Capitulo 13✔️

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—Se supone que iba el templo con Mitsuri...

Hizo una pausa de algunos minutos y frunció el entrecejo en desacuerdo, analizandote de arriba a abajo con la mirada.

—¿Aun con eso? —Cuestionó sin poder creerselo.

—¡Es que no miento! ¡Estos días que he ido al templo el ha dejado de joderme la vida!

—Ya te dije que exista o no, las cosas que nos pasan son solo el resultado de nuestros propios actos. No es su culpa. —Explicó en tono calmo. Era algo maduro para a su edad, claro, dependía también de la situación.

—Venga, ¿Pero y si las desgracias me pasan sin hacer nada? ¿Cual es tu explicación? —Indagaste buscando joder su argumento.

—Simple coincidencia. —Respondio sin inmutarse, era muy bueno para esto.

—No, no, ¡No! —Renegaste agitando cabeza y manos— ¡Todas las cosas pasan por algo! ¡Eso fue una enseñanza de mi difunta abuelita!

El albino suspiró para luego clavar sus serios ojos violetas en tí.

—Si no conocieras la existencia de Dios... Entonces, ¿A quien le echarias la culpa? —Cuestionó arqueando su ceja.

—Eso... Yo. Este...

"Mierda,me rompió el cerebro."

Al ver que quedaste en blanco no pudo evitar reirse. Aquello hizo que se te coloraran las mejillas.

—Ven.

—¿Que? ¿A donde? —Preguntaste de forma rápida por los nervios y sorpresa.

—A cualquier lugar que no sea ese templo mugroso —Sonrió por encima de su hombro.

Más que feliz asentiste y le seguiste.

A pesar de lo que te dijo, no ibas a pensar que lo relacionado con Dios eran coincidencias, después de todo... Te había ayudado por está vez y además, para personas tercas naciste tu.

Ahora se te había ocurrido una buena forma de refutar su anterior argumento. Pensabas que podrías hacerle una pregunta mejor a la que te hizo sobre a quien hecharle la culpa si no existía Dios, el porque él arqueaba el lugar de la ceja aunque no tuviera nada.

Pero, pasada la oportunidad, era un arma secreta que usarías luego. Maldecias el que se te ocurriera buenas respuestas para debates o peleas una vez estos estuviesen acabados.

—¿Quieres entrar? —Indagó el joven señalando un pequeño local de repostería.

—¡Si! se ve bonito —agregaste sonriente.

Entraron y pidieron lo que mas les llamó la atención a cada uno y una vez tomado asiento, iniciaron una pequeña platica.

—¿Al final mejoraste en matemáticas? —Interrogó tomando un trozo de pastel para comerlo.

—¡Sí, bastante! Y todo es gracias a tí —sonreiste— Aunque no soy igual de buena que tu, se lo suficiente como para aprobar la materia.

—Ya veo, eso me alegra.

—¿Como es que eres tan bueno en matemáticas? Se me hace un tanto curioso eso... —Intentaste averiguar.

—Bueno... Tengo hermanos menores y como mamá no todo el tiempo puede ayudarlos yo me encargo de ello. En mi tiempo libre desde casi siempre, suelo estudiar lo más que pueda para estar preparado para enseñarles.

Aquellas palabras te robaron una sonrisa conmovida.

—Entonces es por eso que eres tan bueno enseñando, ¡Se te da muy bien! y bueno... tu motivo es muy lindo —Te sinceraste.

—Gracias... —Agradeció dejando marcar un gesto gentil en su rostro— ¿Tu como vas con tu obra? Si no me equivoco es la misma en la que esta mi hermano.

La última pregunta te tomó por sorpresa, normalmente tratabas de evitar ese tema.

—E-eh, si, es la misma. De hecho el actua como mi padre. Bueno, supongo que... no me va tan mal, aunque siempre estoy peleando con mi compañero, él no me soporta a mí y yo no lo soporto a él. —Explicaste.

El joven te miro un tanto confundido mientras seguía comiendo, al parecer esperando que siguieras con tu relato.

—Varías veces el profesor me regaña porque sueno "forzada y torturada" con cada linea que digo pero, el guión y las escenas son tan incómodos que no puedo evitarlo... Además, para mi desgracia tengo el papel principal. —Te desahogaste sin darte cuenta. Era muy fácil mostrarle tu ser y tus sentimientos a Sanemi.

—¿Y que clase de obra es? Le he preguntado a Genya, pero al parecer le da mucha vergüenza hablar de eso.

"oh no... Hola Dios,soy yo de nuevo"

Te quedaste en blanco unos segundos, pero, al final no tenía caso. De una u otra forma se enteraría.

—Romance... —Pausaste un momento tus palabras— La bella durmiente... de hecho...

Tras escuchar aquello se terminó ahogando con el trozo de pastel que estaba comiendo.

—¡Sanemi! ¡¿Estás bien?!

—S-si, si... —Tosió un poco mas— Se me fue un pedacito —habló en tono bajo por lo ocurrido.

Aquello le sorprendió; ¿Era tal vez porque no quería que tuvieses ese tipo de trato con otro? ¿Porque no quería que besaras a alguien más? inevitablemente los celos se hacían presentes. Aunque no lo quisiera admitir sentía cierto grado de atracción por tí y escuchar eso no le agradó.

Siguieron platicando un poco más, aunque despues de aquello les costó un poco a ambos sentirse cómodos.

Luego de un rato decidieron retirarse, despidiendose así por fin.

—Me agradó mucho pasar el rato contigo... —Dudabas si seguir diciendo lo que querías o guardartelo.

"Este es el momento,no lo tires a la basura"

—Debo confesar... que en realidad me hacía falta estar en compañía tuya —Desviaste la mirada mientras un leve sonrojo aparecía en tus mejillas— Bueno, ¡te veo luego!

No dejaste que él respondiera cuando ya te habías encaminado para irte pero, el peliblanco no te lo permitió tomandote de la muñeca. Miraste sobre tu hombro confundida.

—A mi también. —Contesto en tono seguro.

Si había algo que cabreaba a Sanemi, era perder y definitivamente no te perdería de ninguna forma ante nadie.

El corazón se te aceleró y el Shinazugawa poco a poco empezó a soltarte de su agarre.

—Te... te veo mañana —Se despidió por fin. Estaba actuando de forma muy impulsiva y luego solo quedaba el arrepentimiento de ello.

ONEGAI お願い | Sanemi Shinazugawa. Libro #1Où les histoires vivent. Découvrez maintenant