Capítulo 2; Moretones y flores.

415 53 22
                                    

Shikamaru mentiría si esperaba que cualquiera de las cosas que sucedieron esa noche estaban planeadas pero podría confirmar el dicho de que las cosas que no se planeaban salían mejor. Aun así, no quería presionar al rubio y debía pensar muy bien en sus siguientes movimientos.

Con suerte llegaron veinte minutos luego a la casa Namikaze. Suerte y que Shikamaru conducía que daba miedo cuando estaba apurado, Naruto bajó con las piernas entumecidas.

—Me duelen las piernas —se quejó—, es tu culpa.

—Yo no fui el de la idea de hacer ese tipo de cosas —replicó Shikamaru.

Ambos se intimidaron con la mirada hasta que un carraspeo los hizo sobresaltar. Naruto y Shikamaru se pusieron extremadamente pálidos enseguida. ¿Sería este el final de ambos?

—¿Qué creen que están haciendo-ttebane?

—Kushina-san. 

—¡Mamá! —Dios, pero sí que se le había bajado la presión, por un momento creyó que era su padre.

—¿Dónde estabas, jovencito? —arqueó la ceja, mirándolo de arriba abajo con ojos escrutadores.

—En mi casa, buenos días —Shikamaru bostezó—, bien, me voy. Yo sí quiero dormir algo.

—Claro —Naruto se sonrojó y miró a su madre. La mirada de la Uzumaki parecía querer atravesarlo pero no comentó nada al respecto e inflando los cachetes se giró hacia Shikamaru para entregarle el casco tras quitárselo—, descansa, Shika. Dile a tu madre que me perdone por no haberme quedado a hablar con ella.

—No creo que le afecte, pero tendrás que darle un par de explicaciones —aseguró, tomando el casco en sus manos—. Nos vemos, zorrito. Hasta luego, Kushina-san, un gusto verla —encendió el motor. Kushina le sonrió al pelinegro y lo despidió con la mano. 

Los Uzumaki se quedaron viendo como el pelilargo conducía lejos de la calle y luego Naruto suspiró, si se había salvado de un castigo antes, ahora seguro que no lo hacía. Volteó a ver a su madre. La pelirroja tenía una mirada seria y los labios fruncidos, pero su melena estaba en control. Eso era una buena señal, además no tenía ningún sartén cerca, otra buena señal. 

—¿Y bien? Me gustaría tener una explicación de por que tuve que mentirle a tu padre sobre que te habías ido a correr esta madrugada —comentó con los brazos cruzados sobre su pecho. Naruto sintió que le volvió el alma al cuerpo cuando la escuchó decir eso. De lo contrario, si su padre se enteraba que había pasado toda la noche en otra casa seguramente lo enviaba de internado a Narnia—. Entra ya, jovencito, hablaremos esto adentro. ¿Ya desayunaste?

—No, lo siento, nos quedamos dormidos... viendo películas y en el momento en que nos despertamos corrimos aquí, lo siento mucho —claro, películas. Sus orejas rojas podrían haberlo delatado de no ser porque iba caminando atrás de su madre, suspiró cuando entraron a la casa y su madre no dijo nada, Naruto sonrió con nerviosismo—. No era mi intención. 

—Muy bien, te creo —no, no le creía—, sólo diré que una película no te deja esas marcas, cariño.

La sonrisa nerviosa de Naruto desapareció enseguida y se cubrió el cuello instintivamente. Uh, eso había sido jugar sucio, miró a su madre completamente rojo y carraspeó. Kushina solo se rió ante la acción, la forma en que su hijo palideció en menos de un minuto fue impresionante.

—¿Y ahora qué hago? Papá va a matarme...

Oh, kami, ahora su madre no creería que estuvo todo el tiempo en la de Shikamaru. ¿Y si creía que tenía novia y se había pasado toda la noche en su casa? Hizo una mueca inconsciente.

INSOMNIA.Where stories live. Discover now