Capitulo 16✔️

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A pesar de ya haber pasado aquel momento tan tenso y amargo, aún el corazón te latía a mil por mil.

Claro, cualquiera en esa situación con esos dos no hubiera dudado ni un segundo en salir corriendo. Por una parte, te había alegrado el hecho de que Sanemi había estado dispuesto a protegerte pero por la otra... Te sentías un tanto mal por como acabo todo, indirectamente le habías metido en un problema.

Levantaste tu mirada para observar al azabache y notaste como hasta en su caminar se notaba que no andaba de buenas.

—Tu... ¿Estas bien? —Preguntaste dudosa por la mala respuesta que muy probablemente podrías recibir.

El te ignoró. No fue hasta unos momentos después que decidió entablar palabra.

—¿Que mierda hacías con ese imbécil? —Su tono era molesto, más de lo normal.

—¿Y eso a ti que te importa? —No dudaste en cuestionarle.

—¿Que qué me importa? —Repitió sin creerselo— Ja, ¿No eres consciente de la maldita situación que acabo de pasar? Todo por andar como un perro detrás tuyo. —Exclamó aún visiblemente enojado, ese enojo iba en aumento con cada palabra que intercambiaban.

—¿Es culpa mía acaso? —Contraatacaste firme—"Si piensas hacerte la víctima conmigo, no funcionará, no hay ser más victimista que yo." —Yo no fuí quien te mando a buscarme y en todo caso, nunca te hubiera tomado como primera opción. —Finalizaste.

El subió su entrecejo y paró su andar para mirarte, no tenía algo con lo cual escudarse, era inútil.

Le sacaste la lengua al ver que lo dejaste sin argumentos mientras que él se contuvo para no decirte hasta del mal que moririas.

Tomó aire para calmarse y poder hablar sin insultarte, sorprendentemente.

—Mira, hagamos esto fácil para ambos. No quiero hablar contigo a menos que se trate de las malditas palabras que compartimos en ese guión. —Cruzó sus brazos esperando una respuesta por tu parte y al no conseguirla, continúo— Bien, así está mejor. En dado caso de que al profesor le de la gana de mandarte a buscar conmigo no lo haré, así que trata de estar alerta y mantenerte cerca. No vas a contar conmigo. —Se giró y siguió su rumbo, empezando a actuar como si no existieras.

“Me pregunto que se cree este... ¿La heladería Kreisel supra que hace helados de verdad en pocos minutos? Cómo para pensar que lo necesito en mi vida, ja.”

Apresuraste tu caminar para llegar cuánto antes con el profesor y librarte de semejante bestia.

El pelinegro tocó la puerta de la sala de profesores y al oir un "pase" abrió esta para que ambos pudiesen entrar.

—Ya la traje, ¿Que quiere? —Preguntó altanero como de costumbre. Sin dar muchas vueltas.

—Que carácter... —Comentó con burla el mayor para luego reposarse en su escritorio— La cosa es simple, ninguno de los dos está haciendo las cosas bien. Por eso los cité a ambos para hablar de ello.

—¿Qué? —Murmuraste confundida.

"¿Hasta ahora se da cuenta?"

—Lo que dije. Lo repetiré si es necesario. Estan haciendo las cosas mal. En teoría... Ustedes dos no se estan tomando en serío esto y seré sincero, eso me molesta. A ninguno de los dos se les obligó a estar en mi clase, ustedes lo eligieron, ya sea por "facil" o por lo que sea que hayan escogido estar dentro.

—Cuando dice fácil de seguro habla de ella. —Te señaló sin pena y sin dudarlo ni un segundo, seguro de pequeño era el soplon del salón— Yo solo estoy allí porque era la única clase extra que aún no estaba llena. —Tras lo dicho le frunciste el ceño en molestia pero, no podías refutar ni negarlo.

—Eso ya lo dije, no me importa el motivo, lo que me importa es que ahora ustedes son mis protagonistas, ¿Esta bien?

Ambos asintieron.

—Entonces si creen que esta bien... ¿Por que razón ninguno se esfuerza en siquiera actuar bien? Entiendo que se odien, eso me da igual no tiene que ver conmigo ¿Pero saben que si tiene que ver conmigo?

Asintieron una vez más.

—Exacto, LA OBRA. —Recalcó en tono alto— Mi trabajo y desempeño como profesional es juzgado mediante esto, si no funciona... —Dio un aplauso— ¡Facil! pierdo mi trabajo y alguien toma mi lugar con una clase extra nueva. No voy a permitir que eso pase. Hasta ahora mi mayor problema son ustedes dos y el niño tomate.

El azabache rodó los ojos, lo cual no pasó desapercibido por el mayor.

—Eh, tú. —llamó su atención— ¿Te crees muy macho no? —Preguntó retóricamente, subiendo su entrecejo— ¿Pues sabes que? Yo soy mucho mas macho. Ahora vas a practicar con ella fuera de los ensayos —Dejó salir por fin a la luz el motivo de su llamado.

ONEGAI お願い | Sanemi Shinazugawa. Libro #1Where stories live. Discover now