Él es bueno en las matemáticas y tú, tú... Emm, en algo también has de serlo ¿No?
El amor siempre es complicado ¡Mucho más cuando no lo esperas! Una petición por parte de un profesor, que en un principio aparentó ser la peor, dió paso a lo que poc...
Después del día asqueroso y la tarde rara ya había caído la noche.
Mirabas por la ventana mientras acariciabas a tu mascota.
No podías evitar sentirte nostalgica, a pesar de que la mayoría del tiempo solo viviste desgracias en la academia, una pequeña parte de tí, aun le temía al cambio.
¿Que pasaría de ahora en adelante? ¿Seguirías en contacto con tus amigos? ¿o solo terminarían como amistades pasajeras? Y no solo eso perturbaba tu mente ¿Y que con Sanemi? ¿lograrían pasar la dura prueba de la distancia?
La duda y la inquietud son el peor enemigo del ser humano.
Mañana sería el día, y aún no completabas el desgraciado discurso, el solo pensar en hacerlo te angustiaba más.
"Piensa positivo, piensa positivo"
Al parecer sería una noche muy muy larga.
Poco a poco fuiste tratando de calmar tus pensamientos. Pensar en lo bueno.
Si bien no podías asegurar que todos seguirían juntos después de salir de la academia, tampoco podías asegurar que no sería así.
El cambio no es tan malo después de todo... lo malo es querer aferrarse al pasado.
La vida tiene que transcurrir, tiene que cambiar, para que así tal vez, resulte en algo mejor.
Sonreiste medianamente y tomaste hoja y lápiz para comenzar.
Respiraste profundo e iniciaste.
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Llegaste a la academia, estabas dispuesta a disfrutar este último día al máximo.
— ¡T/N! —Apareció Mitsuri,se le notaba triste, traía ya los mocos colgando.
—¡Mitsuri! ¡¿Que te pasa?! —Indagaste preocupada por su estado.
—Es que... cuando pasa el último día Siempre lloro ¿Ya no te... acuerdas? — Hasta hablar le resultaba difícil.
Eso te hizo recordar, que era algo verídico, ella era una persona muy sentimental y con un corazón muy de "pollito".
La miraste sonriendo.
—Ven —Extendiste tus manos hacía ella —Abrazo— Completaste la frase.
Ella acepto y estuvieron así unos momentos hasta entrar.
— ¡Sanemi! —lo llamaste apenas lo viste mientras caminabas con Mitsuri quien con un pequeño pañuelo limpiaba sus lágrimas.
El se acercó a ambas para saludar, a tí como ya tenía acostumbrado a hacerlo y a Mitsuri, algo incómodo, con unas palmaditas en el hombro para que se calmara.
Como era costumbre el último día no hacían mucho o en algunas clases nada, los profesores al menos eran piadosos con ello.
Estabas sentada en grupo con los dos ya mencionados y Kyojuro.
