comenzar a correr porque la noche anterior no había podido parar de pensar, y como odiaba hacerlo. Definitivamente no era lo suyo y no lo sería jamás, lo único que pensar le traía era muchas preguntas, pocas respuestas y un sinfín de jaquecas. Suspiró. 

—Demonios, todo es culpa de Kiba —se quejó, mientras se pasaba la mano por el rostro. 

La noche anterior Kiba había llamado para pedirle un favor que lastimosamente él no quiso corresponder, aunque se jactaba de ser super colaborador y siempre estar para sus amigos, esta vez sentía que le había fallado a Kiba de algún modo. 

—¡Oh, vamos Naru! —había gritado cuando le dijo que no la primera vez. 

—No —Naruto bostezó, tenía sueño y el que estuviera a punto de tomar una siesta cuando el castaño lo llamó simplemente había sido coincidencia pero era algo molesto, además ya estaba estresado de por sí—, lo siento, Kiba. Mi mamá me matará si se entera —agregó. Y era cierto. 

INSOMNIA.Where stories live. Discover now