Capítulo 3

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Cuando la tragedia se posó en el reino de Moonbyul, los habitantes, además de quedar en profunda tristeza, se preguntaron, ¿ahora que sucedería con el futuro de su reino?

Pasado un tiempo, desde el palacio real se anunció que el actual sucesor sería el príncipe segundo, Jeon Jungkook. Un joven conocido por sus habilidades de combate, y actuar recatado y sin emoción aparente. Algunos se atrevían a decir que parecía un muerto en vida, pero un muerto no podría matar a cinco enemigos con tan solo blandir la espada. Era elogiado por ser un gran combatiente a su edad de veintidós años, pero también comparado con sus otros dos hermanos. Un eclipse perfecto.

Conforme fue creciendo, fue visto en menor frecuencia. Algunos relatan que a partir de la muerte de la reina, este se confinó en las paredes del palacio y se dedicó a practicar su combate, ya que en verdad su madre fue asesinada por un bandido infiltrado en el palacio.

Lo cierto era, de que el hombre que se convertiría en el próximo rey, era un personaje enigmático que era blanco de cientos de especulaciones, pero respetado por su coraje con el que lucha por defender cada parte de su territorio.

Poco tiempo después que se anunciara la noticia del nuevo sucesor, se compartió que el palacio real estaría aceptando propuestas de matrimonio de doncellas y donceles que estén dispuestos a cargar con el cargo de reina y esposa real, para mandar junto al futuro rey. A pesar de todas las creencias, al palacio llegaron muchas ofertas en los primeros días, y en los próximos llegaron más del exterior. Solo se aceptaban ofertas de funcionarios de alto cargo, personajes influyentes en la política y comercio, hijos de la nobleza y realeza dentro y fuera del reino. Aun así hubo aquellos que en conversaciones compartían su deseo de casarse con el segundo príncipe, aunque su estatus no se los permitían, era agradable compartir anhelos.

Desde aquel anuncio, muchos esperaron expectantes el siguiente paso que daría la familia real para concluir con el casamiento y ascenso del segundo hijo del rey. Pero había pasado un año desde aquel momento, y el pueblo como los nobles empezaron a creer que todo ello se había tratado de un engaño o un juego. No hubo ninguna decisión tomada por el rey ni por su hijo.

En aquel tiempo, el príncipe Jungkook había huido de la idea de contraer matrimonio, y había empezado a investigar junto al señor Cheol, un erudito en temas políticos. Quería averiguar la manera de derrocar la ley que se le imponía a la familia real para poder tomar el mando, por el cual su antepasado había aceptado y jurado su cumplimiento por todas sus próximas generaciones. Ciertamente, la tarea se había tornado complicada, recibiendo negaciones y poca ayuda que en realidad les pueda servir. El tiempo había volado y no habían conseguido información o argumentos que puedan ayudar a evitar su aparentemente evidente compromiso.

Su padre cada vez enfermaba más. Sus tareas habían sido relegadas, y dependía del apoyo del consejero.

Los dos príncipes, hijos menores del rey, acordaron tomar cargo de las tareas del rey y por el momento, suspender las sesiones con el consejo. Su padre no despertaba por más de dos noches, y a pesar de que seguía respirando, no sabían por cuanto más.

En una noche dentro del palacio, el rey despertó después de cinco noches, y el padre llamó a su segundo hijo.


- Hijo mío, acércate, por favor.


Con una inclinación, Jungkook se acercó a su padre.


- El consejero Cho me dijo que aún no has tomado una decisión. ¿El tiempo y las circunstancias no son suficientes para haber tomado ya una decisión?

- Padre, yo aún requiero de un poco más de tiempo.

- Quisiera dártelo, hijo mío, pero ya no hay. También quisiera poder darte esa libertad que tanto buscas y ansias, pero yo nunca pude encontrarla.. solo caminé en un lugar vacío.. fuera de estas paredes, se encuentran personas que dependen de nosotros de las decisiones que tomemos.

- Lo sé padre, Hoseok siempre me lo recordaba.

- Así es.. los sacrificios son parte de la vida.. ahora es tu turno tomar el tuyo.


Después de la conversación que tuvo el rey con su segundo hijo, su último hijo entró al dormitorio a saludarlo.

El tercer príncipe, Jeon Yoongi. Era conocido por el pueblo por ser el pequeño Yoongi, siendo casi una réplica a la difunta reina, combinado con el carácter reservado del rey. Debido a que fue el hijo menor, fue prácticamente la última opción como sucesor, por lo que todos creían que solo quedaría como príncipe, así que fue mimado por los habitantes y personal que residía y trabajaba en el palacio. Poco después de que su madre partiese, el último príncipe abandonó las comodidades de su hogar para viajar al extranjero a completar sus estudios, donde desarrolló su amor por la pintura. El pueblo poco a poco lo fue olvidando, hasta qué reapareció con la muerte de su hermano mayor, y desde ese momento volvió a residir en el palacio. Se dice que desde dicho acontecimiento, el hijo menor empezó a entrenar con la espada y tiro en flecha, siendo elogiado por el equipo de seguridad del palacio real.

La relación entre ambos hermanos, era complicada.

El sentimiento que compartían cuando eran niños, no era el mismo que el de la actualidad. Aquello se había tornado así, debido a que, cuando habían pasado cuatro años desde la partida del príncipe Yoongi, Jungkook le escribió una carta a su hermano menor, pidiéndole que vuelva tal como le había prometido, ya que le hacía falta. Aunque expresó todos sus sentimientos en la carta, su hermano no respondió hasta dos meses después con un «No pienso volver nunca más, mi lugar no es ser miembro de la familia real».

Aquellas palabras hirieron profundamente el corazón de Jungkook, puesto que siempre tuvo la esperanza de que su hermano volvería, pero su mensaje había sido claro. A pesar de que le escribió más cartas, ninguna de ellas fue respondida. Desde ese momento, la relación entre ambos hermanos se vio empañada por una tragedia que había azotado las puertas del palacio.

A pesar del esfuerzo del hermano mayor por llevar consigo las esperanzas, sabía que todo había cambiado desde aquella mañana en la que los príncipes menores visitaron la habitación de su madre, para ver que esta se había quitado la vida colgándose desde la viga de su dormitorio.

Aquella escena fue vista por ambos, aunque Jungkook trató de tapar la vista de su hermano menor para que no vea la crueldad de la escena, los hechos eran claros. Su madre estaba sin vida, colgando en medio de su habitación con la bata que siempre usaba para ir a dormir.

Lo ocurrido había sido declarado en puertas cerradas como un suicidio, pero compartido con la población como una muerte por enfermedad. Esto a pedido del padre de la joven, que pertenecía a la nobleza de un reino vecino, que gracias a dicha unión, consiguieron como alianza. Aquel acto de suicidio era tomado como una cobardía para la nobleza, por lo que sin decir más, los padres despidieron a su hija con amargura y tristeza, mientras que sus hijos lloraban su pérdida.

Yoongi al poco tiempo empezó a sufrir de pesadillas por las noches, por lo que el rey decidió que lo mejor sería enviarlo por un tiempo al extranjero, así que, con pena, despidieron al menor de la familia real.

En aquel tiempo, Hoseok ayudó a su hermano a sobrellevar todo lo ocurrido con entrenamientos de combate y asuntos del reino. Aun así, la sonrisa tierna que alguna vez compartió Jungkook, nunca volvió.

Todo fue mucho peor cuando se enteró cuál fue el motivo por el que su madre había decidido acabar con su vida.






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