Capítulo 6

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Rompiendo la conexión de miradas que tenían, Seokjin habló.

- No esperaba su visita, príncipe Jungkook.

- Era de suma importancia, pero lamento la imprudencia.

- No fue lo que quise decir - murmuró para luego tomar asiento frente a Jungkook - de haber sabido que vendría podría haber pedido que preparen algo para usted.

- Descuida, he sido bien recibido. No planeé tener una visita demasiada larga. Aún tengo deberes que cumplir.

De pronto la conversación se vio interrumpida por una empleada de la casa.

- Su majestad, mi señor - saludó con nervios - su padre envía té y algunos bocadillos para que puedan compartir.

Dejando la bandeja en la pequeña mesa, sirvió ambas tazas con el líquido rojizo, y se retiró con prisa. Y es que, por alguna razón, el aura allí dentro era tensa.

Ambos bebieron de la bebida en silencio y calma. Parecía una escena de prometidos que solo compartían juntos.

Seokjin sabía a qué había venido Jungkook, y aunque hubiese querido echarlo de su casa y tratar de persuadir a su padre, sabía que no podría hacer eso, además que sería en vano. Nada podría hacer retroceder a su padre. Tampoco entendía por qué el príncipe se aferraba a la idea de casarse con él. Estaba seguro de que no era mejor que los demás hijos de aristócratas.

- Joven Kim, ¿fueron de su agrado los obsequios enviados?

Los libros.

Ciertamente, Seokjin había pasado día y noche leyendo los libros enviados. Algunos consideraban que las mujeres y donceles no necesitaban estudiar, ya que su destino era la procreación, por lo que eran muy pocos los que tenían acceso a estudios o continuar con ellos. El poder tener acceso a ello, era algo de lo que siempre estaría agradecido.

- Así es, se lo agradezco mucho, príncipe Jungkook. Algunos libros ya había tenido la oportunidad de leerlos en el extranjero, pero el tenerlo en mi hogar es un gran honor. Y aunque las constantes entregas por parte de servidores del palacio real, alborotaron un poco la ciudad, creo que será olvidado.

La gente había empezado a murmurar acerca del próximo matrimonio, afirmando que se casarían cuando llegase el otoño. Incluso amistades cercanas a Seokjin le preguntaban con algo de vergüenza, si ello era cierto, a lo que él solo negaba tales rumores.

- Mi intención sigue en pie. Aún tengo la intención de hacerte mi esposa. Es por ello que he venido a tu hogar, para pedir tu mano a tu padre.

Y Seokjin era consciente que su padre no había rechazado tal petición, por lo que en estos momentos se sentía rodeado en un agujero, sin ninguna salida a la cual huir. Arrinconado y atado de manos. No podía contradecir la palabra de su padre.

- Entiendo.. entonces no hay nada más que decir, ¿verdad? - en su rostro había una pequeña sonrisa de tristeza y resignación.

Solo en ese momento, Jungkook se cuestionó si lo que estaba haciendo era lo correcto.

- Seokjin, podrás continuar con tu vida dentro del palacio. No pienso arrebatarte tu libertad de hacer lo que desees.

- Pero ya me está arrebatando la oportunidad de amar. Usted no me ama, y yo tampoco a usted.

- No tenemos que obligarnos a amar.

Jungkook no entendía el trasfondo de la palabra. O simplemente que implicaba amar. ¿Alguna vez había sido amado?

- ¿Por qué yo? ¿Por qué me eligió a mí?

Después de unos minutos de silencio, respondió.

- Te lo diré después de casarnos.

Luego de agradecer por el té, se puso de pie y se marchó en acompañamiento de los guardias del palacio.


























Después de aquel día, se anunció el compromiso entre el príncipe Jungkook y el único hijo de la familia Kim.

El pueblo comentaba en que la decisión había sido sabia y correcta, otros no se mostraban convencidos, y algunos rechazaban la idea.

El consejero Cho le decía que el recibimiento del pueblo había sido neutral, ya que se esperaba que se casara con alguno de los hijos de los miembros del consejo, ya que había tenido más cercanía con ellos en el pasado. Y fue por ese mismo motivo que nunca los elegiría. Jungkook al ser el segundo príncipe, se relacionó con varios jóvenes de alta cuna y no podía opinar que eran más que seres repugnantes y ambiciosos. Claro que él tampoco se consideraba mejor persona, después de todo estaba obligando a alguien casarse con él, pero por lo menos procuraría que Seokjin tenga un buen futuro, aunque eso no era lo que el joven anhelaba.

Aun así, los preparativos para la boda y posterior coronación, habían iniciado.

Jungkook pasaba todo el día viendo y revisando asuntos del reino, viajando y recibiendo visitas. Pero un día que estuvo en casa revisando algunos papeles, fue visitado sorpresivamente por su hermano menor.

- Hermano, es bueno verte en casa. Los asuntos del reino y preparativos para tu boda te han mantenido muy ocupado.

- Son deberes que cumplir, Yoongi.

- He oído que tu prometido es querido en su localidad. Deber ser una persona carismática.

La mención de Seokjin hizo a Jungkook dejar de ojear los documentos sobre su mesa.

Habían pasado unas semanas desde la última vez que lo vio. Solo recibía noticias por parte de un mensajero que enviaba algunos días en la semana. El saber que estaba bien, era suficiente para que pueda seguir trabajando con tranquilidad. Aunque aún no se habían casado, era consciente de que Seokjin era su nueva responsabilidad. Habían habido diversos casos en los que a pedido de reinos enemigos, se mandaba a asesinar a la reina de alguna nación, inclusive a los hijos destinados al trono. Estaba seguro que no tendrían piedad en cortarle la garganta a un pequeño doncel. No quería que Seokjin corra con ese peligro.

-Seguro que lo es - murmuró para seguir con sus deberes.

Yoongi cayó en la duda con la respuesta de su hermano. Desde que regresó, siempre había recibido un trato cortante y distante, pero su última respuesta lo había dejado pensando acerca de su reciente compromiso y del tipo de persona que había cautivado el corazón de su hermano.






















Los días corrieron sin paciencia, y la fecha elegida se iba acercando.

Una semana antes de la ceremonia, Seokjin tendría que mudarse al palacio real para que pueda iniciar su nueva vida como parte de la familia real.

El pueblo había empezado a organizar la decoración para las calles donde se  celebraría la unión que se realizaría en el palacio real.

Todos a su alrededor parecían felices y emocionados.

Seokjin estaba cada vez más nervioso, y había empezado a desvelarse por las noches. Su madre al darse cuenta de ello, empezó a llevar té para que lo ayude a relajarse y descansar por las noches, ya que el seguir ese ritmo afectaría su salud. Pero eso no siempre funcionaba. ¿Quizás eran los nervios? ¿El miedo?

En medio de una noche, salió de su habitación y se sentó en el suelo de madera. La brisa se encargaba de revolotear sus mechones de cabello y se sentían como una caricia.

Muy pronto estaría casado. Como tanto había soñado, pero no de la manera en que su corazón había anhelado.

¿Acaso fue un tonto por algún día pensar que se casaría y tendría una familia feliz? ¿Acaso fue demasiado ambicioso?

¿Fue estúpido anhelar algo así?



























Two reasons ♧ KOOKJIN ♧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora