XVI

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Se mantuvieron por algunos minutos en esa posición, el albino intentaba tranquilizar a los pensamientos volátiles de su cabeza, siendo reemplazados rápidamente por las palabras suaves que susurraba el contrario.

El albino se sentía ocultamente maravillado del confort que podía proveer el contrario con algo tan simple, pero a la vez tan personal, era casi un capricho infantil que había desarrollado cuando eran más jóvenes y el único lugar de seguridad eran los brazos del contrario, después de todo las cosas no parecían haber cambiado demasiado.

Hubiese deseado mantenerse en aquello más tiempo, pero aquel sentido de la responsabilidad que había adquirido desde que cuidaba del menor era persistente, se separó lentamente mientras se encontraba avergonzado, todo era mucho más fácil con el alcohol dándole coraje.

—Vaya, parece que Farfa ya se ha ido a dormir— Conociendo lo que sucedería después, el azabache decidió hacer todo el proceso más fácil para el albino, obviando el tema como al contrario le fascinaba hacer—

—Jo, deberías haber ido con él— Murmuró mientras sobreponía la estoica fachada en su rostro—

—No lo creo— Respondió mientras salía de la habitación— Los chicos quieren verte ¿Vienes?— Al notar la duda, añadió— Podrías considerarlo una prueba para no caer en la tentación—

—Venga, que no los he visto en un tiempo— Mientras esperaba que Rich saliese, prosiguió— ¿En casa de quién?—

—Tonacho— Después de asegurarse que el menor se encontraba en su habitación y un rápido aviso siguió al más alto— Está muy emocionado con su aprendiz—

—Con lo intenso que es con sus mecanismos— Suspiro divertido—

—Que el niño no se queda atrás— Compartieron algunas risas— Son tal para cual—

—¿Los has conocido?— Cuestiono, refiriéndose a los aprendices de su grupo más cercano—

—A algunos de ellos, he conocido a un tío muy majo, es el maestro del hermano de Farfa—

—¿Un hermano? Es raro que no adoptases a ambos— El contrario le dirigió una mirada que no supo interpretar—

—Lo intente, pero él ya lo había tomado— Se tomó algunos segundos antes de añadir— Podría agradarte, lo llaman Maldito—

—No he escuchado de él— Se mantuvo pensando algunos segundos— ¿Ha llegado gente nueva?—

—Bastantes sí, no los conozco a todos, pero es agradable ver caras nuevas— Ante la expresión del albino intento motivarlo— No son los ancianos tradicionalistas, ya sabes—

—Si claro— Murmuro algo contrariado, solo podía pensar en nuevas personas con las que tendría que lidiar cuando se viese en público— Gente nueva no es algo que me emocione precisamente—

—Venga ya, ¿Te asustan?— Intento picarle mientras el albino solo bufaba— ¿Cuánto tienes? ¿12?—

—No importa, tampoco es como si vaya a hablar con ellos—

Mantuvieron la conversación constante, debían recorrer un largo tramo, así que tendrían demasiado tiempo para compartir ideas y pensamientos.

—La que me va a caer cuando se enteren de todo— Suspiro cuando se encontraban esperando a que atendiesen la puerta—

—No es como si no lo supieran ya— Ante el gesto de mortificación en el rostro añadió— Ya sabes, no es muy común tener a dos cuervos albinos en un mismo distrito—

—Vaya mierda— Antes de que el contrario intentara confortarlo con sus palabras las puertas se desliaron revelando una pequeña figura que inmediatamente desvió la vista intrigado por el albino, y cuando pareció recordar inclino la cabeza en una pequeña reverencia mientras los dejaba pasar— Ahí vamos de nuevo—

Cuervo albino •EliteCraft•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora