Cuervo albino •EliteCraft•

XIV

Sin mediar ninguna palabra, el más joven se adelantó para tomar un baño, por su parte Killer se dirigía a la zona de la cocina dispuesto a preparar la cena mientras podía meditar sobre las acciones que debía tomar, las palabras del azabache se mantenían frescas en su cabeza.

Analizo con calma su situación, fue entonces que ciertas actitudes que tomaba el menor parecían cobrar sentido, intentaba casi siempre encargarse de algunas tareas e incluso lo cual el había calificado como "Modo sombra", ya que había notado que el más joven usualmente intentaba pasar desapercibido, solía mantenerse en silencio cuando estaban en la misma habitación y aunque estas actitudes habían mermado con el tiempo, parecían insistentes en permanecer.

Por una parte podía entender esos comportamientos, quizá se debía al modo de vida solitario y oculto que parecía estar destinado a ellos, por lo cual intentaba evitar las incomodidades para el pequeño.

No era especialmente bueno con las palabras, y tampoco tenía planeado abordar al pequeño como lo hacía con Rich, temía presionar demasiado, quizá pudiese quebrantar el fino hilo de confianza que comenzaba a unirlos, se dio una bofetada mental, recientemente se había visto rodeado de niños y se sentía estúpido al sentirse de alguna manera intimidado por ellos.

La voz tranquila de Conterstine lo había despertado de su ensoñación, no había entendido las palabras que había mencionado, el ardor agudo tardo apenas unos segundos en hacerse presente, bajo la mirada rápidamente, un corte no demasiado profundo se extendía por uno de sus finos dedos.

Dio media vuelta para dirigirse al baño, más la expresión que tenía el rostro del pequeño lo detuvieron por completo, tenía los ojos abiertos en toda su capacidad, podía ver la mortificación en su mirada, una vez más aquella salvaje expresión de desesperación se enmarcaba e sus facciones, tenía la mirada fija en los finos hilillos de sangre que emanaban de la pequeña cortada.

—Conter— Le llamo, intentando tomarlo por un hombro, pero el menor retrocedió, —No es nada—  No obtuvo respuesta, el menor parecía totalmente descompuesto, esto alerto al más alto, temía que se desmayase por lo cual se apresuró a tomarlo por ambos hombros, dejando pequeñas marcas carmín en el proceso el yukata que vestía el menor.

La mirada del pequeño vacilo, pestañeo un par de veces, aun siendo sostenido por el más alto, sus piernas tambalearon débilmente, para posteriormente desplomarse, su cuerpo se apoyó en el más alto, quien cada vez estaba más confundido.

Sin una idea mejor, simplemente decidió dejarlo descansar, lo tomo en brazos con cuidado, la ligereza de su cuerpo seguía sorprendiéndole, lo llevo a la habitación que compartían, preparo su futón y con cuidado lo arropo.

La imagen de cómo lo encontró repentinamente acudió a su mente, tirado como si no fuese más que un desperdicio, la suciedad y la sangre cubriendo la pulcritud de su cuerpo, aparto rápidamente los pensamientos mientras salía de la habitación, tras cerciorarse de que no tuviese fiebre.

Se dirigió a la cocina, apenas había comenzado con su preparación, por lo cual simplemente volvió a guardar los alimentos y en su defecto rebusco entre algunos cajones hasta encontrar lo que estaba buscando, una botella de sake.

Los pensamientos una vez atestaban su mente, palabras que no quería oír, sus propias inseguridades reptando por su cabeza, apoderándose de todo e intentando convencerlo de que todo era su culpa, no se molestó en tomar un platillo, inclino la botella sobre sus labios y dio el primer trago, sintiendo como el calor le recorría la garganta.

Después de algunos sorbos más y a medida que el alcohol se fundía dentro de sí, los pensamientos comenzaron a verse borrosos, se sentían ligeros y los podía apartar con facilidad, podía ver los copos de nieve caer, ganando fuerza a medida que la noche transcurría, quizá fuese por el licor que inundaba su sistema, más no podía sentir su frialdad.