—Yo me encontré otra vez con esos ancianos horribles —Everard refunfuñó, masticando el hielo de su vaso vacío— Estaban diciéndome que les debía mi vida y lealtad cuando llegué, tratando de lavarme el cerebro para hacer su trabajo sucio y matara a alguien.

Sigourney le dio una descuidada palmada en la cabeza sin siquiera mirarlo. —Tenemos tres días para superar cualquier trauma, aprovechen bien su descanso.

—Sí, señora.

Ugghhh, no me llamen así, la mayor aquí es Agne.

—Tampoco me llamen señora, por favor, no estoy casada-

—De cualquier manera, nada va a ser jamás tan malo como cuando desperté en un laboratorio subterráneo amarrado a una mesa.

—Por dios.

El viaje entre dimensiones era peligroso. Tenían reglas que seguir para no afectar la estabilidad de los mundos en los cuales viajaban, así como mantener a salvo sus propias mentes. Verás, no viajan ellos completamente, sino, el Dispositivo Iateger era capaz de llevar sus consciencias a través de las delicadas burbujas que separaban los universos unos de otros.

Cosas que tener en cuenta eran:

    - Siempre vas a despertar en tu propio cuerpo sin importar dónde o cómo esté.
    - Tu verdadero cuerpo va a desplomar su actividad cerebral a un nivel similar al del sueño profundo mientras tu consciencia esté fuera de él.
    - Morir en otra dimensión implica la pérdida total de ti; tu cuerpo inmediatamente caerá en estado de muerte cerebral y sus contratos dicen que, de pasar eso, serán desconectados inmediatamente.
    - Tener un accidente viajando por dimensiones provocará la dispersión de tu consciencia por todas las realidades por la que hayas viajado. A menos que seas muy importante, se iniciarán protocolos de recuperación.
    - El dispositivo Iateger que te ha sido asignado irá con tu consciencia a donde vayas, si le pasa algo, corres el riesgo de quedarte varado donde quiera que estés.
    - Si no existes en ese mundo por cualquier motivo, serás incapaz de entrar.
    - Siempre llegarás a un tiempo paralelo al de tu mundo de origen.

Había muchas prohibiciones en general, particularmente relacionadas con hacer familia o insistir en volver continuamente al mismo mundo, pero nadie las consideraba injustas- después de todo, nadie querría robarse una vida feliz a sí mismo teniendo buena moral; por más tentador que fuera, muchos de los que tenían labores en otros mundos, solían preferir regresar para buscar a quienes conocieran en este mundo.

Caso de Evan- por ejemplo, quien, eh... Bueno.

Se había enamorado de un chico de otra dimensión.

Específicamente, el mundo 2825.

Había sido cuando Evan ya llevaba casi cinco años trabajando en la Agencia de Seguridad Interdimensional y tres años viajando, asignado al deber de recuperar un dispositivo olvidado por el equipo de recolección de otro escuadrón; siendo que la limpieza era su especialidad, se metió en la cápsula que conservaría su cuerpo sano mientras él estaba fuera como siempre lo hacía.

Decir que grande fue su sorpresa cuando despertó en una cama grande y cálida -envuelto en sábanas y con los brazos y piernas de otra persona alrededor de su cuerpo desnudo- sería una quedarse corto.

Hay constantes en cada mundo que visitas, constantes como que "siempre existen las mismas líneas de sangre sin importar la realidad", su madre siempre era Marlena, su padre Johan y sus hermanos mayores Aren y Noah, "siempre la misma diferencia de edad", "siempre tienes el mismo rostro, el mismo color de ojos y la misma personalidad" incluso si tu carácter era deformado por las condiciones en las que vivieras.

DisyunciónWhere stories live. Discover now